Jalisco

No se hagan bolas

El tema volvió y a una mesa donde estaba el Presidente, que sea del partido que sea, a cualquier alcalde le pesa

La frase “no se hagan bolas” la hizo célebre el Presidente Carlos Salinas de Gortari, cuando en medio de los rumores de que el PRI cambiaría a media carrera a su candidato a la presidencia de la República, Luis Donaldo Colosio, porque la campaña no levantaba, y Camacho estaba más apuntado que una flecha para sustituirlo, el Presidente salió a decir: “No se hagan bolas, el candidato es uno”, aunque nunca dijo cuál. Unas semanas después una bala terminó trágicamente con la discusión, con la vida de Luis Donaldo y con las aspiraciones de Camacho.

Ayer, en la Cámara de Comercio de Guadalajara, el Presidente Felipe Calderón dijo a empresarios y gobernantes más o menos lo mismo sobre el tema de movilidad: no se hagan bolas, el BRT está funcionando en el DF, en el Estado de México, lo van a implementar en Monterrey y en Guadalajara se ahogaron en un vaso de agua porque hicieron de un tema de movilidad un asunto político. El discurso dejó muy contentos a muchos empresarios que vieron que el Presidente abría la puerta para retomar el tema de BRT y dejó secos a los alcaldes que, de alguna manera, se las habían ideado para que el tema no volviera a la mesa. El tema volvió y a una mesa donde estaba el Presidente, que sea del partido que sea, a cualquier alcalde le pesa.

Pasan los meses y la única apuesta de los alcaldes en términos de movilidad parece ser el olvido. Hicieron juntos un evento para apoyar la Línea 3 del Tren Ligero de Chulavista a Isla Raza (pasando por los municipios de Tlajomulco, Tlaquepaque y Guadalajara), pero no hay absolutamente nada concreto sobre la línea más importante de la ciudad, la que cruza de Tesistán a Tonalá. Como era previsible, ya se les hizo bolas el engrudo. Los números no les dan, porque son exactamente los mismos, los estudios no terminan de aterrizar y difícilmente podrán plantear una solución, no digamos implementarla, en lo que queda del año.

Pero aún ni siquiera se ve que los alcaldes están trabajando para el mismo lado y navegando en el mismo barco. La distancia política entre el alcalde de Guadalajara, Aristóteles Sandoval, y el de Zapopan, Héctor Vielma, es cada día más evidente, no sólo porque el de Zapopan ha decidido competirle la candidatura a gobernador al de Guadalajara (aunque parezca absurdo), sino porque ninguno está dispuesto a conceder al otro el liderazgo en ningún tema: ni Vielma acepta que, por donde se le vea, el alcalde de Guadalajara es el prior (primero entre iguales) de la zona metropolitana, ni Aristóteles está dispuesto a aceptar que, por acuerdo de ellos mismos, en el tema de movilidad Vielma lleva mano.

Ayer se los dijo el Presidente, y se los dijo en público, pero lo cierto es que los alcaldes, a pesar de ser del mismo partido, llevan ya un rato hechos bolas, y eso no ayuda en nada a la ciudad.
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