Jalisco
La clave de Guadalajara
El senador es el político jalisciense que más votos ha obtenido para ganar una elección, justamente la que le llevó a la senaduría
Hay más mentes priistas de las que uno pudiera imaginar, devanándose los sesos en busca de fórmulas que les garanticen el triunfo electoral en Guadalajara en los comicios de 2012, como condición indispensable para recuperar la gubernatura de Jalisco.
Fórmulas que no son sólo matemáticas, o más precisamente estadísticas, sino que analizan principalmente el factor del candidato que podría postular el Partido Acción Nacional (PAN) para jalar votos que le garanticen una pelea cerrada en el tema del gobernador.
¿El senador Alberto Cárdenas guardará algún fantasma en su armario como para hacerlo aparecer y contrarrestar su imbatible buena imagen ante grupos de panistas, pero sobre todo de cara a un electorado abierto? ¿Se animará el todavía dirigente de Coparmex, Pablo Lemus Navarro, a lanzarse al ruedo de la política partidista (así sea con vestimenta de “candidato ciudadano”) para abanderar al blanquiazul disparando obuses contra los priistas? ¿Tendrán el clan de políticos formados a la sombra del ex alcalde Fernando Garza, entre ellos el diputado local Alfredo Argüelles y el ex director del SIAPA, Rodolfo Ocampo, o el también legislador José María Martínez, la tozudez para pretender imponer o imponerse como candidato con la complicidad de la dirigencia municipal del PAN?
Guadalajara, con su caudal de votos, puede inclinar la elección a favor de uno u otro partido, de los que lleguen punteros a la recta final. En el PRI saben sumar y restar. Calculan que un liderazgo inconforme a la hora del reparto de posiciones, por ejemplo el del líder sindical Alfredo “Güero” Barba, podría tumbarle al partido los sufragios suficientes y llevárselos a otro lado, dejando al tricolor en la orilla. O que un candidato carismático del lado azul podría arrastrar el efecto de buena imagen ante la ciudadanía y conquistar los votos necesarios para darle la gubernatura a su candidato.
En este último territorio está ahora, con todo y la negativa expresa a ser candidato a alcalde de Guadalajara que dio hace un par de semanas, el ex gobernador Alberto Cárdenas. Y eso ha comenzado a preocupar a algunos cuadros priistas. No ignoran que “Bebeto” es un hombre que sabe comprometerse en serio para cumplirle a su partido, y lo haría si lo convencen de que sólo él puede darle al PAN los votos necesarios para catapultarlo a refrendar la gubernatura y, sobre todo, allegarle votos a quien sea el candidato presidencial, ya que Jalisco, junto con el Distrito Federal y el Estado de México, son los principales semilleros de sufragios.
Por eso en el entorno de algunos políticos tricolores que hace 16 años (cuando Cárdenas le arrebató la gubernatura al PRI) no eran ni treintañeros, quieren escudriñar en los archivos de la primera administración estatal panista para ver si encuentran por ahí algún pecado, sobre todo si está vinculado al manejo de los dineros, que pueda mermar la buena imagen de político que —dice la vox populi— se habrá equivocado por inexperiencia, pero no por deshonestidad. ¿O sí?
Hasta ahora, el senador es el político jalisciense que más votos ha obtenido para ganar una elección, justamente la que le llevó a la senaduría. Ahí podría estar para el PRI el verdadero enemigo a vencer.
Fórmulas que no son sólo matemáticas, o más precisamente estadísticas, sino que analizan principalmente el factor del candidato que podría postular el Partido Acción Nacional (PAN) para jalar votos que le garanticen una pelea cerrada en el tema del gobernador.
¿El senador Alberto Cárdenas guardará algún fantasma en su armario como para hacerlo aparecer y contrarrestar su imbatible buena imagen ante grupos de panistas, pero sobre todo de cara a un electorado abierto? ¿Se animará el todavía dirigente de Coparmex, Pablo Lemus Navarro, a lanzarse al ruedo de la política partidista (así sea con vestimenta de “candidato ciudadano”) para abanderar al blanquiazul disparando obuses contra los priistas? ¿Tendrán el clan de políticos formados a la sombra del ex alcalde Fernando Garza, entre ellos el diputado local Alfredo Argüelles y el ex director del SIAPA, Rodolfo Ocampo, o el también legislador José María Martínez, la tozudez para pretender imponer o imponerse como candidato con la complicidad de la dirigencia municipal del PAN?
Guadalajara, con su caudal de votos, puede inclinar la elección a favor de uno u otro partido, de los que lleguen punteros a la recta final. En el PRI saben sumar y restar. Calculan que un liderazgo inconforme a la hora del reparto de posiciones, por ejemplo el del líder sindical Alfredo “Güero” Barba, podría tumbarle al partido los sufragios suficientes y llevárselos a otro lado, dejando al tricolor en la orilla. O que un candidato carismático del lado azul podría arrastrar el efecto de buena imagen ante la ciudadanía y conquistar los votos necesarios para darle la gubernatura a su candidato.
En este último territorio está ahora, con todo y la negativa expresa a ser candidato a alcalde de Guadalajara que dio hace un par de semanas, el ex gobernador Alberto Cárdenas. Y eso ha comenzado a preocupar a algunos cuadros priistas. No ignoran que “Bebeto” es un hombre que sabe comprometerse en serio para cumplirle a su partido, y lo haría si lo convencen de que sólo él puede darle al PAN los votos necesarios para catapultarlo a refrendar la gubernatura y, sobre todo, allegarle votos a quien sea el candidato presidencial, ya que Jalisco, junto con el Distrito Federal y el Estado de México, son los principales semilleros de sufragios.
Por eso en el entorno de algunos políticos tricolores que hace 16 años (cuando Cárdenas le arrebató la gubernatura al PRI) no eran ni treintañeros, quieren escudriñar en los archivos de la primera administración estatal panista para ver si encuentran por ahí algún pecado, sobre todo si está vinculado al manejo de los dineros, que pueda mermar la buena imagen de político que —dice la vox populi— se habrá equivocado por inexperiencia, pero no por deshonestidad. ¿O sí?
Hasta ahora, el senador es el político jalisciense que más votos ha obtenido para ganar una elección, justamente la que le llevó a la senaduría. Ahí podría estar para el PRI el verdadero enemigo a vencer.
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