Jalisco

La impunidad es el problema

No tienen miedo a quebrantar el orden social, saben con seguridad que lo pueden componer con muchas artimañas basadas en su impunidad

Cuando las leyes no se aplican con equidad, se incurre en la injusticia. Peor aún cuando los privilegios te vuelven inmune.

En la medida en que el poder y el dinero facilitan hacer lo que quieras y con ello comprar a las autoridades que, se supone, vigilan el cumplimiento de las leyes, caemos en el abismo más profundo de la corrupción.

Una sociedad con vocación democrática antepone el cumplimiento de las leyes a cualquier persona. Sea quien sea, se le aplicará el peso de las normas.

La democracia no es tan sólo el proceso electoral y la elección de gobernantes y representantes populares vía el voto, sino el cumplimiento igualitario de las normas y leyes.

Y en este aspecto no hemos avanzado, es más, parece que vamos en retroceso.

La impunidad se extiende progresivamente cuando simplemente no le pasa nada a los que cometen algún ilícito, tan sólo porque con buenas relaciones y dinero todo acaba por arreglarse en favor del infractor.

Una persona que ya ha probado que su dinero y el poder le abren las puertas de la impunidad, siente que ya puede hacer todo, y que no importa lo que haga, será rescatado por sus ventajas. Entonces seguirá haciendo lo que ya ha comprobado que no le acarrea ningún problema ni consecuencias.

Son claros vestigios de los privilegios de castas que hemos heredado del virreinato: se sienten protegidos por su situación y abusan de su posición para hacer lo que quieran, porque saben que entre parientes, amigos y el poderoso caballero don dinero, podrán arreglar lo que sea para seguir consiguiendo lo que quieren.

No tienen miedo a quebrantar el orden social, saben con seguridad que lo pueden componer con muchas artimañas basadas en su impunidad.

Pueden mentir, sobornar, chantajear, amenazar y cuanto se les ocurra, para alcanzar sus objetivos. Las autoridades están a su merced.

¿Cómo queremos una vida más democrática, si hay tanta impunidad? Tenemos que ligar el esfuerzo conjunto en contra de la corrupción y el crimen organizado con la impunidad.

Queremos que los peces gordos de cuello blanco, cobijados por la élite política y empresarial, paguen también por todas sus fechorías.
Los delincuentes no sólo están en el bando de los criminales, sino que muchos políticos, funcionarios y empresarios son infractores sin escrúpulos; pero gozan de la impunidad y la protección que les da su maligna prepotencia.

Se comportan como si nada les fuera a suceder, llegan a no concebir consecuencia alguna por sus conductas, incluso el miedo les hace los mandados. Se sienten intocables por la ley.

Si queremos combatir a los delincuentes, tenemos que vencer a la corrupción, esté donde sea. No importa el apellido, ni la inmunidad que crean poseer.

No hay progreso donde la impunidad impera, la democracia se ve obstaculizada por los privilegios que unos cuantos quieren seguir teniendo.
La ley y la justicia están por encima de cualquier persona. Deben ser equitativas y todos debemos de someternos a su imperio, sin distinción alguna.
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