Jalisco
El destino nos alcanza
El futuro de la humanidad está amenazado por la manera en que afectamos al medio ambiente
La globalización de los mercados ha fomentado el más grande sistema de distribución y comercialización de todos los productos del mundo. Hasta se ha presumido que debido a la confianza generalizada en la eficiente respuesta del mercado de oferta y demanda, nunca se habían tenido las reservas alimenticias tan bajas desde la posguerra mundial. Algunos acusaban que fue descuido en la planeación. Como si el destino ineludible nos alcanzara, se ha calculado que en nuestra generación la población mundial humana ha pasado (por primera vez en la historia) a ser mayor el número de los habitantes que vivimos en las zonas urbanas que en las áreas rurales.
El reporte de la ONU exigió la aplicación inmediata de soluciones en la protección de los bosques, selvas, humedales y áreas costeras, la promoción de tecnologías ecológicamente sustentables y la reducción de los llamados “gases de efecto invernadero”, que contribuyen al calentamiento global alterando los ciclos climáticos; señalando que con el agotamiento paulatino de las tierras agrícolas, los recursos naturales y el medio ambiente, es posible que aumenten las enfermedades incurables y los efectos destructivos de la contaminación.
La noticia sobre la situación de los ecosistemas del mundo ha venido repitiendo el tema que llevó al “Club de Roma” en los años setenta a las mismas conclusiones; pero que consideraba tiempos de recuperación ecológica más amplios. Hasta nuestro entonces Presidente de la República presumió que México ya no debía preocuparse por hacer producir al campo, ya que nos salía más barato importar alimentos debido a los altos ingresos de divisas que gozábamos gracias al petróleo. Tendríamos, seguramente, hartos petrodólares por mucho tiempo.
Hoy la situación sigue considerada de emergencia: “O las naciones responden ante el peligro, o no habrá mucho futuro para la humanidad, puesto que acabar con el medio ambiente se traducirá en tragedias de insospechadas consecuencias para todos”. Se dice que alguien realmente no aprecia lo que tiene hasta que lo pierde. Que las pérdidas abruptas son claramente identificadas cuando ocurren; no así cuando se pierde algo poco a poco (hasta que un buen día se cae en la cuenta, demasiado tarde). En el mundo de oferta y demanda, la primera noticia de escasez de alimentos se dio con el repentino aumento de los precios también hace un par de años.
En 1798, el economista inglés Thomas R. Malthus inició el tema de la inevitable crisis alimenticia que vendría para el mundo moderno, argumentando que su producción crecía más lentamente que la población humana y que sus necesidades de comer. Una evidencia se esperaría ver en el aumento generalizado de los precios de alimentos aunado a esparcidos brotes de hambruna. Si bien las enfermedades epidémicas, las guerras mundiales y la ingeniosa productividad tecnológica pospusieron por dos siglos al hechizo de Malthus, hoy por hoy renace la inquietud debido a los fenómenos naturales enardecidos por el cambio climático. Un tema sobre el cual nuestro país tendrá el destino de ser anfitrión en su cumbre mundial dentro de pocas semanas.
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