Jalisco

Lluvia no mata tradición futbolera

Vecinos de Miravalle hacen fiestas de días enteros, a las que incluyen partido de futbol, desde hace 40 años

GUADALAJARA, JALISCO (01/ENE/2013).- En medio del ambiente solitario que esta tarde lluviosa de Año Nuevo se vive en la colonia Miravalle, los ánimos de un grupo de gente contrastan desde lejos: gritan, aplauden y echan porras a los 22 jugadores que, con ropas empapadas y tenis que patinan en lodo, no le temen al aguacero con tal de seguir la tradición, de hace 40 años, del partido de solteros contra casados.
 
"Así truene, aquí estamos", dice Andrés Hernández, de 72 años, con esfuerzo, para que su voz se haga escuchar entre el tumulto de las porras. Él fue uno de los iniciadores de la tradición, que no tuvo otro motivo para iniciar más que prolongar los festejos decembrinos.
 
"Siempre nos reuníamos para celebrar la Navidad y Año Nuevo, nos gustaba convivir, 'pistiar', cenar y todo eso, y de ahí empezamos a jugar. A todos nos gusta el futbol, y todos somos de ahí del barrio; ya tenemos hijos y nietos, de ahí se arman los partidos", relata Andrés, quien le va a los casados.
 
Así es como, desde hace 40 años, vecinos del andador Javier Tizoc se organizan para rentar las canchas de la Unidad Deportiva de Miravalle y agregarle a la celebración de las fiestas de diciembre un rato de pasión futbolera, con gritos desgarrados de espectadores de todas edades, y otros tantos, entre alegatos de jugadores y árbitro.
 
A las 15:00 horas el partido está por finalizar, pero no la fiesta, la cual, hace más de 20 horas que comenzó. Un día antes los vecinos cierran la calle, contratan equipo de sonido y luces, y, en festines colectivos, pasan la Nochebuena y esperan el Año Nuevo.
 
A quien le permitan sus ganas, se amanece y desayuna festejando en el andador, de ahí lo que sigue es irse al partido: hay muchos que llegan al juego sin haber dormido.
 
Anteriormente, después del clásico entre solteros y casados, seguía un juego de mujeres que competían en equipos de los mismos estados civiles, pero hace dos años que no se completa el número requerido de futbolistas.
 
Se escucha el último silbato y la victoria de este partido se lo llevan los casados. En la tribuna saltan y gritan quienes se identifican con esa situación sentimental, pero quienes habían estado apoyando a los solteros tampoco se lamentan, disfrutan igual: lo que importa es encontrar motivo para el relajo.
 
Los jugadores se acomodan en el campo, unos rodillas abajo y otros de pie, abrazándose desde los hombros, se toman su foto de equipo futbolero y termina el juego, mas no la tradición de décadas, pues continúa el convivio en la cuadra. A ver qué pasa el año que entra.  
 
EL INFORMADOR / ALEJANDRA PEDROZA
Síguenos en

Temas

Sigue navegando