Jalisco

La trais

La batalla entre los políticos no es otra cosa que buscar colgar etiquetas al enemigo

No hay frase más trillada, repetida y poco entendida que la de don Jesús Reyes Heroles, de que en la política forma es fondo. Los nuevos mercadólogos de la política cobran por repetir eso, y que en política percepción es realidad, para luego vender campañas de “percepción” que no generan ni cambian ninguna “realidad”. Pero en fin, lo cierto es que en el mundo de la grilla la cosa es mucho más simple e infantil: si te la pegan, la trais. En el juego de las percepciones y de las formas, la batalla entre los políticos no es otra cosa que buscar colgar etiquetas al enemigo a partir de generar condiciones mediáticas de cuestionamiento o, mejor aún, de linchamiento. Si la etiqueta pega, perfecto; si no, a buscar otra.

Subir el tema del reciente viaje del presidente municipal de Tlajomulco y dos consejeros electorales a Cuba es eso: un intento de colgar a Alfaro y sus acompañantes algunas etiquetas. Aquí lo menos importante es si el avión privado fue prestado, rentado o fletado, si los consejeros y el presidente municipal son amigos de la infancia o compañeros de parranda, si la causa es noble o superficial (invitar a Silvio Rodríguez a un concierto a Tlajomulco). A lo que está jugando el grupo del PRD enemigo del Alfaro es a colgarle etiquetas negativas, tal como sucedió con los viajes del presidente municipal de Guadalajara, Aristóteles Sandoval.

Enrique Alfaro ha manifestado una y otra vez que se trata de su vida privada y de la de sus amigos los consejeros electorales y que, al no haber violado ninguna ley, en qué se fue, con quién se fue y a qué fue es un tema que nada tiene que ver con su ejercicio como presidente municipal. Y tiene toda la razón, como la tuvo el alcalde de Guadalajara cuando se fue a Las Vegas. El problema es que, independientemente de quién tenga la razón, al viaje en avión privado lo que queda es una imagen asociada a la frivolidad y al despilfarro.

Al alcalde tapatío, el viaje a Las Vegas no le pegó gran cosa con los gobernados. Le tomó algunas semanas que el tema saliera de los medios y listo. Sin embargo, tuvo un costo alto, más de lo que él mismo se imaginó, con el círculo rojo. En el caso de Alfaro, la operación de medios que está haciendo, encarando el problema y tratando de explicar cómo fueron las cosas, reducirá bastante el efecto de la etiqueta. Digamos que ha enfrentado bien la crisis mediática. El frente serio va a ser político. Su propio partido se encargará de llevar esto al pleno del Consejo Electoral, con lo cual por lo menos asegurarán que el tema se mantenga en medios varios días impidiéndole que llegar a la bas. Si no se la pegan y no la trai, por lo menos lo van a cansar.
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