Jalisco

El PAN, sacudido

Figura pública que combate desde dentro a quienes hoy tienen el control del PAN

No es ningún secreto que hay militantes y simpatizantes del Partido Acción Nacional (PAN) que no se reconocen ni dan su visto bueno a algunas de las políticas públicas, estrategias y acciones de gobierno que han aplicado los dos mandatarios federales que han surgido de las filas blanquiazules.

El ex dirigente nacional panista Manuel Espino Barrientos encabeza hoy en día a un contingente en expansión de esos inconformes, que no están dispuestos a legitimar, ni los ejes centrales de la administración del Presidente de la República Felipe Calderón (a quien, sonriente y satisfecho, Espino le levantó el brazo como ganador de la contienda electoral de julio de 2006 en la sede de Acción Nacional), ni la conducción del partido blanquiazul, porque consideran que los primeros han perdido el rumbo y en el instituto político prevalece la voluntad de un solo hombre, que no es otro que el propio Calderón.

Confrontado por los actuales dirigentes y colocado al borde de la expulsión de su partido, Espino ratifica, palabra por palabra, lo que escribió en su reciente libro titulado “Volver a empezar” (sucedáneo del también polémico “Señal de alerta”, publicado y muy publicitado en 2008), cuando se refiere a la “Práctica antidemocrática de los partidos políticos”.

Ahí, el ex presidente nacional del PAN, acude al expediente de la sabiduría popular mexicana de “te lo digo a ti Juan para que lo entiendas Pedro”, y expresa una crítica generalizada, pero claramente dirigida a su partido: “En muchos países, la democracia lograda a través de grandes sacrificios personales y comunitarios ha hecho implosión. Ha sido rebajada por los partidos políticos —algunos otrora democráticos— a un mero recurso procedimental para realizar concertaciones y alianzas en torno a cuotas de poder que permitan administrar las recurrentes crisis de nuestros pueblos. Se ha convertido en una dinámica de arreglijos y parches al margen de principios y valores fundamentales, para intentar resolver los conflictos de poder que ellos mismos han creado”.

Figura pública que combate desde dentro a quienes hoy tienen el control del PAN, Espino recorre el país instalando oficinas desde las cuales despacharán los inconformes que le siguen para combatir a la corriente que comanda Calderón.

Lo hace con ahínco, furibundo y estridente, abriéndose espacios en los medios de comunicación y apareciendo hasta en circunstancias embarazosas, como en la que se metió el ex líder panista el sábado pasado, cuando mediante las llamadas redes sociales aventuró la muerte del “Jefe” Diego Fernández de Cevallos, figura emblemática y polémica del panismo, que desde el viernes 14 por la noche y hasta la tarde de ayer permanecía desaparecido, según las autoridades.

El tremendo episodio en que quedó envuelto Diego, la ruidosa disidencia de cara a la elección de los consejeros nacionales que marcarán el rumbo del PAN, el complicado panorama electoral que ayer vivió su primer capítulo de este 2010 en los comicios locales de Yucatán, y la travesía cada vez más empinada que afronta Calderón en su cruzada contra el crimen organizado, ponen al partido gobernante en una precaria situación que algunos ya han expuesto con descarnada crudeza, aventurando una cadena de derrotas que pasarán por la de la elección presidencial de 2012.
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