Jalisco

''No hay infraestructura que alcance; ni hace 20 años ni ahora''

El ex jefe de área del puesto de socorros describe el drama tras las explosiones en Guadalajara

GUADALAJARA, JALISCO (21/ABR/2012).- 10:00 horas, la jornada se desarrolla tranquila. 10:45 horas, llegan los primeros heridos. 12:00 pm, el piso se llena de personas descalabradas, con fracturas, con tierra de pies a cabeza, en shock. 15:00 horas, van 600 heridos.

El 22 de abril, en Guadalajara, una explosión convirtió 14 kilómetros de calles en desastre en unos segundos. De ir caminando por la calle, el estruendo lanzó a la gente a las azoteas. A los automóviles les “salieron alas” y cayeron sobre azoteas de la calle Gante. Otros vehículos quedaron enterrados.

Al frente del Área Médica de la Cruz Roja Guadalajara estaba el doctor Antonio Mora Huerta, quien ahora es subdirector de Enseñanza e Investigación y galeno de Medicina Legal del Antiguo Hospital Civil Fray Antonio Alcalde. Vivió la experiencia como la vivieron el herido, el paramédico, el voluntario y el bombero: en la “zona cero”.

La Cruz Roja recibió a los primeros afectados. No sabían lo que ocurría, ni los heridos ni los paramédicos. Sólo llegaban camionetas llenas de personas cubiertas de polvo. Las puertas fungían como camillas, no había insumo que alcanzara.

De primera instancia, una ambulancia acudió por el reporte de un choque en el cruce de Gante y Ejército. Los paramédicos se percataron de que no era un simple percance: eran camiones partidos a la mitad, casas colapsadas, automóviles impactados entre sí.

Los paramédicos vieron el panorama y se apuraron a hablar por teléfono a la Cruz Roja. Mora escuchó a uno que gritaba: “Manden todas las unidades; no sé qué pasó, pero la calle desapareció”.

La cultura de la prevención había cambiado en México con el temblor de 1985. Once días antes, el médico y ocho galenos más habían tomado un curso de atención de urgencias y desastres: era como si les estuvieran aplicando el examen más difícil posible.

—¿A qué hora empezaron a recibir heridos?

—A las 10:45 de la mañana, como 15 minutos después de la explosión. No fuimos por ellos: empezó al llegar la gente en camionetas, como que venían recogiendo gente en el camino. Pero ya para las 12:00 estaba totalmente tapizado el piso.

—¿A cuántas personas atendieron?

—Contabilizamos 600 a las tres de la tarde; ya de ahí, lo que hicimos fue hacer grupos con los que tomamos el curso, y nos fuimos a Gante y Ejército; hicimos un puesto de socorro, y empezamos a poner otros 10.

—¿Cómo se coordinaron?

—Lo más bonito fue la solidaridad de la gente; lo más feo, en ese momento, la respuesta del Gobierno. Llegaron muchos voluntarios; entonces, agarrábamos a un médico que había tomado el curso de desastres, un paramédico y el chofer y subíamos a dos personas con pico y pala para mandarlos a lugares estratégicos; todavía no acababa de explotar.

—¿Las autoridades sabían del riesgo, ustedes también estaban enterados?

—Está bien notificado que había 100% de explosividad en las alcantarillas, pero, como nunca había pasado nada… De hecho, había gente de Bomberos tratando de sacar a la gente: no sé por qué no se evacuó, pero desde un día antes había gente que decía que era peligroso; no sé si la gente no creía o si hubo alguien que les dijo: “No pasa nada”.

—¿Qué tipo de lesiones traían los heridos?

—Quemaduras, fracturas, contusiones, aplastamientos; yo veía gente sangrando, caminando, y te les ponías enfrente y les decías: “¿Se le ofrece algo?”, y no te hacían caso, seguían caminando hacia la nada…

—Estaban en shock…

—Muchísimas personas; había señoras que no tenían lesiones y, de estar en la banqueta, cayeron en la azotea y no te sabían explicar por qué. Tuvimos un paciente que, de andar en una camioneta, quedó en el tercer piso, y de ahí volvió a caer; ese chofer se quedó en la Cruz Roja, no traía lesiones que ameritaran más.

—¿Cuántos murieron?

—La cifra oficial es de 240.

—¿Qué había más? ¿Niños, adultos?

—Yo creo que más adultos, mujeres y hombres. Eran vacaciones para los niños, pero no para los adultos.

—¿Cuál fue la decisión más difícil que tuvo que tomar?

—Fue en la Cruz Roja, cuando les dije (al personal): “No atiendan, clasifiquen; a los más graves mándenlos al Hospital Civil o al Centro Médico”, porque por atender a uno se iban a morir 10.

—¿Cómo vio al personal de salud ante esta catástrofe?

—La respuesta, muy buena; la actitud, también: los mexicanos somos muy positivos con situaciones de este tipo. La gente se da: nunca nos faltó comida; la que no sabía atender gente, nos llevaba comida a los puestos de socorro, a los hospitales; yo creo que ese día comimos mejor que todos.

—¿La infraestructura médica no era suficiente?

—No es suficiente, ni ahorita. ¿Qué hospital te recibe dos mil personas? Ninguno. Por eso se llama desastre, porque supera. Estamos más ordenados, ya tenemos sistemas, daríamos una mejor atención que hace 20 años, eso sí me queda claro.

—¿Hay más coordinación ahora?

—Protección Civil antes no jugaba, antes era puro Cruz Roja y Cruz Verde. Los bomberos tampoco jugaban, y nos tuvo que pasar algo como a los de México en el 85 para tener un poquito más de coordinación.

FRASE

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De repente (las autoridades) querían tapar todo. Querían quitar los escombros. Nos dimos cuenta de que empezó a llegar la maquinaria y no los dejamos entrar: hay que esperar 72 horas para dejar de buscar a mano "

Antonio Mora Huerta,
jefe de Enseñanza del Antiguo Hospital Civil.

Ex gobernador
El PAN desaprovechó trabajo hecho: Rivera Aceves

Será “el pueblo” el que decida qué evaluación merece el último Gobierno priista de Jalisco. Lo afirma con confianza el ex gobernador interino Carlos Rivera Aceves (1992-1995), quien encabezó la administración a la que tocó ceder la gubernatura a otro partido, mientras gestionaba la reconstrucción del Sector Reforma de Guadalajara y la atención a los deudos y las víctimas de las explosiones del 22 de abril de 1992.

Rivera Aceves afirma que su Gobierno se encargó principalmente de dos tareas; la primera fue atender a las víctimas: indemnizaciones a los deudos, pagar los gastos de las casas dañadas y reconstruir la zona urbana, desde el colector que quedó dañado y el aspecto urbanístico como calles, alumbrado y drenajes. La segunda tarea fue resarcir el tejido social, con acciones como apoyar a los pequeños y medianos empresarios.

Hoy admite que lo más complicado fue trabajar con las víctimas: los  familiares de los fallecidos y los que perdieron su casa en la zona; convencerlos de que se les iba a pagar y establecer un diálogo permanente.

“A los tres días de que yo llegué al Gobierno les prometí que me iba a dormir (con ellos), porque me dijeron: ‘Váyase a dormir una noche con nosotros a las tiendas de campaña, para que vea lo que estamos sufriendo’, y me fui a dormir con ellos. Tratamos de estar cerca para cubrir el mayor número de necesidades”.

El también abogado contó que esa noche estuvo acompañado por uno de sus hijos y su chofer. Sintió hostilidad al principio por parte de los presentes, pero, luego de algunas horas, afirma, logró establecer una “buena química de entendimiento”.

Su evaluación de hoy es que un año después ya habían cumplido los compromisos hechos, en contraste con lo que afirman las víctimas organizadas. Es más, dice el ex gobernador: quedaron puestas las bases para más obras a favor de Jalisco, y los gobiernos panistas no las aprovecharon.

“Yo creo que Alberto Cárdenas no hizo el trabajo que debería de haber realizado, porque nosotros habíamos dejado ya el proyecto ejecutivo para hacer la Línea 3 del Tren Ligero, que partiría de la Glorieta de la Normal hacia Zapopan, y no hizo nada (…) Debió de haber terminado con muchos puentes del Periférico, pasos a desnivel; debió de haber iniciado y en su sexenio pudo haber terminado el Macrolibramiento, que ya lo habíamos dejado tratado con empresarios carreteros. No lo hizo, y ni siquiera las siguientes administraciones lo han hecho”.

FRASE

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Les prometí que me iba a dormir (con ellos). Me dijeron: ‘Váyase a dormir una noche con nosotros para que vea lo que estamos sufriendo "

Carlos Rivera Aceves,
ex gobernador interino.
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