Jalisco

Moción de orden

Discutir el futuro de la ciudad es un derecho que nos asiste a todos, pero tenemos que aceptar que no en todos los temas la voluntad mayoritaria significa la mejor solución

Intentemos dar vuelta a la hoja para no empantanarnos en discusiones que no tengan como objetivo acuerdos sobre el futuro urbano  de la ciudad; el futuro electoral que se dispute en otra cancha. Sin embargo, para quienes consideren que no están peleados ambos deseos y mantengan la voluntad de participar en la cancha del proyecto de ciudad, entonces el requisito de entrada es: traer propuestas sometidas a la revisión técnica bajo el método científico, estar dispuestos a dialogar, argumentar y finalmente actuar en consecuencia de los acuerdos que se tomen. Discutir el futuro de la ciudad es un derecho que nos asiste a todos, pero tenemos que aceptar que no en todos los temas la voluntad mayoritaria significa la mejor solución. También es cierto que nadie ostenta el imperio de la razón, de ahí la necesidad del diálogo.

Bajo esa idea, “va de nuez”: Guadalajara, metrópoli formada por varios municipios, enfrenta hoy serios problemas. Si bien las dificultades son parte del riesgo de ser una metrópoli con más de cuatro millones de habitantes, lo cierto es que muchos de los problemas nosotros mismos los hemos generado. Uno de ellos que urge resolver es el de la movilidad, donde en resumen: el parque vehicular ha aumentado al doble en diez años, lo cual lejos de ser un triunfo del “american dream”, es una desfavorable estadística (mas autos que niños nacen cada día y más autos que árboles). Hoy la cantidad de autos, la infraestructura que demandan y la ausencia de buen transporte público y ciclovías, han hecho de Guadalajara una ciudad muy contaminada (más que el DF),  donde los trayectos son cada vez más lentos y donde vamos perdiendo calidad de vida.

Pasarse horas en el auto o en pésimos camiones es francamente inhumano (preguntar a quienes destinan cuatro horas para moverse a su trabajo y laborar ocho horas, o a los niños que pasan una hora en el carro para llegar a la escuela).

Esto lo conocemos y lo vivimos; pero ante la polarización de las opiniones sobre qué sistema de transporte público es mejor, ya que se han relacionado con grupos de poder o de interés, tenemos el enorme reto de encontrar soluciones que no caigan en la descalificación y nos permitan empezar a actuar coordinadamente. Urge  migrar al ámbito metropolitano, que es desde donde se puede ver el panorama completo, no solo de movilidad, sino de seguridad, de abastecimiento de agua, de desarrollo urbano y en general de aquellos temas estratégicos para la metrópoli.

Si no damos el siguiente paso veremos como se derrumban ideas y propuestas de todos lados, entonces perderemos todos. La percepción es fundamental para la construcción de la ciudad, cada ciudadano aporta desde su visión y sus comentarios materia prima fundamental para el buen  funcionamiento de la ciudad. Si la percepción no mejora, disminuirá el ánimo ciudadano para mejorar las condiciones urbanas. El proyecto metropolitano que necesitamos, demanda trabajar en las dos direcciones: desde los grandes proyectos de gobiernos hasta las pequeñas acciones que cada ciudadano logra en su actuar cotidiano.
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