Jalisco
El Norte que Jalisco desdeña, otros lo desean
Al rezago económico y educativo, se suma la violencia que generan distintos grupos delictivos en esta región serrana
“Muchos nos hemos topado con retenes falsos. Al principio era más difícil saber qué hacer, porque andan uniformados, vestidos de policía, con pasamontañas, paliacates y armas de alto calibre”.
La primera vez que se encontró con un retén fue en la carretera que va de San Andrés Cohamiata hacia Bancos de San Hipólito, en Durango. Ya había cruzado la “manita” de Jalisco, que entra y sale de Zacatecas, y al llegar a la colindancia de estos dos estados con Nayarit y Durango, vio que una “troca” venía en sentido contrario por la carretera. “Se nos pararon enfrente y quisimos echarnos en reversa, pero salió otra camioneta detrás. No pudimos hacer nada.
Nos bajaron, que quienes éramos, a qué nos dedicábamos. ‘No intenten nada, las manos en la nuca’, nos decían con las armas largas en nuestra cabeza. Nos gritaban feo. Atrás venía una familia (wixárika) y creo que por ellos nos salvamos, porque decían en sus radios, ‘hay familia’, y luego nos dijeron que podemos continuar el camino. Ese día, en el mismo lugar, nos enteramos después que mataron a unas personas de allá de San Lucas (El Mezquital, Durango) porque no quisieron pararse…”.
De la violencia en la zona Norte de Jalisco no existe registro y poco se conoce en Guadalajara, a menos que llegue a extremos como los enfrentamientos de la semana pasada entre supuestos integrantes de los Zetas y los Cárteles Unidos (el Milenio, Sinaloa y Juárez), o que aparezca un grupo de ciudadanos pidiendo que los municipios del Norte se separen del Estado de Jalisco, porque están hartos del olvido de las autoridades y de la inseguridad que no atienden las autoridades.
La Procuraduría General de la República no tiene delegación en el Norte de Jalisco y prácticamente no hay presencia de policías estatales.
“Si agarran a alguien en esta zona los tienen que llevar a Hostotipaquillo o Guadalajara. Por eso no tenemos ningún asunto de narcomenudeo, arma de fuego u otro delito federal que nos haya derivado algún policía municipal. Eso no significa que no hay delincuencia, sino que por la distancia prefieren arreglarse allá”, explican en el área de Comunicación de la delegación de la PGR en Jalisco.
En el Centro Universitario de Colotlán sugirieron esta semana a los estudiantes que viven fuera (70%) que mantengan sus clases de manera virtual y que eviten salir a las carreteras. El sábado pasado se presentó el examen de admisión y más de 50 aspirantes no se presentaron por la inseguridad y porque algunos alcaldes sugirieron a la población que no saliera a menos que fuera estrictamente necesario.
En la PGR tampoco están documentados los retenes falsos o las extorsiones y secuestros en las comunidades, porque para ello tendrían que recibir denuncias anónimas y averiguaciones previas.
“Es como una zona de guerra abandonada”
Juan se la pasa en ir y venir a Guadalajara y a otras comunidades wixárikas, como Bancos de San Hipólito, en Durango, y Santa Catarina, San Sebastián o Tuxpan de Bolaños, en Jalisco. Por lo que ha vivido en la región, considera que este año se ha intensificado la pugna entre los Cárteles Unidos y los Zetas, que intentan entrar a Jalisco porque las tierras son más productivas.
Este joven wixárika, personal de la PGR Jalisco y otras fuentes del Centro Universitario del Norte consideran que cruzando San Cristóbal de la Barranca, es peligroso andar en la carretera.
En abril, Juan se dirigía a la sierra wixárika y al llegar a Valparaíso, Zacatecas, vio que todos los negocios estaban cerrados. “Ahí parece que hasta ni hay policías. Hay muchos civiles que andan armados y yo creo que son narcos que controlan el pueblo. Al entrar vimos que una camioneta comenzó a seguirnos y a echarnos las luces altas. Nos paramos y nos bajaron del carro amenazándonos con sus armas, nos revisaron todo, y luego nos dijeron que podíamos continuar; luego vimos que habían agarrado el dinero de mi primo”.
Esta semana vivió el tercer susto y, agradece, que todavía vive para contarla. Se dirigía a una asamblea comunal y después de cruzar San Andrés Cohamiata, en los caminos limítrofes de Jalisco y Nayarit, los alcanzó un grupo armado en una Suburban. Les apuntaron con cuernos de chivo para que se detuvieran. “Nos tiraron al suelo y nos preguntaban que a dónde íbamos. Al final nos dejaron ir porque vieron los papeles de la comunidad, pero nos robaron mi laptop, dos memorias, una cámara y los celulares”.
Juan dice que en un principio la gente pensaba que los conflictos eran entre los integrantes de grupos delictivos, “pero al final vimos que en todos los pueblos la estamos pagando. Y nos preocupa porque vemos que hay caciques a los que están integrando a las filas del narco, y con los cuales tenemos problemas territoriales”.
De las pláticas con representantes de otras comunidades indígenas, comenta que por Santa Catarina (Mezquitic) estuvieron asediados un tiempo por los Zetas y “creo que esto se ha agravado conforme han ido construyendo carreteras. Porque en vez de que nos traigan programas productivos para dar empleo, nomás nos llegan esos grupos (criminales). La verdad, en el Norte se vive en pánico porque estos grupos quieren entrar a Jalisco a como dé lugar”.
La PGR también coincide con esta versión. Desde su análisis, todo el Sur de Zacatecas y Durango, y los límites de Jalisco y Nayarit, están completamente dominados por los Zetas. Incluso entre Zacatecas y Durango hay una “base” de este grupo.
Cuando la ausencia gubernamental es total, las comunidades terminan por buscar su propia defensa. “Pero para nosotros es difícil pensar en eso, porque la palabra es nuestra arma al interior de los pueblos. No imaginamos tener que armarnos para defendernos de estos grupos. En Tierra Colorada (Durango), por ejemplo, no tuvieron de otra. La gente se hartó y se unió para sacar a los narcos, y a los dos días, éstos regresaron y les quemaron todo el pueblo…”.
El secretario de Seguridad Pública de Jalisco, Luis Carlos Nájera, asegura que los enfrentamientos de días pasados en Huejuquilla y en Florencia, Zacatecas, fueron aislados. Ayer, se repitieron. Y mientras el Estado minimiza esta situación, en las comunidades se vive “como en zonas de guerra aisladas, de las que poco se sabe”, reflexiona un funcionario de la PGR.
Faltan programas de desarrollo
El desinterés del Gobierno estatal hacia esta región tiene razones históricas, además de la lejanía y de que ahí sólo vive el 1% de la población estatal, en una franja que representa el 12.8% del territorio jalisciense, argumento por el cual no destinan recursos económicos suficientes.
En el Norte de Jalisco también se encuentran los únicos dos municipios con muy alta marginación, de acuerdo al Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), y uno de ellos, Bolaños, ocupa el número 19 en todo el país.
El rector del Centro Universitario Norte de la Universidad de Guadalajara, Alberto Becerra, destaca que la carretera que conecta a la capital jalisciense con Colotlán es muy reciente, de 1986, y con ésta, llegó la presencia de la casa de estudios, que le ha apostado al desarrollo económico y social de la región, “pero hace falta que se complete con programas estratégicos de los gobiernos. Este rezago es el que ha generado inconformidades y por eso aparecen ahora iniciativas de separarse de Jalisco, porque además ven que Zacatecas sí le ha invertido al Sur de su Estado”.
En este contexto de abandono, resalta que la población ha padecido los enfrentamientos de grupos delictivos y ha generado psicosis social. “Algunos académicos y universitarios han sido víctimas de abusos o atracos por la carretera. Eso indica la vulnerabilidad social en la que estamos”.
Violencia en las zonas limítrofes
> 20 de mayo.
Los Zetas se enfrentaron con supuestos integrantes de los Cárteles Unidos en la población Florencia de Benito Juárez, en Zacatecas (por la carretera México 23 que lleva a Colotlán, después de pasar San Cristóbal de la Barranca y Teúl de González Ortega).
> 22 de mayo.
Enfrentamiento en Mezquitic y Santa María de los Ángeles, en el que murieron cinco presuntos sicarios y tres policías municipales resultaron lesionados. Ahí aseguraron un vehículo con blindaje “hechizo” muy similar a los que se han encontrado en Tamaulipas. Se presumía que se habían trasladado a Chimaltitán, muy cerca de Bolaños.
Una región que se siente olvidada por Jalisco
La primera carretera se construyó en 1986
Ante la propuesta de un grupo de personas de independizar la Región Norte de Jalisco para convertirla en territorio federal independiente (), el historiador José María Muriá resalta que no es la primera vez que sucede, pues históricamente han estado olvidados por las autoridades estatales.
Desde épocas coloniales, lo que ahora es el Norte del Estado era un territorio poco querido por la Corona, pues ahí vivían “indios bárbaros, insumisos”, que amenazaban al ejército español en la llamada Guerra del Mixtón. Por ello, según documenta María del Carmen Velázquez en el libro Colotlán, la doble frontera contra los bárbaros, el virrey establece en 1591 el gobierno de San Luis de Colotlán, que era una zona de amortiguamiento para resistir la presión de los indios nómadas.
“Por muchos años, la figura administrativa es el Gobierno de las Fronteras de San Luis de Colotlán , a cargo de un capitán que depende del virrey. Desde ahí empezamos mal para Jalisco, por decirlo de alguna manera, porque administrativamente dependía de Nueva Galicia, pero en lo militar dependía directamente del virrey”, resalta el académico del Colegio de Jalisco.
En el libro Los límites de Jalisco, José María Muriá explica que, para el Gobierno de Colotlán, el virrey nombraba un “capitán-protector” con atribuciones absolutas en lo militar, lo político y lo judicial. “Además, para sus administración interior las comunidades indígenas seleccionaban a sus propias autoridades, aunque éstas debían contar con la anuencia del capitán protector”.
Hasta principios del siglo XX, la región wixárika era una sola y con los estados federativos, quedó fragmentada.
Al final de la época colonial, Colotlán pasa a ser un partido de la Intendencia de Guadalajara, y con la guerra de Independencia, se convierte en el octavo cantón del Gobierno de Jalisco. Luego separan Zacatecas y Nayarit, y comienza a delimitarse el Norte de Jalisco.
José María Muriá resalta que “Colotlán tuvo su importancia militar y, al depender de Guadalajara, pierde su poderío económico. Si a esto le sumas que en la región no hay actividades económicas importantes, que las minas realmente no dejaron una derrama, y que están abandonados por las autoridades, el resultado es que hay un descontento hacia el Gobierno de Jalisco”.
Aislamiento
Hasta 1986, el Gobierno de Jalisco construyó la primera carretera que conecta a Guadalajara con Colotlán. En los años sesenta, sólo se podía llegar pasando por Aguascalientes y luego a Jerez, Zacatecas, y de ahí a Colotlán.
“La comunicación con la capital jalisciense es recience. Y era muy común que en todas las comunidades hubiera profesionistas de Zacatecas, principalmente. Incluso se le llamaba región Jalisco-Zacatecas, hasta que Guillermo Cosío Vidaurri hizo un intento por atender a la población que ahí vivía”, comenta el doctor por El Colegio de México.
A Jalisco, probablemente no le interesa el Norte porque “como Guadalajara es una ciudad grande y además es criolla, esto de los indígenas no creas que les llama la atención. Ahora es impresionante la falta de interés que despierta el tema de los conflictos de límites, perdemos terrenos y nadie se da por aludido”.
José María Muriá considera difícil que la Zona Norte pueda independizarse como territorio federal, pero resalta que es un foco rojo y que es la oportunidad para que Jalisco atienda este territorio.
Por su parte, los pueblos wixárika no han expresado su deseo de separarse del Estado, pues por la vía de los hechos, hay poca presencia gubernamental.
“A partir del Gobierno de (Guillermo) Cosío Vidaurri, a nadie le ha importado ni el tema de los límites territoriales que tiene Jalisco con Nayarit y Colima, menos les ha interesado voltear a las poblaciones del Norte”, concluye José María Muriá.
El jueves pasado, este diario habló a todos los municipios del Norte. Sin embargo, no se encontró a ningún alcalde y el único funcionario que pudo otorgar entrevista fue el secretario general de Mezquitic, Juan Carrillo.
Otras fuentes señalan que ningún Ayuntamiento apoya la propuesta de separarse de Jalisco, que encabeza Francisco Barba.
Municipios con alta marginación
Mezquitic
- Es el municipio con mayor marginación del Estado y el número 19 a nivel nacional. Es donde se ubica la mayor parte de la población indígena.
- Sólo mil 12 personas tienen educación pos básica (menos del 10 %), de una población total de 18 mil 84.
- El promedio escolaridad es de 4.9 años.
- 32.77% es analfabeta.
- 48% vive en viviendas sin agua y 55.99% en algún nivel de hacinamiento.
- La población económicamente activa es de cuatro mil 955. La no económicamente activa, seis mil 573.
-En el municipio hay dos bibliotecas.
Bolaños
- Registra marginación muy alta; ocupa el segundo lugar a nivel estatal, después de Mezquitic.
- 22% es analfabeta.
- 51.17% de la población de más de 15 años no tiene primaria
- 50.24% vive en viviendas sin agua entubada y 56.9%, en algún nivel de hacinamiento.
-En Bolaños, 704 tienen educación pos básica, de seis mil 820 personas.
-Mil 648 personas integran la población económicamente activa; dos mil 904, la no económicamente activa.
-Hay una biblioteca pública
-Mezquitic y Bolaños registran marginación muy alta, y Villa Guerrero y Chimaltitán también registran marginación alta.
*Información del Censo de Población y Vivienda 2010
Municipios del Norte de Jalisco
La zona Norte de Jalisco está integrada por los municipios de Huejuquilla, Huejúcar, Santa María de los Ángeles, Colotlán, Totaltiche, Villa Guerrero, Bolaños, Chimaltitán y San Martín de Bolaños. Su extensión territorial es de 10 mil 300 kilómetros cuadrados.
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