Jalisco
Insuficiente, información sobre contaminación electromagnética
Las conexiones inalámbricas crecen a más de 100% por año; las alambradas sólo 6%: Leonardo Soto Sumuano, investigador del CUCEA
Mientras tanto, en Inglaterra han detectado tumores en el oído de personas que utilizan demasiado el celular. Y hay estudios en Alemania que concluyen lo contrario: este tipo de radiación no produce daños a la salud. En México, sencillamente no hay información, pero de que existe contaminación electromagnética, existe.
Por ello, los investigadores Leonardo Soto Sumuano y Emmanuel Abundis, del Centro Universitario de Ciencias Exactas y Administrativas (CUCEA) de la Universidad de Guadalajara, iniciaron hace dos años un proyecto de monitoreo ambiental de la radiación por emisiones electromagnéticas en Guadalajara.
“Durante los últimos años la tendencia es decir lo bueno de la tecnología. Pero decidimos darle un giro e investigar los riesgos de esta industria, que genera basura tecnológica y que contiene componentes nocivos, como los celulares”, explica Soto Sumuano, doctor en Sistemas Informáticos con Especialidad en Telecomunicaciones.
Todo parte del uso del wireless (sin cables), ya que es el futuro del acceso a todas las tecnologías. Actualmente existen más conexiones inalámbricas que alambradas: hay 16 millones de líneas telefónicas y 20 millones de usuarios de Telcel, más alrededor de otros 20 millones de otras compañías celulares.
Las conexiones inalámbricas han crecido últimamente más de 100% por año, mientras que las alambradas sólo 6%, explica Soto Sumuano, también coordinador de la maestría en Tecnologías de Información.
“La radiación siempre ha existido, con el sol, por ejemplo. El problema es la proliferación desmedida de la radiación que nosotros generamos y nuestro interés es detectar cuántas antenas existen, cuánto están irradiando y determinar qué tanto hay un exceso de energía en el aire”.
Para ambos investigadores, este tipo de contaminación es invisible porque no se percibe, aunque se interactúa con ella todo el tiempo.
El proyecto comenzó hace dos años. “El primer paso fue hacer investigación bibliográfica y hemos encontrado que hay estudios tan avanzados que hasta miden la radiación en los carros, cuánto genera un GPS, un Ipod. Están muy avanzados principalmente en Europa, hay sitios en los que ya se habla de la estética urbana y están las antenas reglamentadas”.
Aunque no hay una conclusión definitiva, existen estándares internacionales de la radiación electromagnética recomendada, la cual finalmente es decidida por cada país. Por su parte, la Organización Mundial de la Salud ha realizado estudios sobre la posible relación entre campos electromagnéticos de baja frecuencia y leucemia en niños, que no han sido concluyentes, por lo que sugieren a los países balancear las ventajas de la tecnología eléctrica contra posibles riesgos a la salud (ver recuadro).
En México, aunque existe la NOM 126-SCT sobre los límites d exposición máxima a campos electromagnéticos, “no hay una legislación que esté basada en un diagnóstico de la situación. No se sabe qué hay ni qué irradian. Y así como hay estándares para la calidad del agua, debería ser igual en la intensidad de las radiaciones”.
Soto Sumuano opina que “el riesgo es la indiferencia, la ignorancia de las autoridades. Hemos ido hasta a la Secretaría de Salud (cuando Alfonso Gutiérrez Carranza era el titular) y no sabían ni de qué hablábamos”.
El reto de esta investigación es definir la distribución de las antenas y la radiación de las mismas, “y hasta nos gustaría hacer como un mapa de la radiación, en el que puedas saber qué antena está en cada sitio y cuánto emana. Queremos concientizar a Cofetel, a la sociedad…”.
Finalmente, el académico aclara que no dicen que la radiación electromagnética hace daño, pero tampoco lo pueden negar porque es algo que apenas se tiene que determinar.
Recomendaciones de la OMS:
Gobierno e industria:
Estas entidades deben informarse de los últimos progresos científicos y deben proveer al público información equilibrada, clara y comprensiva sobre los riesgos potenciales de los campos eléctricos y magnéticos estáticos y de frecuencias extremadamente bajas (ELF), así como sugerencias que sean seguras y tengan precios bajos para reducir las exposiciones. Deben también promover investigaciones que conducirán a mejorar la información que contribuirá a la elaboración de las evaluaciones de los riesgos a la salud.
Individuos:
Los miembros del público en general pueden elegir reducir su exposición de EMF, reduciendo al mínimo el uso de ciertos artefactos eléctricos o aumentando la distancia a las fuentes que pueden producir campos relativamente altos.
Consulta con autoridades locales, industria y el público para ubicar nuevas líneas de energía eléctrica:
Las líneas de energía se deben localizar adecuadamente para proveer de energía a los usuarios. Las decisiones adoptadas requieren a menudo considerar la estética y las sensibilidades del público. Sin embargo, la toma de decisiones, también debería considerar formas de reducir la exposición de la gente.
Un sistema eficaz de información y comunicación de la salud entre científicos, gobiernos, industria y público es necesario ayudar a incrementar el conocimiento general de los programas que se ocupan de la exposición a los campos ELF para reducir cualquier desconfianza y temor.
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