Jalisco
El modelo de ordenamiento territorial fracasa
el Estado se ha desatendido de su obligación de garantizar vivienda y servicios, permitiendo que las clases desfavorecidas resuelvan con sus propios recursos sus necesidades de habitabilidad
GUADALAJARA, JALISCO (17/OCT/2012).- Los problemas del Cerro del Cuatro, en donde los particulares compran casas o lotes que resultan sin papeles, se remontan a los conflictos por las tierras que se generaron desde la Reforma Agraria del siglo pasado. Desde entonces se suceden numerosos procesos legales que resultan muy tardados por varias razones: carencia de documentación, escaso número de juzgadores, fallecimiento de promoventes... La situación se ha enredado tanto que llegó a un punto muerto en que no avanzan las demandas de particulares o comunidades. A esto hay que añadir casos de mala fe, en que individuos abusivos engañan a personas ingenuas.
Ante los tres mil fraccionamientos sin regularización, de acuerdo con la Prodeur, pienso que este elevado número de urbanizaciones ilegales es la evidencia del fracaso del modelo actual de ordenamiento territorial y de desarrollo urbano. Desde una perspectiva crítica, el Estado se ha desatendido de su obligación de garantizar vivienda y servicios, permitiendo que las clases desfavorecidas resuelvan con sus propios —y escasos— recursos sus necesidades de habitabilidad; de ahí vienen los asentamientos irregulares o ciudades perdidas, de toda ciudad latinoamericana.
Al mismo tiempo, en las décadas más recientes los gobiernos han dejado en manos de la iniciativa privada la conducción del crecimiento urbano, y los desarrolladores inmobiliarios han orientado la producción de la ciudad con un sentido comercial y lucrativo, de manera que, con el fin de asegurar altas ganancias y utilidades, la construcción de zonas habitacionales se ha dado donde el precio de la tierra es más bajo.
Ante los tres mil fraccionamientos sin regularización, de acuerdo con la Prodeur, pienso que este elevado número de urbanizaciones ilegales es la evidencia del fracaso del modelo actual de ordenamiento territorial y de desarrollo urbano. Desde una perspectiva crítica, el Estado se ha desatendido de su obligación de garantizar vivienda y servicios, permitiendo que las clases desfavorecidas resuelvan con sus propios —y escasos— recursos sus necesidades de habitabilidad; de ahí vienen los asentamientos irregulares o ciudades perdidas, de toda ciudad latinoamericana.
Al mismo tiempo, en las décadas más recientes los gobiernos han dejado en manos de la iniciativa privada la conducción del crecimiento urbano, y los desarrolladores inmobiliarios han orientado la producción de la ciudad con un sentido comercial y lucrativo, de manera que, con el fin de asegurar altas ganancias y utilidades, la construcción de zonas habitacionales se ha dado donde el precio de la tierra es más bajo.
Síguenos en