Jalisco

Muestran caso de persona que sobrevive a tumor cerebral benigno

El IMSS en Jalisco señala que el tumor era altamente incapacitante e incluso mortal

GUADALAJARA, JALISCO (10/OCT/2013).- El Hospital de Especialidades del Instituto Mexicano del Seguro Social ( IMSS) en Jalisco, fue escenario de una hazaña médica por la cual una esposa y madre de familia de apenas 44 años consiguió sobrevivir a un neurinoma del acústico, tumor que aunque benigno, al ubicarse en el tallo cerebral es altamente incapacitante e incluso mortal.
 
El jefe de Neurocirugía del nosocomio, César Cuauhtémoc Cañedo Castañeda, destacó que el tallo cerebral, en donde suelen ubicarse este tipo de tumores, "es la estructura más importante del cerebro donde está el centro cardiaco, el centro respiratorio y una infinidad de nervios craneales que tienen que ver con la audición, la sensibilidad de la cara, la deglución", entre muchas otras funciones esenciales.
 
Detalló que se llama neurinoma, precisamente por formarse a partir de la cubierta de redes nerviosas, en este caso del nervio acústico, conocido también como octavo par y en el caso de esta paciente, era un tumor grande, de cuatro por cuatro centímetros que por lo mismo le había afectado la función auditiva, pero además presentaba otros síntomas como dificultad para caminar "se mareaba y caminaba como alguien que ha bebido alcohol".
 
María Eugenia, que es el nombre de la paciente, recuerda por su parte que en efecto, los mareos, pero sobre todo fuertes dolores en la parte posterior de la cabeza le avisaban que algo no andaba bien y fue que hasta un médico le notó cierta asimetría en su cara que se sometió a una revisión profunda y se determinó, mediante una tomografía, la presencia del tumor.
 
"Nunca comenté lo que sentía, un día por ejemplo me perdí mientras iba conduciendo al trabajo, era una ruta que conocía a la perfección, pero perdí la noción del tiempo y del espacio y no supe dónde andaba", recuerda María Eugenia.
 
También señala que la pérdida paulatina de la audición del lado derecho fue algo a lo que se acostumbró: "me ponía el teléfono en el oído izquierdo y me enseñé a leer los labios porque más bien me gusta hablar de frente a las personas".
 
Pero uno de los recuerdos que aún la sacude, es el momento en que frente a su esposo y a una de sus hijas ella planteó la posibilidad de no operarse: "el doctor me explicó que con la cirugía, debido a la ubicación del tumor, iba a quedar con parálisis en la mitad de la cara y entonces pregunté '¿y si no me opero doctor, cuánto me queda de vida?'", la respuesta fue dos meses.
 
La expresión tanto de su esposo como de su hija fue determinante para que la duda de Maria Eugenia respecto a si se operaba o no, desapareciera: "sólo verlos me hizo reaccionar y en segundos le dije al doctor que me operara".
 
En este punto el experto en Neurocirugía señaló que se trata de una cirugía muy compleja que de hecho se hace con el paciente en posición sentada, con un cabezal que lo mantiene fijo por la precisión milimétrica que se requiere para esta intervención.
 
La cirugía duró seis horas, esto fue en 2008, y posterior a la misma hubo dos reintervenciones más, en este caso por parte de cirugía reconstructiva, para recuperar el mayor porcentaje posible de movilidad en su cara.
 
Una de las reintervenciones de María Eugenia fue para hacerle transposición de músculo temporal a fin de "reducir el efecto de la parálisis facial posterior a la cirugía y que con ello recuperara el movimiento del párpado", lo cual se consiguió, apuntó el doctor Cañedo.
 
"Es difícil verte bien y de repente ver que tu rostro cambió, pero lo bueno es aceptarlo desde antes para poder soportarlo porque no toda la gente puede, yo tengo conocidos así, que tienen parálisis facial y no lo soportan, no salen a la calle", señala María Eugenia.
 
María Eugenia estuvo asistiendo a terapia física para re-enseñar al músculo que le transpusieron, su nueva función y si bien la parálisis facial persiste, su parpadeo es normal, puede hablar, al grado que recuperó su empleo como secretaria, pero no sólo eso sino que "la cirugía como que me agilizó más la mente" y le posibilitó estudiar la licenciatura en Administración de Empresas.
 
María Eugenia se considera una afortunada y reconoce que de haber comentado lo que sentía tal vez su diagnóstico y tratamiento hubieran sido más tempranos.
 
Y es que, señala: "también desarrollé incontinencia urinaria lo cual no era normal para mi edad, y se me quitó el hambre, todo me sabía igual al grado de que nada más tomaba agua y dos quesadillas al día y era toda mi comida, por eso bajé como 20 kilos, además de que llegué a odiar el olor del café".
 
La historia de María Eugenia es un caso de éxito porque gracias a la cirugía, si bien tiene algunas funciones disminuidas, como el oído derecho y la movilidad parcial de su cara, continúa siendo una mujer independiente que trabaja y sobre todo que se superó y sigue siendo una esposa y madre feliz.
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