Jalisco
La ruptura del eco de la sierra
La presencia de hombres 'raros' era usal, más no el enfrentamiento
Fue el pasado 11 de febrero cuando un ruido extraño a la naturaleza que habita en la sierra tequilera interrumpió las actividades cotidianas de los lugareños y de la fauna de la zona.
Varios estruendos de mediana y alta resonancia se hicieron escuchar en la parte alta del poblado de Mitlán –un poblado antes de llegar a El Salvador–.
Para vecinos de ambas comunidades ya no les es raro, pues sabían que dichos sonidos “secos” provenían de algunas armas de fuego, mismas que, muy probablemente estarían siendo utilizadas por los “buenos” o los “malos”, o en el peor de los casos, se estaría registrando algún enfrentamiento.
Aquella mañana del jueves 11 de febrero, la mayoría de las actividades comerciales cotidianas cercanas a Mitlán fueron suspendidas, el motivo: un enfrentamiento entre poco menos de medio centenar de hombres armados y un nutrido grupo similar de elementos del Ejército Mexicano.
La gente de las poblaciones de Mitlán, El Salvador, Atemanica y El Tepetate, en Tequila, bien sabe que desde hace algunos años en las zonas más altas de la sierra o en los rincones más inhabitables hay grupos de hombres “raros”, de lujosas camionetas y, que en ocasiones dejan lucir sus vestimentas tipo “hombres de combate de películas”, y a veces hasta algunas armas, en su mayoría largas. Algo a lo que ya se están acostumbrando.
Sin embargo, aquella mañana el enfrentamiento armado inició en Mitlán y, posteriormente de algunos operativos realizados por la milicia se logró la incautación de tonelada y media del fruto “bendito” que da la madre naturaleza en aquella zona serreña: mariguana, misma que si no es guiada por la mano del hombre no se da por sí sola.
En aquella ocasión, tras el enfrentamiento, dos presuntos sicarios murieron y tres más fueron capturados, además de haber sido aseguradas tres camionetas.
El grupo de gente que estuvo más atenta, en aquella ocasión, al aullar de las sirenas de la patrullas, el desfile multicolor de vehículos de la milicia y de la Policía del Estado, además de algunos automotores de varios medios de comunicación, fue protagonizado por campesinos y estudiantes que, al término o inicio de sus actividades diarias, se desplazaban cerca de la zona “ruidosa”; calles y brechas que conducen de Mitlán a El Salvador y, de ésta población a Atemanica y el Tepetate.
Esa zona de la sierra, perteneciente a la Región Valles de Jalisco, en aquella ocasión fue testigo del gran movimiento de masas multicolores que se registraron, pese al intenso frío, lluvia y neblina que acechaban aquella mañana.
Según personal de la PGR que acudió al sitio del enfrentamiento, indicó que por la zona en la que se registraron los acontecimientos, los hombres detenidos, fallecidos y los que lograron huir podrían pertenecer a algún grupo delictivo.
Aquel inicio de fin de semana no fue como cualquier otro, ya que gran parte de ese jueves, el ruido cotidiano fue silenciado por las ráfagas salientes de las armas de fuego.
La gente dice que solamente “Dios sabrá cuándo se vuelvan a recuperar los sonidos que la madre naturaleza da; el canto de las aves, el susurrar de las ramas de árboles, crujido de sus hojas, relámpagos ocasionales en el cielo y el soplar del viento”, que, según sus pobladores cada día se va perdiendo ante los inminentes sonidos estruendosos, salientes de artefactos fabricados por las manos del hombre.
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