Jalisco

Pendiente inclinada en Lomas del Paraíso ha provocado más percances

El director de la urbana 945 les pidió reunirse para comenzar con brigadas afuera del plantel, y evitar que algún niño fuera arrollado

GUADALAJARA, JALISCO (11/NOV/2014).- La escuela urbana 945, escenario del percance en que perdió la vida una alumna de segundo año, se encuentra sobre la calle Mariano Olivarez, justo en donde la rúa tiene una pendiente cuya inclinación obliga a un esfuerzo adicional para poder caminarla.

Allí, cuentan vecinos del sitio, se registró hace aproximadamente ocho años un percance similar al que la noche del lunes atrajo la <strong>atención del Gobierno del Estado</strong>: una camioneta que subía la cuesta se descompuso antes de llegar, y se fue hacia atrás, arrollando a cuatro personas.

Pero aunque hay varios de acuerdo con esa versión, nadie recuerda si hubo personas muertas o heridas.

Entretanto, testigos del hecho ocurrido ayer afirman que Javier Gallardo Padilla, el chofer de la unidad A-671 de la ruta 258-A, no arrolló a la pequeña Perla Vianey por omisión en su forma de conducir. El señalamiento de que un niño se le cruzó, y éste trató de evitarlo, es compartida por varios vecinos de la tercera sección de Lomas del Paraíso.

Adriana, por ejemplo, asegura haber visto que el niño seguía a una señora que llevaba un paraguas. “La señora se atravesó sin fijarse y el niño ahí fue atrás (de ella) y el del camión, pues no quiso machucar al niño. Por no quererlo atropellar el señor se quiso frenar, y fue donde se subió a la llanta aquí (apunta al machuelo, justo donde hay un manchón negro de la llanta del vehículo)”.

El sitio que menciona está aproximadamente a 80 metros antes de donde terminó el camión, en la barda de la primaria. Según Rosa, otra testigo, la llanta del camión se ponchó tras el volantazo para esquivar al infante, y la unidad perdió el control.

“Aquí los niños se les meten, aunque vayan los camiones bien los niños se atraviesan (...) Luego ven los camiones que están parados cuando están bajando gente y se les cuelgan atrás. Ahí va el camión y los chiquillos agarrados de atrás. Ya luego se bajan, y eso porque el del camión se para a revisar. Luego luego corren”.

La niña Perla Vianey, dice Adriana, esperaba a su mamá sentada afuera de la escuela. Siempre esperaba por su salida allí. En el punto en el que se registró el impacto había dos niñas más, pero una de ellas entró porque realizaba labores de aseo en su salón, según la testigo.

Justo el viernes pasado, los padres de familia de la escuela urbana 945, ubicada en la colonia Lomas del Paraíso, fueron citados por el director del plantel para tratar asuntos relacionados con la seguridad de los niños afuera de la primaria.

Pero según Mario Alberto Barrón, quien vive justo frente al sitio en el que ayer falleció la niña Perla Vianey, el director Filiberto —no recordó su apellido— los citó, precisamente, para acordar una brigada de padres de familia que se encargara de vigilar el ingreso y la salida de los pequeños.

“Dijo que los padres también debíamos apoyarlo, y mira: tuvo razón”. 
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