Jalisco
Lo que el viento se llevó
Antes de que llegue el soplo depurador del ambiente de la tarde, respiramos la pura mugre
Por fortuna, los problemas de contaminación del aire en nuestra ciudad no suelen ser tan graves como serían si el aire que ensuciamos no fuera desalojado por los efectos naturales. Tenemos la dicha de contar con un fenómeno natural que provoca un chiflón vespertino que empieza a partir de alrededor de las tres de la tarde todos los días y que sopla por el Valle de Atemajac llevándose el aire sucio por la Barranca de Huentitán. Esto ocurre al cambiarse la inclinación del Sol y por los diferenciales de temperatura que se dan entre la región de
Los Altos y la región Valles, provocando los vientos en un corredor atmosférico casi recto entre el cerro de Tequila, el de Ameca, el Bosque La Primavera y la gran barranca del Río Verde. Desgraciadamente, antes de que llegue el soplo de la tarde respiramos la pura mugre. Y cuando su fuerza se retrae, se nos acumula el desecho de los escapes.
Estas emisiones perjudican a la gente y al medio ambiente más de lo que se quiere creer; contienen sustancias químicas muy nocivas. Además, contienen pequeñas partículas de hollín que también pueden entrar en los pulmones humanos y causar problemas respiratorios como el asma y la bronquitis. Los niños son especialmente más susceptibles a los problemas respiratorios causados por la contaminación, ya que respiran 50% más de aire por kilo de peso corporal que los adultos. Quienes ya sufren bronquitis, enfisema crónica o asma están especialmente en riesgo.
Con cada inhalación nuestros pulmones toman partículas y gases. Las partículas más grandes que 10 micrones se atrapan en la nariz, la garganta y la entrada a los pulmones, y generalmente se eliminan tosiendo, con estornudos o sonándose la nariz. Las partículas que miden entre 10 y 2.5 micrones generalmente se aferran sobre la superficie de la garganta (en la laringe, la faringe y la tráquea). Un micrón es una milésima de milímetro y un pelo humano es seis veces más grueso que 10 micrones. Las partículas más finas y de menor tamaño que 2.5 micrones, como las del hollín, son inhaladas hasta lo más profundo de los pulmones; son las más dañinas, porque penetran y se depositan en las bolsas de aire (alveolares) donde el oxígeno entra a la corriente sanguínea, dejando cicatrices de las que no tan fácilmente se recupera. Provocan irritación e inflamación de las vías de sangre y merman la capacidad del sistema respiratorio para luchar contra infecciones y remover otras partículas finas como los polvos de tierra.
Los vientos que anticipan la llegada de las lluvias resultan del encuentro entre los aires calientes y fríos de ámbitos disímiles provocados por el cambio de posición de nuestro planeta con respecto al Sol. En este tiempo, el Ártico y el Trópico luchan ambos por imponer sus climas dominantes al mismo tiempo sobre nuestro territorio. Las transiciones de temporada en temporada siempre son caóticas; marcan los cambios en los ciclos. Así ocurrirá de nuevo en noviembre, cuando el fervor del verano se vea amenazado por el invierno próximo. En Guadalajara se aprecian especialmente estos vientos que descubren el azul celeste y un aire limpio y claro; sin que además nos cueste.
Sobre la importancia de proteger los recursos naturales a lo largo de este corredor aéreo, éste es quizás el mejor argumento para convencernos todos de que lo que ya funciona gratis es mejor no cambiarlo, pero sí es muy importante entender cómo funciona para poderlo proteger. El aire que respiramos es quizás el más común y necesario de nuestros bienes públicos. Descuidarlo sería nuestro mayor error y lamento. No entenderlo nos lleva a arruinarlo.
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