Jalisco

Lluvias dañan instalaciones de kinder cerca de canal de Oblatos

La fuerte tormenta de la madrugada del martes destrozó material y herramientas elementales para la educación de los alumnos

GUADALAJARA, JALISCO (01/OCT/2014).- Es un jardin de niños que tiene cerca de 30 años funcionando. Hay ex alumnos que hoy son padres de familia y llevan a sus hijos a recibir educación elemental al kínder "Rosaura Zapata Cano", cuya ubicación alguna autoridad decidió autorizar a escasos metros de una canaleta pluvial; la misma canaleta en la que más de 10 autos quedaron varados por la tormenta que azotó durante la madrugada del martes en la zona de Oblatos, de Guadalajara.

Por fortuna la fuerte lluvia azotó en un horario inhábil; de lo contrario las aulas habrían estado llenas de pequeños que hacían labores de acuarela o dibujo.

El kínder, ubicado en la intersección de las calles Hacienda de Tala y Ciénega de Mata, está aledaño al canal por el cual ayer por la noche fueron encauzados miles de metros cúbicos de agua de lluvia, provenientes de todos lados. Porque el cruce de referencia, en la colonia Balcones de Oblatos de Guadalajara, igual recibe escurrimientos de las calles y cerros próximos como de las colonias que se encuentran hacia el Sur.

La cara frontal de la modesta escuela luce tendida la Bandera de México que fue alcanzada por las olas. "Porque claro que había olas", acota doña Bertha Aceves, una vecina del lugar que presume haber visto hasta 10 autos arrastrados y encimados sobre el barandal que está junto al edificio de educación básica; estructura que se pandeó por la presión que ejercieron los vehículos y el agua, y que hoy mismo fue arreglada por las autoridades municipales.

Una breve caminata por el interior de la escuela permite constatar que la lluvia golpeó y estropeó cada pieza de papel, pintura, cinta adhesiva y herramientas elementales para la educación de los alumnos. "Y ahora los padres nos dicen: '¿Nos va a tocar reponerlos otra vez?' Y los entendemos: con muchos sacrificios algunos nos trajeron sus cositas para que todos los niños tuvieran material", expone la maestra Soledad Meza Rojas, quien ha dedicado ya dos jornadas laborales a limpiar y tratar de secar hojas.

Su compañera de trabajo la interrumpe para preguntarle cómo fue posible que las aulas y la dirección se abrieran, pues el protocolo básico de seguridad obliga a cerrar con candado. Según dicen, cuando llegaron a trabajar y se encontraron con que una camioneta sobre sus cuatro llantas estaba adentro del canal aledaño, nunca pensaron que los materiales didácticos de sus niños también quedarían desechos y esparcidos por el patio del plantel.
 
Gente de la Secretaría de Educación ya está en el sitio levantando cifras de cuántos muebles se perdieron, o bien quedaron inservibles por el agua. La profesora recuerda que no fue sólo agua de lluvia la que corrió por el sitio, sino residuos líquidos de los núcleos habitacionales que se encuentran en puntos más elevados.

También la Policía, los grupos de rescate y las corporaciones de emergencia patrullan constantemente por la zona. "Oblatos nunca estuvo tan seguro", ironiza don Reyes Carrillo, un señor de 74 años que ha habitado el sitio desde hace medio siglo. Y quien además de lamentar que los puestos de tacos que acostumbraba a consumir se hayan perdido entre la corriente --y quizá aparezcan después en la Barranca de Huentitán--, resiente que las vialidades recién repavimentadas ahora luzcan unas serias cicatrices que bien podrían adjudicarse más a un "material deficiente" que a la acción del agua en sí.

Entretanto, los vecinos del lugar cuyos vehiculos fueran arrastrados por la corriente hacen lo posible para secarlos y sacarles los golpes, pues gente como "Pepe" no contrató un seguro que cubriera esos daños, y ahora deberá hacer frente a la reparación por cuenta propia.

EL INFORMADOR / ISAACK DE LOZA

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