Jalisco

En la Presa Valencia, la esperanza muere al último

Realizan ritual prehispánico para atraer el turismo y sanear el agua de la Presa de Valencia

ACATLÁN DE JUÁREZ, JALISCO (18/ENE/2014).- A partir de la 10 de la mañana llegaron varios vehículos a la Presa Valencia, uno tras otro. De ellos bajaban personas vestidas de blanco que comenzaron a ocupar la plaza principal ante la mirada curiosa de los habitantes que estaban en la calle.
 
Elvia Angélica Martínez Falcón, a quien luego se le conoce como la 'Maracame', y su grupo Flor de Lluvia Azul se preparan para arrancar con un acto.
 
Encienden ahumadores, colocan flores, un grupo de danzantes proveniente de Ciudad Guzmán afina lo que serán sus cantos y bailes, los tambores, los caracoles y el cascabeleo comienzan a sonar. Poco a poco más habitantes del lugar se acercan a ver lo que ocurre: realizan un ritual de sanación para la presa también conocida como del Hurtado.
 
Los niños no saben lo que pasa y mejor se dedican a jugar en las escaleras del kiosco, que en su corazón se prepara todo un altar en el que el color azul cielo toma protagonismo, un azul que representa la pureza del agua que se quiere recuperar en este lugar.
 
La mañana en San Pedro Valencia deja otra sensación diferente al frío que se siente. Este día, los habitantes de esta comunidad reavivan sus esperanzas de recuperarse después de la tragedia que vivieron en junio del año pasado, en la que su primera fuente de ingresos se vio severamente afectada. Los habitantes de este lugar perdieron hace siete meses su principal actividad económica con la muerte de más de 660 toneladas de peces que habitaban en el embalse.
 
Avanzan los minutos y los participantes comienzan a tomar sus posiciones; los tambores retumban con mayor intensidad, arrancan con cantos, algunos de ellos para la Guadalupana, todo esto ante la mirada cómplice de la gente, de tres policías, dos paramédicos y cuatro perros que merodean la zona. Las sanadoras, con sus pequeños ahumadores que queman copal y flores de santa maría comienzan a purificar a la gente, mujeres y niños los primeros en hacer esto, los hombres, simplemente mirando.
 
De pronto, la Maracame pide a los ancianos del lugar colocarse por uno de los pasillos de la plaza; ellos encabezarán la procesión hasta el altar en el kiosco, a ellos se les pide el permiso de hacer este ritual y después toman un lugar importante dentro del mismo. Ya en el kiosco, los abuelos, como los llama la Maracame, bendicen a su pueblo y a su presa, en su mirada, una profunda esperanza los invade, ellos desean que la Presa de Valencia vuelva a ser la de antes.
 
El evento se convierte en un acto de pedir perdón a la naturaleza, un acto de respeto a los puntos cardinales, a los dioses que entregaron la Tierra; un acto de veneración al agua, elemento al que le dedicaron cantos y oraciones en búsqueda de esa recuperación. A cada momento, la gente de San Pedro Valencia se involucraba más, con el deseo de retomar el brillo que hasta hace algunos meses se tenía en este sitio.
 
Varios cantos y oraciones después, y tras haber llenado algunos cántaros con agua de mar, agua de manantiales e inclusive hasta de agua traída del extranjero, el pueblo y los participantes se trasladaron hasta las orillas de la presa, donde vertieron esta agua y lanzaron flores y cuarzos a manera de ofrenda.
 
A pesar de los problemas económicos y ecológicos que se viven en este lugar, la gente de San Pedro Valencia no pierde el deseo ni la esperanza de que todo vuelva a la normalidad, inclusive hasta con más fuerza. Es lo que ellos ahora tienen, una esperanza que como dice el dicho, muere hasta el último.
 
EL INFORMADOR / ALAN RODRÍGUEZ

MAPA ¿Cómo llegar a la Presa Valencia?  (Si no se despliega correctamente CLIC AQUÍ)
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