Jalisco
Ex alcalde de Bogotá comparte aprendizajes
Al frente de la capital colombiana, lanzó un primer proyecto de transporte público articulado, el antecedente del Transmilenio
GUADALAJARA, JALISCO.- Invitado en nuestra ciudad por la asociación civil Guadalajara 2020, Jaime Castro Castro, el ex alcalde de la ciudad capital de Colombia, Bogotá, acudió también a la Mesa de Redacción de este diario para compartir sus experiencias de gobierno y administración al frente de una urbe que comparte similitudes con la nuestra y que ha sido, además, uno de los ejemplos a seguir en la búsqueda de soluciones integrales para un sistema de transporte público, pues en el caso del Macrobús, los diseñadores del proyecto han observado detalladamente el desarrollo de un sistema similar, bautizado por los bogotanos como “Transmilenio”.
Jaime Castro (1938) fue alcalde mayor de Bogotá entre 1992 y 1994. De acuerdo con la fama que le precede, es uno de los políticos colombianos que más incidencia ha tenido en las reformas descentralizadoras en este país colombiano pero que, además –y esta vez según sus palabras– pagó el precio político por hacer reformas tributarias estructurales en la ciudad.
“Bogotá se colapsa y a comienzos de los años 90 toca fondo y también es la oportunidad para que inicie su recuperación. La crisis de la ciudad era múltiple; había perdido su gobernabilidad, no tenía futuro, no era administrable en ese momento.
“Técnica y matemáticamente, la ciudad estaba quebrada y ni siquiera producía para su funcionamiento”, cuenta el abogado que actualmente está dedicado completamente a la academia en universidades de su país natal, y que este día se encuentra en Guadalajara para compartir los conocimientos adquiridos tras décadas de trabajo en la administración pública. El transporte público Castro Castro, un hombre enjuto y pausado, de rostro casi severo pero que se hace familiar casi de inmediato, apenas inicia la charla en ese confidente acento del colombiano de tierra adentro, habla de transporte público y comienza por reconocer que también en ese ámbito había crisis en Bogotá cuando él estuvo al frente de la ciudad.
Reconoce que apenas a unas horas de estar en Guadalajara “ya he visto su Macrobús” y cuenta que en 1994, siendo alcalde mayor, se intentó la instalación primera del transporte articulado –el Bus Rapid Transit que hoy se abre paso en nuestra ciudad–. “Nosotros le llamábamos entonces ‘Metrobús’, pero finalmente fracasó, hasta que en el año 2000, el alcalde Enrique Peñalosa lo retomó como ‘Transmilenio’ y lo introdujo en condiciones distintas al proyecto original.
“Actualmente –comenta– el Transmilenio traslada al 20% del total de pasajeros en Bogotá (una ciudad de siete millones de habitantes, aproximadamente) y se espera que llegue al menos a una tercera parte del total de traslados”.
Castro Castro cuenta que en el primer intento, su intento, se elaboró una gestión con Volvo, la empresa automovilística sueca, a la que se entregaba el monopolio del transporte público en esta modalidad, a cambio de que se hiciera cargo de la rehabilitación total de las vialidades, además de la inversión en equipamiento urbano “y el equipo de rodamiento, los buses”.
Pero cuando la empresa solicitó crédito para el proyecto, “se lo negaron argumentando que era inviable”. Al paso de los años, sería Enrique Peñalosa quien cambiando las condiciones –la ciudad se hizo cargo del 85% de costos de la rehabilitación de las vías–, logró echar adelante en Transmilenio, “que hoy es un sistema exitoso”.
Político experimentado, Jaime Castro evita referirse a las dificultades que el Macrobús enfrenta en Guadalajara, y hace referencia a los sistemas de transporte masivo en Europa, “donde está de moda el tren rápido”, pero recalca “la gran diferencia de capacidad económica entre las capitales europeas y las ciudades latinoamericanas”. Cierra la conversación al volver sobre Bogotá, “donde las opciones de transporte se están diversificando”, pero insiste en que el Transmilenio “tiene una gran tarea por delante”.
Jaime Castro (1938) fue alcalde mayor de Bogotá entre 1992 y 1994. De acuerdo con la fama que le precede, es uno de los políticos colombianos que más incidencia ha tenido en las reformas descentralizadoras en este país colombiano pero que, además –y esta vez según sus palabras– pagó el precio político por hacer reformas tributarias estructurales en la ciudad.
“Bogotá se colapsa y a comienzos de los años 90 toca fondo y también es la oportunidad para que inicie su recuperación. La crisis de la ciudad era múltiple; había perdido su gobernabilidad, no tenía futuro, no era administrable en ese momento.
“Técnica y matemáticamente, la ciudad estaba quebrada y ni siquiera producía para su funcionamiento”, cuenta el abogado que actualmente está dedicado completamente a la academia en universidades de su país natal, y que este día se encuentra en Guadalajara para compartir los conocimientos adquiridos tras décadas de trabajo en la administración pública. El transporte público Castro Castro, un hombre enjuto y pausado, de rostro casi severo pero que se hace familiar casi de inmediato, apenas inicia la charla en ese confidente acento del colombiano de tierra adentro, habla de transporte público y comienza por reconocer que también en ese ámbito había crisis en Bogotá cuando él estuvo al frente de la ciudad.
Reconoce que apenas a unas horas de estar en Guadalajara “ya he visto su Macrobús” y cuenta que en 1994, siendo alcalde mayor, se intentó la instalación primera del transporte articulado –el Bus Rapid Transit que hoy se abre paso en nuestra ciudad–. “Nosotros le llamábamos entonces ‘Metrobús’, pero finalmente fracasó, hasta que en el año 2000, el alcalde Enrique Peñalosa lo retomó como ‘Transmilenio’ y lo introdujo en condiciones distintas al proyecto original.
“Actualmente –comenta– el Transmilenio traslada al 20% del total de pasajeros en Bogotá (una ciudad de siete millones de habitantes, aproximadamente) y se espera que llegue al menos a una tercera parte del total de traslados”.
Castro Castro cuenta que en el primer intento, su intento, se elaboró una gestión con Volvo, la empresa automovilística sueca, a la que se entregaba el monopolio del transporte público en esta modalidad, a cambio de que se hiciera cargo de la rehabilitación total de las vialidades, además de la inversión en equipamiento urbano “y el equipo de rodamiento, los buses”.
Pero cuando la empresa solicitó crédito para el proyecto, “se lo negaron argumentando que era inviable”. Al paso de los años, sería Enrique Peñalosa quien cambiando las condiciones –la ciudad se hizo cargo del 85% de costos de la rehabilitación de las vías–, logró echar adelante en Transmilenio, “que hoy es un sistema exitoso”.
Político experimentado, Jaime Castro evita referirse a las dificultades que el Macrobús enfrenta en Guadalajara, y hace referencia a los sistemas de transporte masivo en Europa, “donde está de moda el tren rápido”, pero recalca “la gran diferencia de capacidad económica entre las capitales europeas y las ciudades latinoamericanas”. Cierra la conversación al volver sobre Bogotá, “donde las opciones de transporte se están diversificando”, pero insiste en que el Transmilenio “tiene una gran tarea por delante”.
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