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Los Juegos Panamericanos los debemos despolitizar, pero al mismo tiempo hacerlos de todos

La unidad por los Panamericanos


Independientemente de las luchas, justas o no, que se realizan en torno a la obra de la Villa Panamericana, lo que urge es unirnos para sacar este evento adelante.

El Espíritu Olímpico siempre ha promovido la unidad y la concordia entre las personas que pensamos y tenemos raza o nación diferente. Por eso mismo, el Movimiento Olímpico parte de su propia historia para decirnos que entre muchas de las necesidades que los hombres tenemos, es la de ser cada vez más civilizados, es decir, capaces de enaltecer los valores del espíritu muy por encima de los intereses y compromisos mundanos.

Desde un inicio se instauró el concepto de Tregua Olímpica para asignar un período en el cual ningún pueblo o persona, sea cual sea su educación, no luchara ni peleara contra otra aunque sean enemigos y se odien a muerte.

Si en la antigüedad los espartanos dejaban las armas en contra de los atenienses y viceversa, para que las justas olímpicas se desenvolvieran en absoluta paz, cómo es posible que esto no pueda suceder en nuestra bendita Perla Tapatía y logremos que los eventos deportivos ya transcurran en santa paz, sin el Jesús en la boca.

Algo nos pasa, que no tenemos la capacidad ni de convocar la unidad, ni de sumarnos a los intereses de todos para que las cosas se hagan sin las lamentables divisiones.

Es cierto que por un lado el comité organizador no ha sabido dar cabida a todos los grupos y hacer de este evento un proyecto de todos, pero también, por el otro lado, parece que se han propuesto desacreditar todo cuanto sea posible para que las medallas no se las lleve el partido que actualmente nos gobierna.

Los Juegos Panamericanos los debemos despolitizar, pero al mismo tiempo hacerlos de todos. Y no hemos logrado ni una, ni otra.

Ya a nivel nacional las noticias dictaminan que el problema no es tan sólo de unos vecinos que se oponen a las barbaridades medioambientales que surgen como consecuencia de la obra, sino que hay mano negra del Ayuntamiento priista de Zapopan en contra del Gobierno panista. Sea cierto o no, lo que importa es que ya se dice lo que no se debía ni siquiera mencionar, que los tapatíos no sabemos trabajar en unidad y como un solo equipo. Y es momento de hacer una tregua olímpica y dedicarnos a trabajar por el bien de la ciudad, el Estado y el país.

La verdad es que no estamos para vivir este tipo de ridículos públicos y arriesgar nuestro prestigio en debates jurídicos y políticos.

Si los griegos demostraron su capacidad de una tregua por el bien de los Juegos, ¿los tapatíos no seremos capaces de hacerlo también? Algunos se reirían a carcajadas, otros se burlarían por semejante ilusión. Pero los idealistas nos sentaremos a esperar, con paciencia, para que las distintas fuerzas se unan para que tengamos unos grandiosos Juegos Panamericanos.

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