Jalisco

El auditor campeador

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La situación del auditor Alonso Godoy Pelayo está a punto de definirse. Hay consenso en la clase política de que su situación es insostenible. Soto voce lo dan por muerto, pero el cadáver del auditor, como el del Cid Campeador, sigue ganando batallas: Rodrigo Díaz de Vivar lo hizo montado en Babieca, un hermoso caballo blanco tipo andaluz; Alonso Pelayo montado en su macho. 

Las últimas batallas del auditor campeador fueron las cuentas públicas de la UdeG y del Gobierno del Estado, que salieron ambas sin mácula. Curioso, en la de la Universidad no aparecieron ni siquiera los asuntos que los propios universitarios le achacaban al ex rector destituido Carlos Briseño; ni siquiera los que señaló la auditoría interna. Nada. Tenemos una Universidad ejemplar. En la del Gobierno del Estado no apareció una sola de las cosas que tanto les imputaron los propios diputados y los enemigos del gobernador. Todo salió como si el Gobierno fuera poco menos que perfecto. No es extraño: las dos horquetas que sostuvieron a Alonso Godoy sentado en la silla a pesar de los escándalos fueron nada menos que Emilio González Márquez y Raúl Padilla. Saldados los problemas de los jefes, lo más seguro es que ahora sí el auditor se vaya, pero como amor con amor se paga, él también se irá limpio: nadie le va a reclamar los 10 millones de pesos de retiro anticipado que cobró el año pasado.

El asunto ahora es buscar un nuevo auditor. Es un tema complejo y más en un año preelectoral. Se requiere de la concurrencia de al menos dos partidos, PAN y PRI, lo que significa poner de acuerdo a cinco factores de poder en el Estado: Al Gobierno del Estado,  a la Universidad de Guadalajara, al presidente del PAN Hernán Cortés (y/o el ex gobernador Ramírez Acuña), al líder obrero Alfredo Barba, y al presidente del PRI, Rafael González Pimienta. Pareciera más fácil meter a un camello por el ojo de una aguja, a un narco al bote, o a un rico al reino de los cielos antes que poner de acuerdo a estos factores de poder en torno a un responsable de la Auditoría del Estado en un año políticamente tan complejo. Las decisiones importantes que no pasen antes de septiembre difícilmente tendrán oportunidad política antes de agosto de 2012. Para terminar el enredo, hay que recordar que el nombramiento de Alonso Godoy sigue impugnado en tribunales, lo cual podría complicar jurídicamente cualquier nuevo proceso.

En tanto al auditor, políticamente muerto, seguirá campeando y ganando batallas, hasta que el hedor a corrupción afecte a los que lo sostienen.
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