Jalisco

La frontera, determinante en la construcción de nación: Lomnitz

El antropólogo chileno da una ponencia durante la clausura del Tercer Encuentro de Antropología México-Brasil

GUADALAJARA, JALISCO (03/OCT/2015).- No hay frontera con mayor dinámica en todo el continente como la que se genera en la de México con Estados Unidos, la que además ha sido determinante en la identidad de los pobladores de este país, fue una de las tesis presentadas por el doctor Claudio Lomnitz, antropólogo chileno quien presentó la ponencia magistral "El papel de la frontera en la construcción nacional" como parte de las actividades de clausura del Tercer Encuentro de Antropología México-Brasil, con sede en el Instituto Cultural Cabañas.

 Lomnitz se remontó al siglo XVI, cuando consideró que los límites entre los países eran más bien horizontes de colonización debido a que existían amplias franjas de territorio aún no habitado, que los estadounidenses vieron como zonas hacia donde se podían expandir. Y así fue. A finales del siglo XVIII este horizonte se convirtió en un espacio de competencia en el que los mexicanos trataron de contener el avance de Estados Unidos.

 Sin embargo a principios del siglo XIX territorios de ese horizonte se perdieron, por ejemplo, Texas, que se separó bajo el argumento de la incapacidad para colonizar de los mexicanos, toda vez que los texanos veían que los grupos indígenas comanches podían someter poblaciones: "No eran dignos de controlar el territorio. (...) No pueden controlar a sus indios".

 Tal fue el temor de perder más en ese horizonte que finales de ese siglo el gobierno se negaba a construir el ferrocarril pues se creía que por esa vía Estados Unidos absorbería totalmente al país. A la par del fin de la "apachería" y el desarrollo de redes ferroviarias durante el Porfiriato, cambió la percepción de los estadounidenses hacia los mexicanos, pues ya podían controlar a sus indios.

 Pese a eso, la frontera significaba aún tiempos distintos en ambos países, lo que se podía ver en las ciudades gemelas. Ejemplo de ellas estaban Laredo, Texas, y Nuevo Laredo, Tamaulipas, donde esta última, pese a ser nueva, aparentaba ser 200 años más vieja que la original. Lo anterior, debido a las técnicas de construcción toda vez que los mexicanos no habían modificado en siglos sus métodos.

 Es en la frontera donde se comenzó a generar el concepto del mexicano como una raza. En el norte, con distintas condiciones los estadounidenses avanzaban en la industrialización; en México, el éxito del progreso se vio frenado debido a los bajos sueldos: los extranjeros especializados no querían trabajar en México donde se ganaba poco. La imagen ya se gestaba, incluso, Lomnitz describió la Revolución Mexicana como la "liberación de la raza".

 Ya en pleno siglo XX la frontera era un factor activo en la construcción nacional. Así, cuando un ciudadano de Estados Unidos viaja a México aparenta tener un cierto nivel de aristocracia, mientras los mexicanos que viajan hacia allá deben pasar un proceso de depuración, como un "bautismo" y después van a lavar platos.

 Es en la frontera donde se acentúa esa imagen: del lado estadounidense, dijo, existen ciudades caracterizadas por una "hiperhigiene"; mientras que del lado de México se hallan espacios de vicio, lo sucio: todo lo prohibido en Estados Unidos se activa en el lado mexicano.

 El foro inició actividades el jueves y concluyó este sábado con mesas sobre las dinámicas de etnicidad y retos actuales de la antropología.
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