Jalisco

La actitud del dirigente*

Con la sociedad debe comportarse como un buen ciudadano, lo que entre otras cosas se refleja en el pago correcto de los impuestos y en hacer una publicidad honesta y educativa

La razón del dinamismo que lleva al dirigente a seguir emprendiendo empresas y,  por ende, aumentando el número de problemas a que se enfrenta,  no debe buscarse en el afán de lucro,  sino en un afán de autorrealización  y una conciencia clara de que la empresa tiene un sentido social. Es necesario que él se prepare constantemente para ser primero un buen empresario que logre éxitos dando a los consumidores un precio justo, lo mismo a los obreros y empleados una remuneración correcta, que dé a los accionistas una utilidad atractiva que haga crecer su interés por seguir invirtiendo en la empresa y, por lo tanto, siendo una fuente continua de creación de oportunidades de empleo.

Con la sociedad debe comportarse como un buen ciudadano, lo que entre otras cosas se refleja en el pago correcto de los impuestos y en hacer una publicidad honesta y educativa. Es también necesario dar ejemplo de austeridad, laboriosidad y espíritu de tomar riesgos. Corresponde al empresario dar ejemplo de humildad ya que es difícil hacer que la mayoría de nuestro país, que vive en forma precaria, pueda aceptar la labor extraordinaria que el empresario hace para aquellos que están en situación difícil, cuando el ejemplo que se da es de opulenta ostentación. Por otro lado, quizá los buenos empresarios que además practican la humildad han exagerado esta última y al no mostrar esta austeridad han hecho un flaco servicio a la empresa privada, al no presentar la realidad de su vida para que pueda  ser aceptable y loable para aquellos que han tenido ingresos menores.

Es también interesante señalar que así como por mucho tiempo a empresa sólo se le reconoció su función de gestora del bienestar, pero no era clara su función de gestora del bienser, lo mismo sucede con el concepto de la innovación.

Es reconocido que la empresa es gestora de innovación tecnológica en todos sus órdenes, pero no está claro que la empresa también es gestora de la innovación social. Como gestora de innovación social, el dirigente empresarial debe tener especial cuidado ya que en esta materia el campo fértil pero inexplorado, es sumamente exigente de una “prudencia empresarial” que lo lleve a moverse con gran cuidado, ya que existe un grave riesgo de equivocarse y a veces no es posible dar marcha atrás, por eso sin una reforma personal pronto se detendrá a esperar a ver lo que otros hacen. Es por esto necesaria esta conciencia personal para llevar a cabo esta innovación social con las grandes oportunidades y riesgos que presenta. Debemos estar dispuestos a llevarlos adelante aunque esto signifique valor para romper moldes tradicionales, discernimiento para hacer los cambios adecuados y determinación para perseverar con la nueva política en los días difíciles en que más  parece estorbar que ayudar.

Lo más grave es que en esta innovación social no hay modelos con garantía de éxito.
Para cada situación debe n crearse las mejores soluciones posibles para gestar el bienestar y el bienser.
De los anteriormente expuesto quisiera señalar que este gran reto para el empresario mexicano es también nuestra gran oportunidad y sólo s hará frente a esta gran oportunidad si viene acompañada primero de una reforma personal.  

* Extracto del artículo “Empresa y desarrollo del hombre”, publicado en Pensamiento empresarial mexicano, Avance editorial, Monterrey 1975
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