Jalisco
Guadalajara llega plagada de baches a un temporal más
Santa Tere, entre otras, es una de las zonas que evidencian que el problema rebasa a la autoridad municipal
Sabia virtud conocer el bache y dar el volantazo a tiempo. Momento maligno aquel sacudón bachístico que anuncia la agonía de la suspensión del vehículo, torcedura de cuello y uppercut al bolsillo del conductor.
El bache es ese traspié insospechado que lastima los amortiguadores y la autoestima del automovilista que sólo salió a la tienda y regresó con el coche hecho pedazos.
Los hoyos en el pavimento socavan la moral automovilística y hace perder la fe en las autoridades y en sus “reencarpetamientos”.
De tanta intervención, algunas calles se ven disparejas e invaden el límite horizontal de la banqueta. Son calles prietas, ajenas al pálido concreto con el que pasadas administraciones alfombraron algunas avenidas de la metrópoli para taparle las patas de gallo durante los Panamericanos.
Es de admirarse la entereza de los tapatíos tras caer en un bache. En ese momento la resignación se alza como virtud. Sin embargo, la ira tiene que ser descargada en el volante o con el primer conductor que se muestre descortés. Una vez que expulsan su rencor aceleran con distensión, ya sin el coraje apretándoles el cuello. En la metrópoli hay tantos baches como perros vagabundos.
En diciembre de 2012, el titular de la Secretaría de Servicios Municipales tapatía, José Luis Ayala, dijo que para junio de 2013 el problema de los baches quedaría resuelto.
Sin embargo, tras un recorrido en Santa (crá)Tere, era notorio: baches al principio y a la mitad de la calle; en los cruces y por detrás de los autos detenidos en doble fila; al dar vuelta o estacionarte. Baches con agua pútrida, con tierra seca, con basura amontonada. Baches-socavón; como si se tratara de “Bachelandia”.
“Bache que te remueve las carnes”, completa “Roja”, una conductora que sufre las imperfecciones de las calles de la Colonia Santa Elena de la Cruz.
El bache se aparece a unos cuantos metros como aviso póstumo o castigo a la velocidad. Mecanismo de defensa de una ciudad que recurrentemente muda de piel asfáltica. También resulta injusto y parcial: enriquece al mecánico y deja sin vacaciones al asalariado.
En una sociedad dependiente del automóvil, el bache significa una maldición, algo que debe estar en la cabeza del conductor con la misma importancia que las luces del semáforo, las señales de la calle y la inminencia del fugaz franelero. Los reflejos para detectar hoyancos son más potentes que los del portero que detiene todos los penales.
Según la Real Academia Española, un bache es un “hoyo en el pavimento de calles, carreteras o caminos, producido por el uso u otras causas”. Interprete “otras causas” por lluvia, agua, llantas, calor y desatención de la autoridad.
Los baches son tan familiares que la gente les toma fotos para mandarlas a los noticiarios, que cuentan con expertos escrutadores de los baches. El olfato periodístico de un viejo reportero de televisión se mide en su capacidad para detectar baches y mostrarlos sesuda, dramática y descriptivamente en sociedad: “Mira nada más esta cripta”.
“Where is my bache?”, bromean los vecinos de la calle Santoscoy, en Santa (crá)Tere cuando ven que su bache ha sido cubierto. La ciudad no puede explicarse sin los baches, fieles y ostensibles cicatrices de la ineficiencia gubernamental.
#LluviaGDL
Reporte riesgos
Mediante el ‘hashtag’ #LluviaGDL, los lectores, internautas y cualquier ciudadano podrán reportar baches, zanjas o alcantarillas abiertas, notificaciones a las que esta casa editorial dará seguimiento sobre las acciones que las autoridades emprendan al respecto. Árboles a punto de caer, así como zonas en riesgo de derrumbe o deslave y áreas propensas a inundarse, también pueden reportarse. También puede enviarse un mensaje a redessociales@informador.com.mx.
ASFALTAR
Organismos y maquinaria
De acuerdo con el director de Servicios Generales de Guadalajara, Francisco Castillo, el Ayuntamiento echa mano de maquinaria que se adquirió en la administración pasada para pavimentar.
El SIAPA y Protección Civil de Guadalajara, en coordinación con otros municipios, intentarán evitar las complicaciones que causan los hoyos, fallas en luminarias, así como desazolves de alcantarillas y bocas de tormenta.
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