Jalisco

—''No menealle''

La auditoría señalada detectó ''irregularidades'' por 45.5% del dinero del pueblo

Con esa “concha” (variante de la pródiga e imaginativa repostería mexicana) nos desayunamos ayer...

Como si se hubieran puesto de acuerdo —cosa totalmente improbable—, tres diarios locales (“Público”, “Mural” y EL INFORMADOR) coincidieron en la elección de la nota más importante en el ámbito local: por encima de las manifestaciones estudiantiles, de las casi cotidianas “ejecuciones” en que las “investigaciones” difícilmente pasan de la identificación de las víctimas, y de los dimes y diretes entre los “actores” de la grilla doméstica, “la nota” alude a la auditoría realizada por la firma Russell Bedford al ejercicio trianual de la LVIII Legislatura en el Congreso del Estado. La Legislatura susodicha manejó un presupuesto cercano a los dos mil millones de pesos. La auditoría señalada detectó “irregularidades” (amable eufemismo que aplica desde errores mínimos hasta trapacerías mayúsculas) por 45.5% del dinero del pueblo asignado, supuestamente, para trabajo legislativo... El análisis no sólo consigna pecados: identifica a los pecadores. Da nombres y apellidos: Samuel Romero Valle, Alfredo Zárate Mendoza, Luis Manuel Vélez Fregoso, Carlos Orozco Santillán, Jorge Arana Arana, etc.

—II—

Conviene, sin embargo, “que no panda el cúnico”. Aunque al recibir esa información la Legislatura actual resolvió turnarla a la Auditoría Superior del Estado de Jalisco (ASEJ) para que ésta determine si procede seguir algunas acciones, si no para recuperar ese dinero sí, al menos, para que los malpensados no pongan en entredicho la honorabilidad de los aludidos, al final hubo concordancia en que difícilmente habrá avances. La “explicación”: es que esas cuentas ya fueron fiscalizadas por la ASEJ y “aprobadas” por el pleno del Congreso... En otras palabras, éste decidió acatar el proverbial consejo de Don Quijote a Sancho: “No menealle”.

Con lo cual, de paso, se explica por qué el ex diputado Salvador Caro Cabrera calificó al Congreso con el vocablo con que se designa al conducto por el que se desalojan las aguas sucias y las inmundicias de las poblaciones: “Una cloaca”... Y se explica, también, por qué cuando ocasionalmente se habla de personas que no tienen un modo honesto de vivir, el común de la gente, antes de pensar —por ejemplo— en el llamado “oficio más viejo del mundo”, piensa... en la política.

—III—


Por lo demás, legisladores como son, los diputados respetan, puntualmente, lo que las leyes mandan. En el caso decidieron aplicar, pues, al pie de la letra, el Artículo Primero de la Ley de Gravedad: “Lo cáido, cáido...”.
Síguenos en

Temas

Sigue navegando