Jalisco
La muchedumbre en busca de siete templos
Miles de personas acudieron ayer al Centro tapatío para la visita de las siete casas, aprovechar que la zona fue sólo peatonal y disfrutar de las tradicionales empanadas
GUADALAJARA, JALISCO (06/ABR/2012).- Debajo de los nubarrones grises del Centro Histórico tapatío se arrastran las masas, pesarosas, memorando el recorrido de Jesús el Nazareno ante las autoridades para ser condenado a muerte. Miles, solos o en familia, acuden desde temprano al Centro para la tradicional visita de los siete templos. Cada quien hace su propia ruta. La Merced, San Agustín y El Sagrario son algunos de los santuarios predilectos entre la feligresía, pero la Catedral Metropolitana de Guadalajara es el más concurrido. Desde que da la luz del Sol, un centenar de personas espera con paciencia formando una fila que se renueva constantemente.
Cae la tarde y llovizna. Dentro de Catedral no cabe un alma. Entran por montones y buscan, y esperan. Los santos se convierten en superestrellas que brillan bajo el flash de las cámaras. Ancianos rezan de trípticos que compran en los portales; algunos cabecean en las butacas, donde adolescentes se agolpan en las hincaderas mientras los niños de brazos lloran por el calor y el hacinamiento. Por las esquinas del recinto, no falta quien mete en vano las manos en las piletas vacías y las saca llenas de polvo; en el confesionario del canónigo Guillermo Gutiérrez, el penitenciario no se da abasto para curar los pecados de los fieles, que forman una nutrida fila para llegar adonde la leyenda promete: “Vuestros pecados serán perdonados e iréis en paz”.
Huele a sudor y a tierra mojada. La procesión sacerdotal deja tras de sí un hálito de mirra, y el abanico social se despliega por el recinto. Casi no se ven joyas. Una mujer descalza, callosa, morena, vestido morado con tiras doradas, camina lento y levanta devotamente la mirada para escuchar al cardenal Francisco Robles, quien habla de la celebración de la Pascua, del pan partido y la sangre derramada de Jesús, y de lavar los pies al necesitado: “El verdadero comienzo de la vida cristiana”.
A las afueras de Catedral, las nubes se van y el día transcurre con cierta calma. La casa de Dios no es mercado pero no se impuso perímetro y, desde los portales hasta donde alcanza la vista, la mercadotecnia cubre la demanda de artículos religiosos, flores y los tradicionales buñuelos, obleas, helados y empanadas a cuatro por 20; las hay rellenas de piña, fresa y hasta camote. ¿Dónde nos vamos a ver?, pregunta la señora. En el último templo, donde venden las empanadas.
Agenda
Celebraciones de Semana Santa
HOY
Oficio de lecturas y laudes. 09:30 horas, Catedral Metropolitana.
Judea en Vivo en San Martín de las Flores. A partir de las 12:00 horas.
Celebración litúrgica de la Pasión y muerte de Jesús. 17:00 horas, Catedral Metropolitana.
Procesión del Silencio. 19:30, de Federación y Cairo a la Catedral.
SÁBADO
Liturgia de las Horas. 09:30 horas, Catedral Metropolitana.
Vigilia pascual de la Resurrección. 20:30 horas, Catedral Metropolitana.
EL DATO
De esclavos a cristianos
El cardenal Francisco Robles, arzobispo tapatío, encabezó ayer la homilía en la que se recuerdan momentos de la Pasión de Jesús como el lavatorio de pies y la Última Cena, y aprovechó para recordar la vigencia del reto por la humildad que enfrentan todos los católicos: “Son un llamado para que cada persona y su sociedad atiendan a las personas necesitadas y marginadas”. Asear los pies de otros era una obligación de esclavos, recordó, pero que Jesús la ejerciera en la víspera de su muerte reveló el imperativo “del servicio y de la sensibilidad a los que menos tienen”.
Cae la tarde y llovizna. Dentro de Catedral no cabe un alma. Entran por montones y buscan, y esperan. Los santos se convierten en superestrellas que brillan bajo el flash de las cámaras. Ancianos rezan de trípticos que compran en los portales; algunos cabecean en las butacas, donde adolescentes se agolpan en las hincaderas mientras los niños de brazos lloran por el calor y el hacinamiento. Por las esquinas del recinto, no falta quien mete en vano las manos en las piletas vacías y las saca llenas de polvo; en el confesionario del canónigo Guillermo Gutiérrez, el penitenciario no se da abasto para curar los pecados de los fieles, que forman una nutrida fila para llegar adonde la leyenda promete: “Vuestros pecados serán perdonados e iréis en paz”.
Huele a sudor y a tierra mojada. La procesión sacerdotal deja tras de sí un hálito de mirra, y el abanico social se despliega por el recinto. Casi no se ven joyas. Una mujer descalza, callosa, morena, vestido morado con tiras doradas, camina lento y levanta devotamente la mirada para escuchar al cardenal Francisco Robles, quien habla de la celebración de la Pascua, del pan partido y la sangre derramada de Jesús, y de lavar los pies al necesitado: “El verdadero comienzo de la vida cristiana”.
A las afueras de Catedral, las nubes se van y el día transcurre con cierta calma. La casa de Dios no es mercado pero no se impuso perímetro y, desde los portales hasta donde alcanza la vista, la mercadotecnia cubre la demanda de artículos religiosos, flores y los tradicionales buñuelos, obleas, helados y empanadas a cuatro por 20; las hay rellenas de piña, fresa y hasta camote. ¿Dónde nos vamos a ver?, pregunta la señora. En el último templo, donde venden las empanadas.
Agenda
Celebraciones de Semana Santa
HOY
Oficio de lecturas y laudes. 09:30 horas, Catedral Metropolitana.
Judea en Vivo en San Martín de las Flores. A partir de las 12:00 horas.
Celebración litúrgica de la Pasión y muerte de Jesús. 17:00 horas, Catedral Metropolitana.
Procesión del Silencio. 19:30, de Federación y Cairo a la Catedral.
SÁBADO
Liturgia de las Horas. 09:30 horas, Catedral Metropolitana.
Vigilia pascual de la Resurrección. 20:30 horas, Catedral Metropolitana.
EL DATO
De esclavos a cristianos
El cardenal Francisco Robles, arzobispo tapatío, encabezó ayer la homilía en la que se recuerdan momentos de la Pasión de Jesús como el lavatorio de pies y la Última Cena, y aprovechó para recordar la vigencia del reto por la humildad que enfrentan todos los católicos: “Son un llamado para que cada persona y su sociedad atiendan a las personas necesitadas y marginadas”. Asear los pies de otros era una obligación de esclavos, recordó, pero que Jesús la ejerciera en la víspera de su muerte reveló el imperativo “del servicio y de la sensibilidad a los que menos tienen”.
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