Jalisco
Hombre de muchas vidas
Autoridades prevén develar hoy una estatua en honor al reconocido jalisciense Jorge Matute Remus
Como lo describen personas que tuvieron contacto y amistad con él, Matute Remus siempre fue un ingeniero muy identificado con su ciudad y muy apreciado por su sencillez y su trato cordial. Fue un hombre de riesgos, que apostaba por proyectos ambiciosos y por transformar la manera en que entendemos la política, la academia, los problemas urbanos y las soluciones técnicas.
Su traslado a la Rotonda de los Jaliscienses Ilustres ha estado marcado por el consenso. Pocas veces alguien suscita un acuerdo tan amplio sobre los méritos para ocupar un lugar entre “los hijos esclarecidos de Jalisco”. Su nombre ha logrado trascender su tiempo, su hazaña de mover el edificio de Teléfonos de México más de 11 metros, en los últimos días de octubre de 1950, la conocen hasta los más jóvenes. Son de esos logros que trascienden su época y generan un muy especial sentido de pertenencia entre los tapatíos. Hay que leer las páginas de este diario entre el 23 y el 29 de octubre de 1950 para darnos cuenta que la hazaña significó mucho más que mover un edificio de mil 700 toneladas, ya que ha sido visto como uno de esos hitos históricos que han logrado maravillar a muchas generaciones de tapatíos.
Nacido un día como hoy pero hace más de un siglo (102 años), Matute Remus vio el mundo en plena Revolución Mexicana. Estudió en la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Guadalajara (UdeG) entre 1929 y 1933. La universidad fue para él una de sus grandes casas, hasta convertirse en rector. En la facultad tuvo maestros como el ingeniero Benjamín Romero, Aurelio Aceves, Salvador Ulloa y Arnulfo Villaseñor, quien tiempo después sería su suegro. En 1938 se inició como catedrático en la UdeG mientras continuaba con sus actividades como ingeniero civil.
Se convirtió, en el periodo de 1949 a 1953, en el trigésimo cuarto rector de la UdeG, destacándose como impulsor de cambios importantes como la creación, en el año de 1949, del Instituto Tecnológico con el que se pretendió construir una ciudad universitaria.
Otra de las facetas importantes de su vida fue, sin duda, el servicio público. Ocupó la Presidencia municipal de Guadalajara de 1953 a 1955. Al dar a conocer su programa de Gobierno señaló abiertamente que la obra prioritaria de su administración sería lograr el suministro de agua potable a la ciudad desde el Lago de Chapala.
Propuso además la construcción de un organismo que tuviera la infraestructura técnica y administrativa adecuada para atender las necesidades de redes de agua potable y alcantarillado, promoviendo después como director su transformación hasta lo que hoy es el SIAPA.
Este hombre que vivió 90 años entregados a su ciudad llega a la Rotonda de los Jaliscienses Ilustres con apoyo y una aceptación unánimes.
Está previsto que esta mañana autoridades develen la estatua durante un acto oficial.
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