Jalisco

La gran Plaza del Sol

Los tapatíos decidieron ganar como comerciantes lo que perderían como industriales: Carlos Alba

GUADALAJARA, JALISCO.- El centro comercial de Plaza del Sol fue, según sus fundadores, el último esfuerzo de los empresarios tapatíos para impedir la llegada de las grandes cadenas comerciales nacionales y extranjeras.

Así lo describe Carlos Alba, académico del Colegio de México: “Todos los negocios de Plaza del Sol, que fue el más importante de América Latina, eran de empresarios locales. En los años sesenta (del siglo pasado), los grandes comercios de la Ciudad de México, como Aurrerá, Comercial Mexicana, Liverpool, Palacio de Hierro y Gigante, entre otros, incursionaron en las grandes ciudades, pero los tapatíos se lo impidieron en un principio. Los jaliscienses eran fuertes y los ‘grandes’ a nivel nacional no tenían fuerza suficiente para ingresar; sin embargo, el comercio local terminó sucumbiendo”.

Alba recuerda que los industriales y empresarios tapatíos se trasladaban al extranjero y compraban la tecnología que dejaban países como Corea o Taiwán, mientras éstos se reconvertían con mejores sistemas de producción: “Cuando se abren los mercados y llegan las inversiones o producciones, sobre todo del Sureste asiático, los tapatíos no tenían la tecnología para competir, por lo que deciden en general ganar como comerciantes lo que perderían como industriales. Así comenzaron a ser distribuidores de productos importados y es cuando decae la industria tradicional porque no tiene instrumentos de tecnología, capital competitivo, mano de obra calificada y experiencia en el mercado internacional. Para las empresas locales fue difícil involucrarse con las transnacionales. Por ejemplo: IBM en Jalisco se reconvirtió de máquinas de escribir a la electrónica, pero nunca pudo comprarles a empresarios locales porque no tenían la capacidad para abastecerle. Cualquier pedido los hacía estallar”.

El doctor en política pública, especializado en temas como el desarrollo económico e iniciativa privada en México, recapitula que con la entrada del GATT, México se abrió más de lo que se pedía por las altas tasas de inversión: “Buscaron la apertura para hacer un choque contra la inflación y permitieron que llegaran productos baratísimos de todas partes. ¿Quién podía aumentar los precios con esos productos baratos? Hablo de 1987, 1988 y 1989. Fue una apertura muy radical de productos para textiles y calzado, muchos de los que fabricaba Jalisco; entonces, de ser un pionero en la fabricación de bienes de consumo final durante el modelo de sustitución de importantes, se convirtió en un Estado perdedor en su industria tradicional y se convirtió en una Entidad receptora de grandes inversiones para el mercado mundial”.
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