Jalisco
La industria tradicional y los grandes comercios
Entre 1950 y 1980, Guadalajara vivió una época próspera, a causa de la consolidación del sector industrial, comercial y urbano
Los sectores importantes de Jalisco eran las industrias alimenticia (azúcar, dulces, cárnicos, aceites y grasas comestibles, alimentos balanceados y trigo), del tequila, textil, confección de ropa, calzado y productos del cuero. También productos a partir del látex, hule y plástico que tendrían una fuerte expansión en los mercados nacional e internacional. Lo mismo ocurriría con las empresas de la industria farmacéutica, que crecerían de manera importante: Laboratorios Pisa, Laboratorios Sophia y Los Laboratorios Alpha, mientras las compañías editoriales o de las artes gráficas, encabezadas por EL INFORMADOR (1917), consolidaban otro fuerte sector.
La limitación de la oferta de productos extranjeros y las exportaciones hacia otros países, generaron una demanda aprovechada por comerciantes e industriales locales para integrarse al mercado nacional.
En el periodo 1950-1980, Guadalajara era grande y próspera, consolidada en un núcleo industrial, comercial y urbano. Destacaban empresas de los Arroyo Chávez, Rivial León, Álvarez del Castillo, B. Horn, Limón Gutiérrez, Ibarra Ruiz, Padilla Quiroz, Dipp Murad, Arregui Zepeda, Leaño, Amutio, Martínez Martínez, Nuño Rodríguez, Corvera Gibsone, García Briseño, Pérez Jiménez, González Rubio Navarro, López Pérez, González Lozano, García Fernández y Alva Rosano, entre muchos otros, que mantienen una exitosa trayectoria.
En la Región Norte del país, la apuesta industrial catapultaba a Nuevo León con grandes empresas textiles, cerveceras, acereras y otros materiales industriales.
“A finales de los años ochenta —apunta Pablo Sandoval Cabrera, investigador de la Universidad de Guadalajara—, Guadalajara y Jalisco vivían todavía un buen momento; ocupaban los primeros lugares porque la orientación socioeconómica se caracterizaba por la industria de manufacturas básicas. Había un sector industrial ciertamente consolidado en ramas productivas como alimentos, farmacéutica, bebidas, metalmecánica, muebles, vestir, cuero, calzado y química, además de una actividad comercial y de servicios muy importante. Destacaban algunas grandes empresas, pero la mayoría eran pequeñas y medianas empresas generadoras de empleo, orientadas al mercado interno. La economía era semicerrada, y por estas razones era relativamente fuerte”.
Apertura de fronteras
Con la firma del Acuerdo General sobre Comercio y Aranceles (GATT) y el Tratado de Libre Comercio para América del Norte (TLCAN) —aplicados entre 1987-1988 y a partir de 1994, respectivamente—, la apertura de fronteras afectó a una buena parte de empresas locales importantes, que terminaron por quebrar o, en el mejor de los casos, vender. La desaparición del proteccionismo gubernamental federal y estatal también fue clave para el debilitamiento del sector empresarial.
“Aunque la Perla Tapatía mantiene una fuerte actividad comercial diversificada (representada por las pequeñas y medianas empresas), la fuerte industria tradicional local prácticamente desapareció en las décadas de los ochenta y noventa del siglo pasado, salvo honrosas excepciones”, apunta Patricia Arias, doctora en Historia por la Universidad de Guadalajara. El ejemplo emblemático es Calzado Canadá.
“La industria local y nacional —añade Sandoval Cabrera— no estaba preparada para un proceso de apertura tan abrupto. En dos años, México pasó de ser de las economías más cerradas a la más abierta. Fallaron las políticas públicas. Por otra parte, las condiciones estructurales de la industria local y nacional no eran las mejores para competir con empresas extranjeras; había un sesgo antiexportador impresionante, no estaban capacitadas, no tenían conocimientos del mercado global, la participación era marginal… sólo algunas habían participado. Además, dependían de manera funcional de políticas paternalistas. Sin embargo, dominaba una idea, válida en términos de libros de texto, que no aplica en políticas públicas: se suponía que la competencia iba a obligar a la industria nacional a incrementar su competitividad. No es así”.
Algunas de las grandes empresas que desaparecieron
Textileras: La Escoba, La Experiencia, la Prosperidad Jalisciense, El Batán, Fábrica Textil de El Salto, Antigua, Fuerte, Hilados Guadalajara y Jacaranda Textil.
Zapatera: Calzado Canadá.
Mezclilleras: Dalton y Dávalos Hermanos.
Boneterías: Cibolain, Bonetera Imperial, Jugar Textil, Textil Alma y Bonetera la Michoacana.
Comercios: Maxi, Hemuda, La Talpense, Novedades Bertha y Farmacias Levy.
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