Jalisco
Inseguridades mil
Sólo existe la dulce música del poder a toda costa en un país que se derrumba en falsos diálogos, impunidades y guerras intestinas
Mientras en el país se apilan los decapitados, los narcovideos, la tortura, el crimen organizado (y el desorganizado y el desorganizadísimo, que tiende a ser el que viene del Estado), la inseguridad y la violencia en constante aumento; los señores tomaron café en sus altos y bien pagados fueros y hablaron tranquilamente de que, aunque la lucha es cruel y es mucha, estamos con usted señor Presidente, besando su mano y demostrando lo que ya se ha sabido:
Que no hay izquierda, ni grupos parlamentarios con proyectos propios e ideologías definidas. Sólo existe la dulce música del poder a toda costa en un país que se derrumba en falsos diálogos, impunidades y guerras intestinas en busca de legitimidad.
César Nava, Jesús Ortega, Jorge Antonio Kahwagi hablaron, se solidarizaron, hicieron discursos y no dijeron gran cosa. Al parecer, esta guerra es de todos y vale la pena porque es por ti. El Presidente, según los dirigentes de las concesiones partidarias, actúa bien “paiquísimo”. Nadie esperaba otro resultado.
Suena a broma convocar a una lucha contra el crimen y sentar en la mesa al PVEM y al PANAL. Del PRD no digo nada, porque cada vez estoy más convencido de que es un espejismo.
Calderón y la camarilla de aliados en el crimen, que es la destrucción de la patria nuestra, afirman que la legalización de las drogas acabaría con la vida de muchos, envenenaría la nación y no sé cuantas pavadas más, en medio de una guerra que ha causado tanta muerte, de un tejido social completamente devastado, de una constante migración que lleva al hambre y a la violencia cotidiana para ganar el pan. Los decapitados, la enorme corrupción, la guerra intestina, esos son el peligro, y no el derecho a decidir.
Nos invitan a pensar que sí se puede (como en el Mundial), que hay un sentimiento generalizado de esperanza (esto es falso), que las muertes no hablan de que perdamos la guerra y sí hablan de la lucha intestina entre criminales. Los civiles caídos en retenes, los jóvenes estudiantes del TEC de Monterrey, los niños quemados por las flamas de la corrupción e impunidad, los periodistas asesinados y los miles de asaltados día a día, han de ser pruebas de esta lucha entre carteles que vamos ganando.
Y mientras la violencia se generaliza, y en Guanajuato se comete el absurdo, fanático y criminal acto de encarcelar por más de 20 años a una mujer por tener un aborto involuntario mediante un juicio a todas luces tramposo, entre otras vicisitudes de un poder claramente esquizofrénico. Estoy cada vez más seguro que la lucha es, primero, con las mafias que han invadido al Estado, con la corrupción, el exceso y la impunidad que emana desde las putrefactas instituciones.
El resto vendrá después.
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