Jalisco
Miles de tapatíos visitan el Centro, pero no los templos
Familias y grupos de personas que se asumen católicos recorrieron calles y se acercaron a recintos religiosos, pero más con afán de esparcimiento que de devoción
“La verdad no (fuimos a visitar siete templos), vinimos a La Catedral con los niños, pero no había misa; pero estamos viendo si vamos a El Santuario”, reconocía Rubén Mosqueda después de probarse unas gafas de sol en uno de los puestos que bordean la Catedral, mientras su familia degustaba una empanada. Horas antes, -a las diez en punto de la mañana- el arzobispo de Guadalajara, cardenal Juan Sandoval Íñiguez, ofrecía la llamada Misa Crismal, en la que 500 sacerdotes renovaron su fidelidad a la Iglesia y votos de “castidad, pobreza y obediencia”; y en donde bendijo los santos óleos, “instrumentos del Espíritu Santo, porque quien va a santificar al pueblo de Dios es el Espíritu Santo de Dios”.
A lo largo del Jueves Santo, después de que alrededor de mil vendedores ambulantes se diseminarán en el Centro Histórico para acompañar la festividad religiosa, los fieles desbordaron las aceras y realizaron su peregrinación visitando los puestos, y estacionándose por espacio de algunos minutos en los distintos templos postrados en el primer cuadro de la ciudad; hubo cortes parciales a la circulación vehicular.
Orando, en El Santuario, la señora Paz Morales daba testimonio de una fe tácitamente labrada en el transcurso de su vida, y en la que desde niña rememora la visita a los siete templos inculcada por su abuela, como parte del ritual religioso que preserva desde entonces. Con sesenta años en el semblante, la moradora de la calle Juan Manuel en su cruce con Federalismo considera que si bien “los tiempos han cambiado, la fe no se pierde, te acompaña hasta el final”.
Coincide con ella Cristina Hernández Hernández, quien acompañada de su esposo, Alberto Aguilar Barrón, visitó la Catedral metropolitana desde su casa, en San Sebastianito al Sur de la ciudad, aunque reconoce que sólo “para comprar empanadas”. En 13 años de matrimonio, la familia Aguilar Hernández nunca ha desarrollado el ritual de los siete templos, pero sí son devotos degustadores de las empanadas que tradicionalmente se ofrecen cada año, como parte de las festividades religiosas. Sus hijos, Cristina Alejandra, de 12 años, y “Albertito” de siete, son fieles católicos y también devotos de salir al centro a comer empanadas; y aprovechar la visita a su abuela quien vive en las inmediaciones de Alcalde y Avenida de los Maestros.
Catolicismo, religión “relajada”: especialistas
Si bien la mayor parte de la población de la Zona Metropolitana de Guadalajara (ZMG), y de la Entidad, se asume como “católica”, la forma de vivir su religión se aleja cada vez más de los propios cánones que impone ese culto, para confinarse más a los rituales de festividad y comercio, que permite la propia laxitud de esa creencia.
Así lo considera el sociólogo Roberto Castelán Rueda, desde su trinchera académica, en el Centro Universitario de Lagos de Moreno Jalisco, de la Universidad de Guadalajara ( UdeG), en donde se desempeña como rector. Castelán estima que el catolicismo en poblaciones como Guadalajara y Lagos de Moreno, es vigente en la medida en que permite que sus fieles asuman su religiosidad de una manera “desenfadada”.
Coincide con el punto de vista del especialista Ignacio Román Morales, investigador del Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Occidente ( ITESO).
Román Morales afirma que el catolicismo permite la pluralidad de creencias dentro del culto, “aspecto que es sano para la preservación de su propia doctrina, y evitar la imposición de lineamientos por la cúpula, dentro de su campo religioso”. En este sentido, ambos investigadores consideran que si bien, eventos como la nombrada “macrolimosna” (el frustrado donativo que el gobernador Emilio González pretendió hacer para la construcción del Santuario de los Mártires) han minado la creencia colectiva en la institución religiosa, no es así en las distintas prácticas en que los fieles se asumen como creyentes.
Más allá de esto, Castelán Rueda considera que los rituales de Semana Santa, como los navideños, “tiene mucho de paganismo”, señalando las festividades que los laicos tienen durante el periodo vacacional, y las ventas de productos religiosos, y de otro tipo, en el marco de las celebraciones en el Centro de la ciudad.
“Ayúdate, que yo te ayudaré”
Ricardo Luján lo sabe muy bien. Mientras se asume como promotor de “la fe y valores católicos”, se ayuda de ello. Instalado en la calle Alcalde, a las afueras de la nombrada Plaza de la Amistad, casi en su cruce con Juan Manuel, el devoto hace un llamado a los laicos que visitan el Centro durante las conmemoraciones de Semana Santa para que atiendan la prescripción eclesiástica, como el no al aborto, a la eutanasia, y la oración a los santos y a Jesús, y la preservación de los valores de la familia cristiana, a través de videos documentales que tienen un costo de diez pesos cada uno, “garantizados”.
Ignorándolo, camina el estudiante en el Seminario Mayor de Guadalajara, Luis Cuéllar Castro, quien considera que si bien las festividades por la Semana Santa en muchos aspectos difieren del “sentido original que es refrendar la fe en Cristo”, la población que acude a la celebración religiosa, “es consciente de su pacto de fe, y lo ejerce en la medida de sus posibilidades”.
En el trayecto desde el puesto de videos religiosos de Ricardo Luján, hasta la Catedral, y de ahí a El Santuario, hay una gran cantidad de puestos que no necesariamente se relacionan con la venta de productos religiosos. Golosinas, frituras, lentes para sol, cinturones, carritos de madera, limonadas, nieves raspadas, gorditas, y demás artículos son vendidos por los comerciantes que desde la mañana atendieron “la oportunidad brindada por la Semana Santa”. Un caso, el de Rodolfo García, vendedor de gorros y quien reconoce que después de la primer venta de la mañana, se persignó.
Síguenos en