Jalisco

Ni el sueño ni el hambre quitan las ganas de ver a 'La Generala'

Para ver a la Virgen de Zapopan, miles de peregrinos sobrepasan con gusto cualquier adversidad

GUADALAJARA, JALISCO (12/OCT/2013).- Si el pretexto es el hambre, se ahuyenta con un lonche preparado, con ingredientes paseados desde la madrugada, a ras de banqueta. Si el pretexto es el sueño, se calma con cobijas y almohadas bien acomodadas en la vía pública para hacer más confortable la espera. Pero no hay razón con más peso que el fervor por establecer contacto con la Virgen de Zapopan.
 
"¿A ti te gusta buscar a tu mamá para platicar? ¿Verdad que harías esfuerzos para visitarla? ¿O en el kinder te daba vergüenza bailar para ella? Es lo mismo", resuelve Josué González, un danzante que sobresale de los ríos de peregrinos por andar disfrazado de perro.
 
No se trata de sacrificio, sino de gusto, y cada una de las más de dos millones de personas que asisten a la Romería le encuentran placer a su modo de acercarse a 'La Generala': canto, grito, caminata, rezo.
 
El sentido de la avenida que va de la Catedral a la Basílica está reservado para los danzantes. Cabezas emplumadas se mueven coordinadas de un lado a otro y son aplaudidas y animadas por los visitantes que prefieren esperar para ver a 'La Generala' de paso.
 
Josué danza adentro de un mameluco en forma de perro; explica que su función es la de "moreno", que aleja al mal que a modo de cansancio se cuelga en los peregrinos. Ofrecer agotamiento a la Virgen como una forma de llegar a ella.
 
Quienes no dejan ir oportunidad para verla de cerca hicieron guardia toda la noche y con cobijas, almohadas y tiendas de campaña tapizan tramos de las avenidas 16 de septiembre y Ávila Camacho.
 
Otros que quieren garantizar la imagen de 'La Generala' de cerca no se mueven de donde llegaron desde primeras horas del día, y si al hambre se le ocurre dar guerra, vienen prevenidos con ingredientes para preparar comida rápida: lonches de frijol, tostadas de jamón, molletes con mermelada.
 
A medio camino se cruzan los solidarios que apenas conocen a los peregrinos una vez que les dan en la mano agua en bolsa, cítricos en rebanadas y demás incentivos para que el cuerpo no se rinda.
 
Cuando el contingente llega a los Arcos de Zapopan y revienta. Entre la vendimia de alrededor y las calles aledañas se dispersan los millones de peregrinos que con oficios, domicilios y hábitos diferentes comparten la misma misión: desalentar barreras para acercarse a la Virgen de Zapopan.
 
EL INFORMADOR/ ALEJANDRA PEDROZA
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