Jalisco

El arte de la cola

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En los años ochenta solíamos decir que para graduarte en una universidad privada había que cumplir dos requisitos: pagar y no morirte. En la universidad púbica era aún más fácil, pues al ser gratuita, bastaba con no morirte. Que alguien no se graduara era literalmente un caso de estudio: ¿Cómo le hizo fulano para reprobar, si eso es imposible? Y aunque parezca increíble, conocí a dos que lo lograron. Para obtener la licenciatura había que hacer una tesis, que ya era otra cosa que implicaba tiempo, paciencia y disciplina.

Lo que no he conocido aún es a alguien que no obtenga su licencia de conducir. Haciendo la equivalencia con la universidad, para obtener la licencia basta con pagar y hacer la cola. Nunca falta el burro que no pasa el examen teórico, pero pagando el “extraordinario” (jamás me atrevería a decir mordida, no en Vialidad) se lograba. Hoy mi única licenciatura se la debo a Vialidad: soy licenciado en manejo, con especialidad de chofer, generación 1982, porque la tesis jamás la presenté.

En México no maneja el que sabe, maneja el que quiere. Todos aprendemos en la calle, con riesgo para los demás, y algunos simplemente nunca aprenden. La Secretaría de Vialidad informó que va a endurecer las pruebas para la obtención de licencias de conducir, lo cual generará muchas molestias y no pocas mentadas, pero a la larga es la única forma en que podamos medio controlar los accidentes por ignorancia. En Finlandia y Alemania, los países donde mejor se conduce, obtener una licencia no es un trámite de un día, requiere al menos seis meses de cursos y pruebas.

Un auto es un arma en potencia. A diferencia de una pistola o un rifle, el automóvil no se diseñó como arma, pero es potencialmente homicida si no se usa con responsabilidad. Lo curioso es que cuando manejamos o permitimos que alguien maneje no somos conscientes del riesgo que implica para uno mismo y para otros manejar. El año pasado en Jalisco hubo mil 120 muertos por accidentes, más que los homicidios dolosos, que sumaron 888. Al corte del 25 de abril de este año la tendencia es mayor para los homicidios dolosos, pero porque éstos vienen subiendo de manera acelerada.

Pero si revisamos las estadísticas de los últimos cinco años, el promedio de muertes en accidentes de tráfico es de mil 361, mientras que las muertes por asesinato promediaron 547 por año en los últimos cinco. Esto es, mueren 2.5 veces más personas por accidentes de tráfico que por homicidio intencional.

Hay que encarecer las licencias (las de conducir y las licenciaturas), pero no en el sentido del costo sino en el de las habilidades requeridas para obtenerlas. Mientras siga manejando el que pague y haga cola, aunque no tenga ni idea del animal, potencialmente mortal, que trae entre manos, será muy difícil reducir el riesgo vial. Los conductores deberíamos tener un poco más de habilidades que el arte de hacer una larga y desesperante cola.
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