Jalisco

—“Fotomultas”

La decisión que acaban de tomar y hacer pública las autoridades viales, no tiende a cobrar multas: tiende a salvar vidas

“La letra con sangre entra”, decía el proverbio...

Los tiempos cambian. La palmeta —vara que se utilizaba en las escuelas para castigar a los alumnos— como el potro de la Inquisición, se ha convertido en pieza de museo: del Museo de los Horrores, para ser exactos. La pedagogía moderna apela a la persuasión y excluye radicalmente, por ende, cualquier forma de violencia.

Sin embargo, eso de que “los tiempos cambian”, para ciertos efectos al menos, es relativo. Mire usted...

—II—

La semana pasada se anunció, con bombo y platillos, que la Secretaría de Vialidad implementará, a partir de este mismo mes, la modalidad de las fotomultas a los automovilistas que excedan los límites de velocidad en el Periférico de Guadalajara. Se decidió actuar así a partir de las estadísticas: los registros que demuestran que en la mencionada vialidad se registra un alarmante número de muertes a raíz de accidentes automovilísticos. Y, como dijo el gallego del cuento, que se golpeaba la cabeza con una bala, puesto que está demostrado que “es la velocidad, no la bala, lo que mata”, se dispuso poner en operación un sistema de radares, unos fijos y otros móviles, para detectar a los conductores incapaces de reprimir su vocación de émulos de Checo Pérez, tomarles una fotografía y enviar al domicilio correspondiente a la placa de circulación la respectiva multa.
—III—
Cuando se trató de hacer obligatorio el uso del cinturón de seguridad entre los automovilistas, junto con la norma se informó acerca de la sanción a que se harían acreedores quienes la violaran. Pocas multas fueron suficientes para que se aprendiera la lección... Cuando se pretendió devolver a Guadalajara su antigua condición de “Ciudad Limpia”, una encuesta demostró que los ciudadanos estaban dispuestos a que se multara —como disponen los reglamentos municipales— a quien ensuciara las calles o no barriera el frente de su casa. A la autoridad, sin embargo, le tembló la mano: optó por la “concientización” y zarandajas similares... con los resultados que constan en actas: Guadalajara (¡qué pena, tener que decirlo!) es una ciudad sucia.

La decisión que acaban de tomar y hacer pública —absolutamente en su papel, por lo demás— las autoridades viales, no tiende a cobrar multas: tiende a salvar vidas. Y aunque para aprender a leer y escribir hayan cambiado los métodos, hay cosas que sólo así se entienden: pegando en uno de los puntos más sensibles del ser humano: el bolsillo.

JAIME GARCÍA ELÍAS / Periodista y conductor radiofónico.
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