Jalisco
Nada que un tequila no pueda arreglar
El tema era el mismo de hace tres meses. Se vence el plazo para decidir los proyectos de Fonadin. Hay 950 millones de pesos asignados para este año pero si no los toman, se reasignan
El alcalde de Zapopan, Héctor Vielma, no había dicho “esta boca es mía”. García Tamés le pidió que se definiera, pues existía el aval de Tlaquepaque, un acuerdo de fecha con Guadalajara, pero quería la definición de Zapopan. En su estilo muy peculiar, Vielma dijo que él no aceptaba presiones para decidir y que ya les haría saber su decisión a cada uno en lo personal, pero que de entrada no estaba de acuerdo con que lo obligaran a decidir antes de 90 días. García Tamés se levantó de inmediato: “El Fonadin se retira de la mesa”, dijo, y salió del salón.
El gobernador se fue con él rumbo al hangar del Gobierno del Estado donde lo esperaba el avión. Los líderes empresariales le pidieron al gobernador que no dejara ir a García Tamés, mientras convencían a Héctor Vielma de que aceptara sentarse de nuevo a la mesa con el director de Banobras. La reunión continuó en el hangar por cuatro horas, pero ahora ya no estaban los alcaldes de Guadalajara ni Tlajomulco. La discusión fue suavizada con tequila. Al final, se llegó a un acuerdo con Vielma: el 29 de octubre, tal como lo propuso Aristóteles Sandoval, se firmará por parte de los tres alcaldes involucrados la autorización para la construcción de la Línea 2 del BRT. En principio, la cita es a las 12:00 del día y posteriormente, Miguel Castro ofrecerá una comida en Tlaquepaque (con tequila, suponemos).
De regreso del aeropuerto, el gobernador llegó a casa de Raúl Padilla. Ahí estaban varios de los colaboradores importantes de la Universidad. La reunión pasó en varios momentos de la tensión a la relajación. El tequila hizo su efecto y se logró un acuerdo mínimo pero fundamental: evitar a toda costa, y de ambos lados, que la marcha se saliera de control.
No hay, dicen, nada que un tequila no pueda arreglar.
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