Jalisco

La sospechosa ''bola rápida'' de Aristóteles

López Obrador decidió que la información de los muy cuestionados segundos pisos quedaría inaccesible para cualquier ciudadano

Andrés Manuel López Obrador se ostentaba como el gobernante más transparente del país. Su argumento: que todas las mañanas respondía las preguntas que le formulaban los reporteros sobre su ejercicio al frente del Gobierno del Distrito Federal (GDF).

Cuando se gastó una millonada de los recursos de todos los contribuyentes para la construcción de los muy cuestionados segundos pisos de la capital del país, López Obrador decidió, por sus pistolas, que la información relativa a la adjudicación de los contratos de construcción, los montos erogados y las condiciones en que se había dado la relación entre el GDF y los constructores beneficiados, quedaría bajo reserva y, por lo tanto, inaccesible para cualquier ciudadano por más de una década. Así nomás, bajo llave, como secreto de Estado.

A pesar de semejante atropello, el “Peje” se mantuvo hasta el final de su mandato con la aureola de gobernante transparente. ¿Acaso las declaraciones públicas, las explicaciones unilaterales, los dichos de gobernante son sinónimos de transparencia en materia de información pública? Nada más alejado de la realidad, nada más parecido a un sofisma: declaro, luego entonces soy transparente.

Con las compras y adjudicaciones de contratos en el Ayuntamiento de Guadalajara, que encabeza el priista Aristóteles Sandoval, está sucediendo algo que cada vez se parece más a la nefasta experiencia de López Obrador. Hay discurso, hay dichos, hay discusiones públicas, por ejemplo en el pleno de regidores. Pero a la postre hay decisiones unilaterales, hay “mayoriteos” de la fracción del Partido Revolucionario Institucional (PRI), hay asignaciones de contratos por la vía rápida y hay una densa oscuridad en el manejo de los recursos que no permite ver de dónde salen las autorizaciones, los proveedores, los montos, las justificaciones de los contratos y, en suma, las causas de utilidad pública de lo que se está gastando.

Endeudamiento, obras de pavimentación, concesiones de parabuses, arrendamiento de patrullas, gastos de publicidad, compra de computadoras, obras de túneles… y la lista se sigue. Todo pasando por los terrenos que resguarda en la Comisión de Adquisiciones el regidor priista Javier Galván.

Pablo Lemus Navarro, presidente de Coparmex Jalisco, ha cuestionado con severidad la más reciente de las maniobras realizadas por Galván en la decisión de arrendar patrullas de buenas a primeras, misma que derivó en que la representación patronal se ha retirado del Comité de Adquisiciones del Ayuntamiento de Guadalajara.

“Cuando menos, la decisión de hacer una adjudicación directa es sospechosa; no estamos contra la adquisición de los vehículos, porque todos estamos de acuerdo con que son necesarios, pero ¿por qué no hacer las cosas de manera transparente?”, cuestionó Lemus Navarro el jueves pasado.

A decir del líder empresarial, la mañana del viernes tendría lugar la sesión del Comité de Adquisiciones, justo para conocer el procedimiento de arrendamiento de las futuras patrullas. “Pero esta ‘bola rápida’ del alcalde nos desconcierta (...) y genera sospechas”. A cualquiera le produciría un colapso semejante truco: ser citado para conocer de una decisión por tomar y encontrarse con que ésta ya es un hecho consumado.

Pero el alcalde Aristóteles no se aparta de su guión. Sostiene que él y su gobierno son transparentes. Desecha el calificativo de autoritario. Sólo que las pruebas a su favor no aparecen por ningún lado.
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