Jalisco
Lo peligroso de los celulares
No sabemos aún qué tanto irá afectando al estilo de vida actual, y menos aún si para bien o para mal. Pero de que se acercan grandes cambios, es un hecho.
Pues resulta que crece la curiosidad, y junto con ella la facilidad de indagar lo que se ha hecho con un celular. Y lo peor del caso es la cantidad de infidelidades que se descubren, gracias a que quedan grabadas las evidencias de todo cuanto se mandó y se recibió. Y claro está, que si la exploradora es la esposa o viceversa, pues las evidencias resultan en un impacto inmediato de sufrimiento insoportable, porque los hechos son contundentes y no dejan ni siquiera duda alguna.
Es inocencia, exceso de confianza o qué se yo, pero los usuarios de celulares no hemos caído en cuenta de que todo queda registrado, para bien o para mal. Y de que creemos que por ser un objeto tan personal e íntimo, no exhibe nuestros secretos. Pero la realidad es otra. Casi casi están a la vista de todos cuando los demás decidan romper el respeto a nuestras cosas y revisar todo cuanto estamos haciendo en nuestra vida. Tan claro como que además de las llamadas y mensajes, queda todo cuanto hemos hecho por internet, está la agenda, el directorio y tal vez hasta nuestra contabilidad.
Lo que es evidente es que la nueva tecnología trae consigo la pérdida de la intimidad, el pudor y los secretos comienzan a ser ámbito público. Queramos o no, lo que está escrito en los “mails” quedará en manos de los cibernautas y hasta forman parte del patrimonio de las empresas que poseen los servidores y las páginas que utilizamos.
No sabemos aún qué tanto irá afectando al estilo de vida actual, y menos aún si para bien o para mal. Pero de que se acercan grandes cambios, es un hecho.
Al menos queda claro que los familiares podemos perfectamente tomar el celular del otro e indagar lo que deseamos encontrar, como lo hacen muchas esposas que sospechan de la infidelidad de sus maridos. Al igual que los padres lo hacen con las computadoras de sus hijos, para revisar si ven pornografía.
Sólo nos queda el bendito respeto, como remedio para la tentación de tomar lo que no es de nuestra propiedad y dejar de satisfacer nuestra morbosa curiosidad en el mundo íntimo de los demás.
Es cierto que también los que han acostumbrado ocultar sus fechorías y engaños, hoy están en constante riesgo de ser pillados fácilmente. Lo que, sin duda, es una buena noticia para los que buscan la verdad y una muy mala para los facinerosos de la mentira.
Los dueños de las telecomunicaciones tienen en su poder los más grandes chismes e intrigas de toda la sociedad, con tan sólo un click. Eso lo debe usted saber.
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