Jalisco

Persiste el autogobierno en el penal de Puente Grande

La directora de reclusorios confirma que hay liderazgos en este centro penitenciario, pero asegura que la autoridad tiene el control

GUADALAJARA, JALISCO (25/ABR/2013).- La figura de autogobierno en el compjo penitenciario de Puente Grande subsiste. Aunque hace tres años (mayo de 2010) se ventiló que existían “líderes positivos” que ejercían control entre los internos de la prisión, éstos aún no han logrado ser erradicados. La nueva administración de penales en Jalisco, a cargo de Marisela Gómez Cobos, acepta que aunque no es de presumirse, es un fenómeno que no logra ser controlado.

“No pudiéramos hablar que está el autogobierno totalmente controlado. Tampoco es de presumir, pero en la medida que nosotros vayamos ampliando nuestras actividades, los internos van trabajando de la mano con nosotros”.

Tras una visita guiada al núcleo carcelario, que organizó la Comisión de Readaptación Social del Legislativo estatal (presidida por el diputado Víctor Manuel Sánchez Orozco), Gómez Cobos afirmó que aún hay “algunos liderazgos” en los centros.

No obstante, dejó en claro que son las autoridades quienes tienen el control de las prisiones, y que no hay un solo interno que pueda imponerse a los directores a su cargo. “Somos quienes tenemos el control de los centros. Tenemos gente preparada en las direcciones, capacitada. De ninguna manera considero que (la operación de Puente Grande) esté fuera de nuestro control”.

Para asegurar que el fenómeno ceda fuerza, y sean las autoridades quienes tengan la confianza de los internos del penal, Marisela Gómez ha emprendido una simple estrategia que pretende reivindicar el trato entre ambas partes: garantizarles el derecho de audiencia.

Antes, expone, había internos que tenían más de dos años solicitando un diálogo con las autoridades. Hoy este se realiza constantemente. “Conocemos a muchos internos ya; estamos dando audiencias. Es un aspecto muy importante: que la autoridad tenga atención con los internos. Ésa es una labor fundamental; si no ingresamos y platicamos con los internos, si no atendemos sus demandas, entonces ¿quién lo va a hacer? Por eso ellos toman el control”.

“Líder positivo”


La figura de líder del autogobierno, al menos en el penal preventivo de Puente Grande, se atribuyó en su momento al fallecido Miguel Ángel Zazueta Ontiveros, mejor conocido como “El Mike”, a quien le fueron encontradas armas de fuego, droga y equipos de comunicación, durante un operativo aleatorio (conocido en el argot policíaco como “zorra”) practicado el 6 de mayo de 2010.

En su momento, “El Mike” fue calificado como un “líder positivo” por el director de la desaparecida Dirección General de Prevención y Readaptación Social (Digpres), José González Jiménez, quien incluso aseguró que el autogobierno es un fenómeno cuya presencia no es privativa de Puente Grande, sino que es probable que tenga presencia en todos los penales del país.

QUIEREN QUE ENCARCELAMIENTOS SEAN EXCEPCIÓN Y NO REGLA
Impulsarán juicios orales para despresurizar cárceles


Es en el Congreso del Estado, y no en el Ejecutivo estatal, donde se encuentran los últimos temas a afinar para que se pueda solucionar el problema de sobrepoblación y hacinamiento que padecen diversos centros carcelarios de Jalisco; específicamente el penal de Puente Grande.

El diputado presidente de la Comisión de Readaptación Social en el Poder Legislativo, Víctor Manuel Sánchez Orozco, quien organizó una visita a las instalaciones del núcleo carcelario que se halla en Tonalá, expuso que hay total voluntad política para abatir el hacinamiento y aseguró que impulsará la figura de juicios orales para que los encarcelamientos sean “la excepción y no la regla”, en aras de comenzar a despresurizar la prisión metropolitana.

Dijo a la directora de reclusorios en Jalisco, Marisela Gómez Cobos, que al realizar este tipo de visitas el Congreso no tiene por intención reclamar la desatención a este tema, sino ayudar, pues el problema de Puente Grande “no es nomás de la Fiscalía General o la de Reinserción Social”.

Sánchez Orozco recorrió, en compañía de otros diputados de la comisión que preside, tanto el centro preventivo (donde están recluidos quienes atraviesan su proceso penal), como el de readaptación social (donde se encuentran los sentenciados) y el complejo femenil. Sus impresiones fueron negativas respecto a la cantidad de personas que, debido a la sobrepoblación, están obligadas a dormir en el suelo.

Ya la anterior Legislatura había realizado un recorrido similar por diversos penales del Estado. Y a casi tres años de distancia (el recorrido se realizó en mayo de 2010), poco cambiaron las condiciones de Puente Grande. Hoy, la actividad se repite y con el ánimo de concretar las reformas necesarias al sistema penal.

“Así recibimos”


“La fiscal nos decía que parece que se detuvo el tiempo”, dijo, porque el recorrido en el área de cocina del centro femenil evidenció serios problemas (grasa acumulada en techo y ventanas, fallas en el filtro de agua, refrigerador operando con deficiencias, comida a la intemperie). “Y así es como recibimos”, reviró Marisela Cobos, quien se comprometió a mejorar el lugar.

Durante sus pasos por el interior del penal, el legislador fijó atención en el taller de madera. Habló de implementar un proyecto que permitirá contar con mayor tecnología, de tal forma que se acerque más y mejor maquinaria a los internos para que la cantidad de piezas creadas sea mayor, y con ello crezcan tanto sus ingresos como la cifra de empleados.

FRASE

"
Sí consideramos que hay todavía algunos liderazgos en los centros, pero la idea es que nosotros retomemos totalmente el liderazgo de los internos "

Marisela Gómez Cobos,
directora de reclusorios en Jalisco.

CRÓNICA
“Blackjack” en las celdas

Como la cifra de gane en un juego de cartas, 21 son las personas que llegan a habitar en los breves espacios acondicionados como celdas del complejo carcelario de Puente Grande. La regla máxima es simple: pierde “tumba” (cama) quien va llegando, y el lento proceso de depuración; es decir, el partir de un compañero, es lo que define quién va ganando un nuevo lugar “cómodo” para dormir cuando el enrejado se cierra.

Son los internos quienes, para acercarse a un sentimiento de mayor comodidad durante su reclusión, deben hallar la forma de construir más literas individuales. Pero el reto verdadero no es mantenerlas firmes para que aguanten el peso de su dueño y de sus pertenencias; el desafío más grande es hacerlas caber en el pequeño cuarto que alguna firma les asignó como hogar en tanto su expediente toma forma.

La cifra más alta es de 15. Media treintena de literas artesanales, o hechas a la medida, en un cuarto que da abasto a 21 personas. Donde hay solo un baño y solo una regadera. Donde seis personas obligadamente deben acostumbrarse a dormir en el suelo. Donde son creadas nuevas posiciones para hallar confort... Donde se piensa como imposible que más de 20 personas puedan dormir juntas.

“Pues sí se puede; debe poderse, no hay de otra”, expone un tipo de tez clara que porta el característico uniforme blanco y beige del penal metropolitano. Su acento da prueba de una nacionalidad extranjera. Es Daniel Carluche, un argentino detenido en México hace siete años por el delito de robo, y a quien el tiempo sigue jugándole la de malas sin enviarle notificación de sentencia.

Habla de construir aditamentos para mejorar la estadía de todos los internos en varias partes del núcleo penitenciario. Se dice artífice del progreso en la prisión preventiva. Habla mucho y siempre en un ánimo positivo. Mira a los ojos cuando habla con el extraño de la libreta que le pregunta insistentemente; el mismo que plasma en tinta negra lo que su voz dicta.

Junto a Carluche —Carluche solamente; allá sólo se usa un apellido, explica—, un hombre cuya edad no debe rebasar los 30 años, y quien deja todo el discurso al extranjero. Asiente de vez en cuando y ya. Ni una sola palabra de sus labios. Los hombres ataviados de negro que llegaron en montón al módulo en que vive le incomodan; es evidente. Pero él es el único de los 21 que vive ahí, y poco quiso hablar de su vivencia. El argentino sólo daba una explicación del lugar que no padece; él vive con seis personas más.

Mientras eso ocurre, los pasos de los diputados que ayer visitaron Puente Grande siguen el curso de su recorrido. Abandonan la zona de dormitorios e igual sucede con la comitiva de curiosos que, a falta de cámara en mano, plasman en libreta cuanto pueden ver y cuanto se puede hablar con los internos. “Oiga, ya se está yendo el grupo”, apura un custodio.
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