Jalisco
Habitantes de Balcones de Oblatos esperan ayuda oficial
Autoridades llevan a cabo labores de limpieza de calles y desazolve de drenajes
"Levantó el piso del patio de mi casa", contó el dueño de una tienda de abarrotes sobre la calle Hacienda Ixcuintla, "estaba una camioneta volteada, los coches encimados y el agua subió hasta la raya roja", que era más de un metro de nivel desde la calle, según señaló la persona, "ni modo de renegar, cosas que nos manda Dios".
Desde el segundo nivel de su finca comenzó a tomar fotografías de los vehículos que eran llevados por la corriente hasta donde se atoraran: en postes, árboles, fachadas o en otros autos más pesados, si bien les iba. Y es que sobre la calle hacienda Ciénega de Mata (que prácticamente es la cuneta donde se acumula el agua de la colonia entre Artesanos, José María Iglesias y Hacienda La Calera), los vehículos fueron arrastrados hasta un puente sobre un canal de aguas pluviales, donde se aglutinaron.
Decenas de personas deambulaban por la calle a paso lento, con la mirada sobre el lodo y la maleza, el auto anegado y abollado, o veían las enormes losas de asfalto que parece que hubieran llegado flotando desde sabe qué cuadra. Otras personas usaban baldes y trapeadores para secar sus domicilios y sacaban sus pertenencias remojadas. Unos más veían las decenas de enormes rocas arrastradas desde la ladera en José María Iglesias. A ver cómo las quitaban.
"Ese puesto de tacos estaba pa'lla pa´rriba, y mire dónde quedó", señaló Gil Fernández hacia los tacos de don Lupe, un armatoste que yacía a media calle.
En Hacienda La Higuera los jóvenes tenían buen humor después de todo. Entre la bola lograron quitar cinco autos que estaban uno sobre el otro atorados contra un poste: "¡Foto, foto! Pa' los damnificados de Oblatos...", gritó uno de ellos al sentirse observado por una cámara.
Y a la de tres, bajaron uno a uno los coches que llevaron arrastrando a acomodarlos a la casa de donde provenían.
"No señora, el seguro no le cubre estos daños, si tuviera cobertura amplia sí pero como no...", daba las malas nuevas un valuador de seguros a su cliente.
"¿Y yo cómo le hago con mi camioneta?", preguntó afligido un hombre más que no sabía si el gobierno le pagaría la reparación: "Fue su culpa, mire que la boca de tormenta está muy bajita y se tapó con los coches".
Aunque cuadras adelante una señora más atribuyó todo a Belcebú: "Se me metió el demonio, lo que no encuentro es mi cama", incluso un vecino suyo calzaba zapatos distintos porque el agua se llevó los pares...
El perímetro más afectado en esta parte de Guadalajara fue el conformado desde el cruce de Hacienda de Cedros y Hacienda Ixcuintla y de ahí por Hacienda Ciénega de Mata hasta donde topa en el canal pluvial en Hacienda de Tala.
Justo en este último punto, un abarrotero más llegó por la mañana para abrir su negocio y descubrir el desastre, como si un tornado hubiera entrado y volteado los refrigeradores y estantes. Pero no, sólo fue el agua que se arremolinó en la esquina y se metió para hacer flotar a voluntad los muebles.
Autoridades en el lugar llevaban a cabo labores de limpieza de calles y desazolve de drenajes, además del retiro de los cientos de vehículos con cristales rotos, descomposturas de motor y abollados por la fuerza del agua; otros más contaban las casas inundadas. Pero más allá de la limpieza, lo que esperaban los cientos de afectados era la respuesta oficial sobre si recibirán ayuda para paliar los daños infligidos por la tormenta.
Síguenos en