Jalisco

Ni picha ni cacha

Dos de cada tres maestros rechazan la evaluación del magisterio

Dos de cada tres maestros rechazan la evaluación del magisterio. ¿Y? Nada, que como ellos mandan, finalmente nadie los evaluará en su desempeño. La pregunta obligada es cómo vamos a mejorar la educación si ni siquiera podemos evaluar la calidad de maestros que tenemos. Ningún cambio en educación se puede hacer sin la concurrencia del sindicato, dice el Gobierno federal, lo cual es absolutamente cierto. El problema es que tampoco se puede hacer cambio alguno con este sindicato. Estamos en el peor de los mundos.

Los maestros fueron uno de los factores más importantes en la construcción del país en el siglo XX. El espíritu magisterial logró no solo que este país se alfabetizara, sino que se construyera una identidad nacional, que buena o mala, con su grandes defectos pero enormes y muy superiores virtudes, edificó una nación. La educación que México necesita en el siglo XXI poco o nada tiene que ver con eso y mientras el mundo y la sociedad caminan hacia otro lado, el sindicato magisterial sigue en sus lógicas del siglo pasado y con el freno de mano puesto.

Los intereses de los maestros, por más legítimos que sean, no pueden estar por encima de los intereses de los alumnos y de los padres de familia. Al igual que en el tema de salud, el valor a tutelar, lo que tenemos que defender, no son las instituciones y los organismos gremiales, sino el derecho de los niños y jóvenes a una educación que les permita enfrentarse al mundo con herramientas y competencias. La decisión de si se evalúa a los maestros o no, no puede ser de ellos. Si se requiere una evaluación para conocer las capacidades de los maestros no tendríamos ni por qué preguntarles. Lo que hay que respetar, y sin regatear nada, son sus derechos laborales, pero no existe razón alguna por la que un sindicato y sus agremiados estén por encima de los intereses de país.

En el discurso de todos los políticos la educación es los más importante; en la práctica nadie ha logrado hacer nada. El gran cambio de Salinas fue quitar a un líder para poner a otro. El gran aporte del PAN en 10 años de poder ha sido mantener el status quo. La descentralización de los sistemas educativos si bien ayudó a agilizar la administración de la educación (que no es poca cosa) no logró mejorar la calidad, más aún en no pocos estados el proceso fue regresivo.

Las visiones más simplistas personifican en “la maestra” el problema de la educación. Y aunque Elba Esther es en sí misma una síntesis de la crisis de la educación, el problema es mucho más profundo. El tema es que, como están las cosas, pasarán por lo menos 10 años, una generación completa, antes de que veamos resultados en educación y eso es condenar al fracaso a otra generación de mexicanos porque el sindicato ni picha, ni cacha, ni deja batear.
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