Jalisco
Misiva
El evento deportivo no sólo era de la ciudad y sus respectivas sedes, sino de todos, y lo hicieron casi como parte exclusiva de un comité organizador y de todos sus aliados. El resultado es que ya muy cerca de la justa, la gente sigue estando al margen
Me llamó mucho la atención la interesante columna que recientemente escribió Diego Petersen en este mismo diario, sobre la falta de participación de la sociedad en los ya próximos Juegos Panamericanos.
Es un tema muy interesante, porque demuestra la manera en que se hacen las cosas en este Estado de la República, con una visión segmentada y sectorial de las cosas.
Resulta que desde los Juego Olímpicos hasta cualquier evento deportivo gestado por el espíritu de este movimiento, debe ser del pueblo y para el pueblo. No de unos directivos y camarillas encumbradas en la elite.
Desde el principio el evento deportivo no sólo era de la ciudad y sus respectivas sedes, sino de todos, y lo hicieron casi como parte exclusiva de un comité organizador y de todos sus aliados. El resultado es que ya muy cerca de la justa, la gente sigue estando al margen. Como bien dice el columnista, unas calcomanías no bastan para involucrar a la población en un mismo espíritu olímpico. Tampoco los voluntarios, ni futuras campañas mediáticas harán la tarea que se debió hacer muchos meses atrás.
Somos optimistas y sabemos que de todas maneras el espíritu de Olimpia está por encima de los intereses y el control de unos cuantos. Las cosas saldrán bien, a pesar de todas las burradas que se han ido dando en el camino.
Falta unidad, empeño por sumar, deseo de hacer que todos estemos en el mismo barco, incluso dejar viejas rivalidades y desajustes provocados por el protagonismo, para que los líderes y las masas se sientan parte de este magno evento.
Es cierto que se han hecho logros importantes en la construcción de magníficas instalaciones deportivas, pero no es suficiente, la ciudad necesita estar mucho más activa y arreglando cada camellón, esquina y fachada para que la fiesta sea un logro de todos y no sólo de un comité organizador.
La máxima de Coubertin es una pedagogía insuperable, lo importante es competir, no ganar. Lo que se traduce en que lo sustancial de los deportes es buscar la convivencia, la unidad, limar las asperezas entre grupos, razas, culturas, religiones y desde luego alcanzar la tolerancia y el respeto amistoso. Y eso aún no lo estamos contemplando.
El verdadero éxito de los Juegos va a estar en la capacidad de sumarnos todos para hacer de esta fiesta deportiva una auténtica convivencia de todos los sectores.
Exhortamos a edificar ese estado de ánimo, para sentirnos parte de un evento que es de todos y de nadie más.
No es momento de excluir, sino de sumar. No estamos para discutir quién sí y quién no, sino para llamar a todos, como campana de parroquia, para que asistan al gran evento motivados por una visión de unidad. En un ambiente así, aseguramos la fiesta y el éxito que todos deseamos, para que Guadalajara sea una verdadera Ciudad Olímpica, desde ahora y para un futuro más promisorio.
Tenemos poco tiempo y mucho que hacer.
Incluir, incluir, incluir, que quede claro.
Síguenos en