Jalisco

En campaña

Los gobernadores panistas son pocos y políticamente débiles

No son pocos los que se cuestionan qué va a hacer el gobernador de Jalisco, famoso en todo el país por la mentada de madre, a una contienda presidencial. La reacción de algunos tapatíos ante la precandidatura de Emilio es similar a la de Venancio cuando se enteró que su mujer, la Pilarica, ya avejentada y pasada de kilos, le ponía los cuernos con su compadre Carlos: “¿De veras anda con la Pilarica? Hombre, ¡pero qué pena con Carlitos!”.

Que nadie tenga duda: Emilio no se la está pensando si va a ser o no, precandidato. Ya es, y está en campaña. Pero la pregunta correcta no es si debe contender, de eso no hay duda, sino cuál es la lógica de la batalla. Por más extraño que parezca, a todos nos beneficia que el gobernador de Jalisco sea precandidato de su partido. Ojalá hubiera más jaliscienses precandidatos en el PAN, PRI y PRD, pero hoy por hoy no hay otro. Alberto Cárdenas pensó en algún momento, a principios de sexenio, en meterse de nuevo a la contienda, pero la cuerda no le dio. Francisco Ramírez Acuña se veía precandidato todavía hace año y medio, pero la realidad se le cuadró a blancas y le ahorcaron la de seises.

A Emilio, por el contrario, el juego se le acomodó favorablemente. Los gobernadores panistas son pocos y políticamente débiles. El único que estaba en posibilidad de competir, Juan Manuel Oliva, de Guanajuato, no creció.

La campaña del IV Informe “dirigida a los jaliscienses” urbi et orbi, a los de la ciudad y a los del mundo en cadena nacional (o si se prefiere a los de Acámbaro y a los de Ayacucho) es el primer acto de campaña. Al igual que Peña Nieto o Ebrard, la ventaja de los gobernadores sobre los miembros del gabinete o los senadores que están en la contienda es que manejan presupuesto de medios. Emilio tiene además la ventana de Panamericanos que le está sirviendo de excusa para visitar todos los estados, y va a tener mucha exposición antes y durante los juegos.

Pero más allá de los “activos” del gobernador de Jalisco (que en realidad son nuestros) la especialidad de Emilio es la operación electoral. Maneja como pocos la segmentación de mercados electorales y ha ganado todas la internas de su partido y las constitucionales por las que ha competido. Tanto en la alcaldía de Guadalajara como en la de gobernador, las encuestas lo ponían muy por debajo de sus contendientes priistas.

El que no compra boleto para el gordo no saca reintegro. Ser precandidato a la Presidencia de la República prácticamente le asegura a Emilio un escaño en el Senado (la ruta la trazó Alberto Cárdenas). No está fácil que González Márquez logre la candidatura a la Presidencia por su partido, pero de que se las va a hacer difícil a los chicos del gabinete de Calderón, eso es seguro. Y el que tenga duda que le pregunte a Arana o a Zamora.
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