Jalisco
Festejan nacimientos libres de VIH
El Mesón de la Misericordia suma más de 100 casos de bebés nacidos, sin contraer el virus de sus madres
Para la joven de 27 años, el Virus de la Inmunodeficiencia Humana (VIH) es como cualquier otra enfermedad. Lo entendió así y aprende a vivir con ello. Su cuerpo se infestó cuando se embarazó. En los seis meses de gestación —de su cuarto hijo— recibió la noticia.
Todo parecía normal, hasta que una crónica neumonía la llevó grave al hospital aquel noviembre de 2008. El resultado fue duro: se contagió de VIH por su esposo. Ella jamás lo imaginó. El VIH llegó directo a su casa.
Su mente formuló mil ideas. ¿Cómo una mujer dedicada al hogar, a sus hijos —en ese momento tres— pudo contagiarse del VIH, si su sexualidad era exclusiva con su pareja estable? No drogas, no tatuajes, no transfusiones de sangre. Nada de nada. Nada que tuviera más lógica. La verdad aún le duele, a veces, dice.
Según la reestructuración de los hechos, su esposo pudo haber contraído el VIH luego de tener relaciones sexuales con una prostituta de la zona de San Juan de Dios. Él lo confesó a “Lucía”. Su vida dio un vuelco irreversible. La joven tenía tres situaciones que enfrentar: el VIH en su cuerpo, su matrimonio fracturado y la posibilidad de que su hijo naciera también contagiado del virus.
Nueva manera de vivir
A la fecha, no existe medicamento ni tratamiento que desaparezca ni prevenga el VIH por completo. Lo más importante en aquel momento, era que “Lucía” tratará de equilibrarse mentalmente y luchara para que su hijo naciera sin el virus.
El Hospital Civil de Guadalajara la contactó con el Mesón de la Misericordia Divina, una asociación civil tapatía que desde 2004 apoya a familias con situación de VIH. “Lucía” pensó que moriría; la muerte es una de las primicias que se dispersan en la persona y su entorno.
En el Mesón de la Misericordia Divina, “Lucía” encontró lo necesario para enfrentar el VIH, así como asesoría médica para que su hijo esquivara esa herencia.
“Lucía” se integró al programa “Salva a tu bebé del sida”, proyecto coordinado por Gabriela Salazar Santos en el Mesón, que a la fecha, suma 105 casos de niños nacidos sin VIH de madres contagiadas.
A raíz del VIH, “Lucía” modificó su estilo de vida. Ahora tiene que respetar sus horas para dormir. El medicamento tiene que ser ingerido con exactitud. En tiempo de calor no puede tomar cítricos, pues su estomago los recibe como una bomba atómica. En invierno, los helados están erradicados por completo, un resfriado puede ser fulminante.
“Lucía” tiene muchas prohibiciones, pero las acepta con la consigna de ser feliz y durar muchos años más para sus hijos. Entre éstas, no tuvo la oportunidad de amantar a su hijo, pues la leche materna figura como una vía de contagio.
En esta entrevista, “Lucía” no es “Lucía”. Vive en el anonimato. Solamente los más cercanos saben la crudeza de su enfermedad y realidad. Muy pocos la entienden, asegura al explicar que la estigmatización y rechazo hacia la enfermedad y las personas que la padecen son evidentes aun así con tanta información divulgada.
Ella prefiere evitar malos entendidos y dar explicaciones a quienes no las requieren. Gabriela Salazar, señala que la expectativa de vida de una persona con VIH es de 25 años, pero ella confirma casos de quienes superan este número gracias a la disciplina que el paciente muestra con el seguimiento del tratamiento y un estado emocional motivado y esperanzador.
Lucha de por vida
“Lucía” forma parte de las 176 mujeres que pertenecen al programa “Salva a tu bebé del sida”. Actualmente, son siete las futuras madres que están en tratamiento para evitar que sus hijos nazcan con VIH, las restantes se encuentran en alguna parte del tratamiento posterior al nacimiento.
Las madres con VIH enfrentan dos situaciones: el proceso para librar a su hijo del virus y el tratamiento para ellas de por vida.
La coordinadora del proyecto, Gabriela Salazar habla de un logro. Cada tratamiento brindado en las embarazadas con VIH tiene un costo aproximado de 250 mil pesos (financiados principalmente por el Gobierno), lo que representa un ahorro triplicado de lo que significaría un seguimiento médico a un bebé con VIH en años futuros.
El programa “Salva a tu bebé del sida” implica un tratamiento retroviral a partir del primer trimestre de gestación —como periodo ideal con el virus ya diagnosticado— aunque existen casos como el de “Lucía”, en que el medicamento puede administrarse todavía en el sexto o séptimo mes de embarazo y lograr resultados positivos.
El embarazo fluye en apariencia normal, pero el método de alumbramiento debe ser forzosamente a través de la cesárea para reducir aún más los riesgos de contagio. Ya nacido, el bebé recibe durante dos años un tratamiento exclusivo para descartar totalmente la presencia de VIH.
ATENCIÓN
Apoyo y donaciones
El Mesón de la Misericordia Divina A. C., cuenta con diversas áreas de atención para apoyar a personas con VIH y adiciones, recuperación y cuidados paliativos, y así como un área de albergue para personas foráneas. Dirección: San Felipe 673, Colonia Centro, Guadalajara. Teléfonos: 3613 9717 (18).
CONTAGIO SIN CONOCIMIENTO
Lucha por una vida normal a pesar del padecimiento
No todo es juicio. Para “Tania”, de 25 años, su padecimiento de VIH no ha sido impedimento para llevar una vida “normal”: encontrar el amor, conseguir trabajo y ser madre nuevamente.
Hace seis años, “Tania” se enteró que tiene VIH. Su ex pareja se lo transmitió. Ni ella ni él tenían conocimiento alguno. Tras separarse y cada quien emprender rumbos distintos, esta mujer fue a dar al hospital, también por una neumonía atípica. Ahí le anunciaron la fría verdad.
“Tania” buscó ayuda y el Mesón de la Misericordia la apoyó sin problemas. Dos años después volvió a vivir la experiencia de ser madre, y su pequeño forma parte de los 105 niños que han nacido sin complicaciones de VIH.
Gabriela Salazar Santos, destaca que aún existe falta de información entre la sociedad para librar por completo los mitos y prejuicios que rondan a la situación de VIH.
“El Virus de Inmunodeficiencia Humana se adquiere a través de tres vías: la vertical, de madre a hijo a través del nacimiento o la lactancia; la sanguínea (por transfusiones o accesorios contaminados, y la sexual. Son las únicas tres maneras, pero está más estigmatizado la parte sexual (...) el VIH no se transmite a través de la saliva ni del sudor, ni porque vayas al mismo baño, ni por estar en la misma casa ni utilizar los mismos trastes, ni porque les picó el mismo zancudo”.
“No son mujeres que de dedican a la prostitución, ni tienen múltiples parejas. Sin embargo, el VIH llegó a su casa. Las mujeres, cuando tenemos una pareja estable no nos sentimos vulnerables”, explica la coordinadora de “Salva a tu bebé del sida”.
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