Jóvenes luchan contra adicciones
En 2016 fueron atendidas 253 personas en la Unidad de Hospitalización de Zapopan, de las cuales 58 tenían entre los 15 y 19 años de edad
GUADALAJARA, JALISCO (12/ABR/2017).- Alejandro tiene 26 años y desde hace 13 es adicto a las drogas. A esta pesadilla la llama “trayectoria”.
Mientras está sentado en una banca de concreto de la Unidad de Hospitalización de Zapopan, dice que el cristal es el responsable de que llegara a este lugar para tomar un tratamiento de tres meses. Por esta sustancia se metió en problemas. Vendió sus pertenencias y hasta robó a su familia.
“Los últimos meses o los últimos años ella fue la que me controló a mí. La droga. Eso fue lo que me trajo aquí. El que ya no me tuviera confianza ni a mí mismo”.
Esta es la segunda vez que está en este espacio. La primera concluyó el 2 de diciembre de 2015, cuando terminó su estancia de tres meses. Su abstinencia no duró mucho tiempo, pues recayó tres semanas después.
“Nunca fui a las consultas, nunca fui a la red de apoyo y seguí y seguí y seguí con el consumo. Siempre las recaídas son más fuertes. Por eso estoy aquí. Hace dos meses volví”.
El coordinador regional de los Centros de Integración Juvenil en Jalisco, Colima, Nayarit, Aguascalientes, Zacatecas, San Luis Potosí, Guanajuato y Durango, Enrique Aceves, explica que un paciente hospitalizado es alguien cuya vida gira alrededor de la droga y todo lo que hace tiene como objetivo conseguirla.
“Llega un momento en el que ya no puede controlarse. Ha perdido escuela, trabajo. Está condicionado incluso por la familia. Para nosotros en la clasificación que tenemos es considerado como una persona ya disfuncional que requiere aislarse de la sociedad para ser tratado de manera intensiva”.
De acuerdo con una base de datos que CIJ entregó como respuesta a una solicitud de transparencia, durante 2016 fueron atendidas 253 personas en esta unidad: 58 tenían entre 15 y 19 años. En comparación, en 2006 fueron apenas 177 personas.
La directora de la Unidad de Hospitalización Zapopan, Violeta Moreno, destaca que, aunque 85% de los pacientes termina su tratamiento, la evolución de la enfermedad también implica recaídas: “La evolución es que tarde que temprano va a caer. Vemos pacientes aquí con dos o tres internamientos”.
La psiquiatra agrega que si bien cada tres meses atienden hasta 30 personas de Guanajuato, Sinaloa, Nayarit, Michoacán, Jalisco y Colima, también tienen convenios para tratar a trabajadores de Petróleos Mexicanos (Pemex) y del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) que tienen problemas debido al consumo de drogas.
Un ejemplo es Giussepe, quien llegó el 23 de marzo por sus problemas con la cocaína y la piedra base. A sus 32 años, el trabajador de Pemex comenta que decidió someterse a un tratamiento de cinco semanas para dejar estas sustancias y salir del “infierno” que lo rodea y que afecta su matrimonio y a sus cuatro hijos.
LAS CIFRAS
43 mil 778 personas fueron atendidas durante 2016 en los Centros de Integración Juvenil que hay en los 32 estados del país. De ellos, tres mil 401 llegaron a los espacios de Puerto Vallarta, Tlaquepaque, Zapopan y Guadalajara.
2 mil 010 personas fueron internadas en 2016 en las 12 Unidades de Hospitalización que se encuentran en 10 entidades del país. De éstas, Jalisco registró 338 hospitalizaciones: 253 en Zapopan y 85 en Zapotlán El Grande, donde sólo se brinda atención a menores de edad.
Celebra dos años de abstinencia
Ramón concluyó hace dos años su tratamiento en la Unidad de Hospitalización Zapopan, a la que ingresó por problemas con el alcohol y la cocaína.
El pasado viernes, este panadero tapatío de 52 años se apersonó en el espacio para estar presente en una reunión semanal en la que personas que también dejaron atrás sus problemas con las drogas cuentan sus experiencias y reciben la asesoría de un psicólogo.
Ramón contó que le gusta regresar a este sitio, pues considera que las personas que trabajan allí son parte de su familia debido al apoyo que le dieron durante los tres meses que duró su proceso de rehabilitación.
El coordinador regional de los Centros de Integración Juvenil, Enrique Aceves, explica que uno de los objetivos de estos grupos terapéuticos es reforzar su proceso de prevención de recaídas.
“Que sepan que cuentan con gente como ellos, coordinados por una especialista, para evitar el volver a verse involucrados en problemas de drogas”.
Aceves agrega que, una vez que se concluye el tratamiento, los pacientes hospitalizados son canalizados a uno de los seis centros de atención que hay en el Estado y los trabajadores sociales siguen su proceso.
“Hablan por teléfono con ellos o con su familia para saber si continúan en tratamiento, si están yendo a sus terapias, si no han tenido algún proceso. Esto se hace, por un tiempo, cada semana. Luego lo vamos espaciando”.
CENTROS IRREGULARES
“Los castigos son muy crueles...”
Humberto cuenta que antes de ingresar en la Unidad de Hospitalización de Zapopan, en donde comenzó un nuevo tratamiento a finales de marzo pasado, estuvo en un centro de adicciones en Poncitlán. “Los castigos son muy crueles... es terrible el trato”, dice el joven de 22 años.
Resalta que sus padres, hartos por sus problemas con la mariguana y el cristal, llamaron una mañana a este espacio en el que pagaron por su atención entre dos mil y dos mil 500 pesos cada mes.
Humberto recuerda que unas siete personas llegaron por él a su casa. Como se puso “rebelde”, le dieron “dos o tres golpecitos bajos” que lo tranquilizaron. Así se lo llevaron. “No hay con que te quieres escapar porque no te la acabas. La estancia en ese anexo era de seis meses a un año. Si te portas mal se va incrementando”.
Relata que el tratamiento era “a base de tribuna”. Los pacientes se paraban en un estrado y decían sus problemas, “su sufrimiento”. Había días en que esta jornada podía durar casi 20 horas.
En el centro había más de 200 personas que se repartían en seis dormitorios. A veces le daban de comer verduras podridas. Además, los castigos por no atender las indicaciones podían ser “desde estar sentado en un bote chilero abierto”, hincarse sobre corcholatas o bañarse con agua helada.
“Es terrible el trato. No hay psicólogos, ni doctores. Todos los servicios de cocina, lavandería, intendencia, los hacen los mismos internos”.
Para Noemí Gómez, académica del Departamento de Psicología del ITESO, en el combate contra las adicciones hace falta que las autoridades acaben con la desinformación que existe y otorguen recursos y capacitación profesional a los centros de rehabilitación, pues de los 300 que hay en la metrópoli, 70% son irregulares.
El secretario técnico del Consejo Estatal Contra las Adicciones en Jalisco (CECAJ), Gustavo Iglesias, reconoce que desconoce cuántos centros de tratamiento hay (en el último censo de 2015 se ubicaron 251), pero indica que de los 48 certificados en la actualidad sólo 7% son atendidos por especialistas. Agrega que en 2016 capacitaron a unas 12 mil personas que laboran en los centros certificados o en proceso. Luego, personal de la Comisión Nacional contra las Adicciones los supervisa y avala. Actualmente hay en la Entidad 48 centros de tratamiento certificados y 25 en proceso.
CRECE CONSUMO DE CRISTAL
De acuerdo con el Consejo Estatal Contra las Adicciones en Jalisco (CECAJ), el alcohol es la principal causa que lleva a los jaliscienses a pedir ayuda en un centro de tratamiento. Sus autoridades destacaron que incluso los datos más recientes de la Encuesta Nacional de Consumo de Drogas en Estudiantes revelaron que 52% de alumnos de preparatoria y 32% de primaria lo han probado.
Por ello, el CECAJ y la Comisión para la Protección contra Riesgos Sanitarios de Jalisco (Coprisjal) iniciarán a mediados de abril una campaña de supervisión en tiendas de conveniencia y antros para inhibir la venta de alcohol a menores.
Sin embargo, el secretario técnico Gustavo Iglesias resaltó que, a partir de 2015, el cristal tomó el segundo lugar de las sustancias de impacto en la Entidad (que generan adicción en las personas y les provocan problemas familiares y de conducta) y colocó a la mariguana en el tercero.
Señaló que entre 28% y 32% de las personas que acuden a pedir ayuda a un centro tiene una adicción al cristal, mientras que en 2014 los afectados representaban apenas entre 4% y 7% de las atenciones. “Esto nos da una idea del consumo que se está teniendo fuera. Es una situación muy problemática porque esto habla de que se ha incrementado la oferta de este tipo de sustancias. Eso es congruente con lo que está pasando en los centros de tratamiento, entre más mercado haya de esta sustancias va a haber más personas dañadas con este tipo de sustancias”.
Una persona que empezaba a tomar alcohol o a fumar mariguana tardaba entre ocho y 10 años en pedir ayuda para superar su adicción; pero en el caso del cristal tardan entre cuatro y cinco años: “Ya los encontramos fuera de control y con daños muy serios y muy difíciles de controlar”.
RECOMENDACIONES
Si usted detecta un caso de consumo de drogas en un familiar, los especialistas recomiendan:
• Mantener la calma.
• Investigar qué motivaciones llevaron al consumo de la sustancia.
• Informarse sobre los centros de tratamiento certificados.
• No recurrir a los internamientos cuando no tiene la opinión de un especialista.
• Si se decidió por el internamiento, visitar las instalaciones del espacio en el que estará la persona.
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