Jalisco

Imagen de policía

Mal están las cosas si Emilio González ignoraba la existencia de ‘‘Nacho’’ Coronel

El gobernador Emilio González afirmó ayer que no tenía idea de que “Nacho” Coronel tuviera su cuartel de operaciones en Jalisco. Como ocurre no pocas veces con este político panista, se ignora si su ocurrencia es una confesión de ignorancia o si sólo bromea.

Pero más que adivinar si es un mal chiste, lo importante es saber cuándo y cómo comenzarán las autoridades federales, estatales y municipales, a mejorar la situación de los policías que, en teoría, deben proteger a los ciudadanos.

En el foro que se realizó la semana pasada en Puerto Vallarta para tratar el tema de la inseguridad y los mecanismos que permitan mejorar el combate a ésta, se presentaron ante especialistas y responsables de fuerzas de seguridad de todo el país una serie de datos que nos “pintan” una radiografía del policía promedio en todo el país.

Aquí van sólo algunos de los rasgos generales del policía mexicano:

a) Es un hombre que apenas concluyó la educación básica (no se aclara si es primaria y secundaria o sólo el quinto año de primaria que, en promedio, es el grado máximo de los mexicanos).

b) Su capacitación en materia policial, de derechos humanos o Derecho en general, es mínima o nula.

c) Se trata de una persona de 35 años o más, cuya salud y condición física está por debajo de las mínimas recomendaciones médicas.

d) Su sueldo es muy bajo. En la mayoría de los casos, este policía está por debajo de cinco o seis mil pesos mensuales.

e) El equipamiento que le permite cumplir con su tarea (armas, chalecos antibala, vehículos, uniformes) es invariablemente escaso y casi siempre de dudosa calidad.

f) Su imagen como policía se degradó tanto, que su llegada a un barrio suele relacionarse con corrupción y temor, antes que con acciones de combate y previsión del delito. (¡Qué lejos quedaron aquellos tiempos en los que al estudiante de escuela primaria le enseñaban que el de policía era uno de los oficios más nobles, junto con el de bombero, cartero o médico!).

Este policía es el que describió en su exposición en ese foro, el secretario federal de Seguridad, Genaro García Luna.

Y a este policía es a quien más se culpa por la infiltración del narco en todos los rincones del país; se le exige que no sea corrupto, que prevenga el crimen, que se gane la confianza de la gente y que se enfrente a balazos con narcotraficantes decididos a todo, sin ningún freno legal y que encima, llevan un armamento superior. Definitivamente, es mucho pedir. García Luna jamás dijo que este mexicano sea o deba ser un héroe.

Mal están las cosas si Emilio González ignoraba la existencia de “Nacho” Coronel... pero están peor si él y los alcaldes y el Gobierno federal ignoran a los policías. ¿Cuando deje de ser secretario, querrá García Luna ser policía?
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