Jalisco
Minimizan expertos a los transgénicos en el combate al hambre
Como parte de las actividades alternativas a la reunión del FAO, expertos señalan que los 180 millones de hectáreas de cultivos genéticamente modificados no se destinan a ese fin
“El potencial de estos cultivos es cero, porque la soya transgénica está dedicada fundamentalmente a la alimentación animal y a la producción de biocombustibles. Lo mismo con el maíz transgénico, el 70% es para ganado y el resto para generar etanol. Y el algodón y la canola no alimentan a nadie.
“Sobre el decir que resistirán los efectos del cambio climático, es una mentira, porque 180 millones de hectáreas homogéneas, que son monocultivos, son altamente vulnerables a plagas y enfermedades”, aseguró Miguel Altieri de la Universidad de Berkeley, California.
Tan sólo en Sudáfrica, la introducción de maíz genéticamente modificado de la trasnacional Monsanto, dejó 130 mil hectáreas de este grano sin mazorcas, “entre otros conflictos que se han presentado a raíz de la autorización de este tipo de siembras”, resaltó Mark Wells, de la Alianza Sudafricana para la Moratoria a la Ingeniería Genética (Safeage).
Lo más importante –dijo Altieri- es que existen opciones como la agroecología, que promueve el diálogo de saberes, recogiendo el conocimiento campesino, que actualmente genera más del 70% de los alimentos básicos del mundo.
“Son sistemas que son resistentes al cambio climático. Está comprobado que después de algunos huracanes, los cultivos que sobreviven son los agroecológicos. Y si hoy todos los cultivos fueran transgénicos, la producción bajaría, porque no serían capaces de sobrevivir”.
El experto en agroecología señaló que la única opción para enfrentar el cambio climático es la diversidad genética.
“Los transgénicos van de la mano de los biocombustibles. El interés no son los alimentos, sino la producción de la biomasa, para comida, plásticos, combustibles”.
Paralelamente, la FAO inició esta mañana en el Hotel Hilton la reunión que se dedicará a biotecnologías agrícolas en los países en desarrollo, lo cual ha generado rechazo de distintas organizaciones nacionales e internacionales, pues se prevé que la instancia internacional dará un espaldarazo a las empresas trasnacionales que controlan el mercado de los transgénicos.
EL INFORMADOR / ALEJANDRA GUILLÉN
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