Jalisco
Emoción, el déficit de los Panamericanos
A los ciudadanos nos vendieron los Juegos Panamericanos como una gran oportunidad para renovar la ciudad
Los encuentros deportivos se van a dar y se van a dar bien. La mayoría de los estadios son de gran calidad y la organización no va a fallar. Hay en la organización Panamericana y en Guadalajara, suficiente experiencia como para salir bien librados de estos Juegos. La logística, la seguridad, la organización, no tendrán problemas. Si bien este es el evento más grande del que la ciudad haya sido sede, la experiencia de dos mundiales de futbol, 20 ferias del libro, múltiples encuentros religiosos, reuniones académicas, etcétera, han dejado un bagaje más que suficiente para estar seguros de que saldrá bien. El tema está en otro lado.
A los ciudadanos nos vendieron los Juegos Panamericanos como una gran oportunidad para renovar la ciudad. Eso ya no se dio: el transporte público masivo no avanzó suficiente; la renovación de pavimentos no ha comenzado; la creación de nuevos espacios verdes se olvidó; las grandes transformaciones urbanas a partir de inversiones ancla, tampoco. Es decir, aquello que era una oportunidad para la ciudad quedó trunco o en el aire. La ciudad va a mostrar una buena cara, de eso no hay duda. Va a estar arreglada, limpia, barrida y trapeada, pero no más. El primero de noviembre volverá a donde estaba, pero con una gran infraestructura deportiva.
El tercer aspecto es que los habitantes de la ciudad disfrutemos los Juegos. Eso es lo más lejano.
A fuerza de grillas, discusiones estériles y mucha falta de promoción y sensibilización, los ciudadanos hoy estamos fuera. A estas alturas, los Juegos y no las grillas ni los edificios deberían ser el tema de conversación y las portadas de los periódicos, pero no es así. Las calcomanías y las lonas de Panamericanos están sólo en los autos de funcionarios públicos y en los edificios de Gobierno. La fiesta no se siente y no se vive, es de ellos.
Los principales promotores de los Juegos y del turismo para esos días vamos a ser los propios tapatíos. Las giras del gobernador (presidente de los Juegos) por los estados, sirven de recordatorio (y otras cosas más azules) pero son los ciudadanos de a pie quienes, si se emocionan, van a invitar a sus parientes y amigos de otras partes del país a que vengan, a hoteles o casas, a una fiesta deportiva de 15 días, pero nadie lo está haciendo.
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