Jalisco
La “Colombia del Fresno”
Le dicen la “Colombia del Fresno”, y no es de gratis
De ahí salieron delincuentes de renombre: roba tráilers, asaltantes de blindados, narcos. Se sabe mucho, se hace poco, por no decir nada.
El Fresno nació en la década de los treinta como una colonia industrial. Era el momento de la ruptura, del paso del barrio a las colonias, el inicio de la industrialización de México y del desarrollo estabilizador. El momento del crecimiento de Guadalajara, que había duplicado su población en 30 años, y el de la aparición de la clase media urbana.
Primero se instalaron grandes fábricas a lo largo de la vía del tren y, posteriormente, se fue desarrollando como una colonia obrera y de pequeños talleres. Ahí vivían trabajadores, pero también torneros, carpinteros, plomeros y ebanistas. Como todas las colonias de esa época, la urbanización y las casas son de gran calidad. Se vivía bien en el Fresno, a pesar de las fábricas y la vía del tren.
Pero poco a poco le fuimos dando en la torre. Como ninguna otra, esta colonia representa los errores de la urbanización, lo que ha provocado esta lógica del “avenidismo”, que poco a poco la fue cercenando y aislando. La vía del tren era, y es, una barrera natural al Norte y al Poniente de la colonia. Luego, al Sur, apareció la avenida Lázaro Cárdenas, que se convirtió en un nuevo límite y dejó a la colonia con sólo dos salidas. Para terminar de aislarla, el Tren Ligero a superficie por la avenida Colón puso el otro muro y terminó de convertir a la colonia en un gueto desvinculado del resto de la ciudad. Una colonia ajena al espacio público y dueña, como ninguna otra, del espacio de nadie: las vías del ferrocarril, un lugar donde todo pasa, excepto trenes.
Hoy, la identidad de la colonia del Fresno es la delincuencia. Hay “narcocorridos” dedicados a la zona, donde narran con orgullo la estirpe delincuencial (“En la colonia del Fresno —dice la canción—, muchas cosas han pasado, ya que son muchos los hombres, que a la ley han desafiado. Mucha sangre se ha corrido, no le tienen miedo al diablo…”). Hay también un grupo de rap que presume a los hijos de la “Colombia del Fresno” (con ese nombre) en sus batallas en el Norte (“Somos los dueños de ‘Guanatos’, Jalisco... listos para la border, tapatíos, orgullosamente de ‘Guanatos’, aztecas, casta de delincuentes...”).
Como siempre sucede, tuvieron que morir dos niñas inocentes para que medios, autoridades y estudiosos, volteáramos a ver lo que sucede en el corazón de la ciudad. Para que registráramos algo que ha sucedido por años en nuestras narices, pero que preferíamos no ver: esta Colombia, la del Fresno, está en Guadalajara.
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