Jalisco
Ejutla, el municipio menos poblado de Jalisco
De acuerdo con cifras del Consejo Nacional de Población, este lugar, ubicado a 200 kilómetros de Guadalajara, cuenta con mil 705 habitantes
El menor presupuesto de entre los menos poblados
EJUTLA, JALISCO (09/JULIO/2010).- “Si mataran a dos personas por semana, este pueblo ya se hubiera acabado, todos habrían desaparecido”, respondió Don Jesús Naranjo al nieto de un hijo ausente de Ejutla, cuando le preguntó: ¿A cuántas personas han matado aquí a la semana? “Desde hace 16 años, a ninguno”.
Para llegar a Ejutla, el municipio con menos población en el Estado, hay que recorrer desde Guadalajara 200 kilómetros en tres horas, aproximadamente, si se viaja en automóvil por la carretera federal 80, que conecta a Guadalajara con la Costa Sur y atraviesa los municipios de Acatlán de Juárez, Villa Corona, Cocula, Tecolotlán y Unión de Tula, en donde debe darse vuelta a la izquierda y seguir unos 40 minutos por un camino estrecho y sinuoso.
Durante el trayecto en carretera se ven grandes campos de sembradíos, vacas y burros, la vegetación es abundante, desde arbustos de todo tipo, hasta grandes nopales y palmeras.
Según el último censo de población (2005), en este municipio habitan mil 888 personas, cifra que en los últimos años ha ido disminuyendo, con lo cual sus habitantes corren el riesgo de ser prácticamente borrados del mapa territorial de Jalisco.
Para que una población pueda ser considerada como municipio, éste debe tener por lo menos 20 mil habitantes, aunque la presidenta municipal de Ejutla, Andrea Michel Santana, de 27años, menciona sólo dos mil 500 como requisito.
Michel Santana tuvo que emigrar temporalmente a Ciudad Guzmán para estudiar la carrera de Medicina en la Universidad de Guadalajara (UdeG). Aquí solamente hay un jardín de niños, dos primarias, una secundaria, una telesecundaria y una preparatoria.
A pesar de que en Ejutla no viven el mínimo de habitantes para ser considerado como un municipio, la alcaldesa confía en que éste siga siendo un poblado autónomo: “No creo que llegue a desaparecer”.
Si formaran parte de otro municipio, “que espero nunca pase”, ya no podrían tener los recursos para seguirlo embelleciendo, tendrían que esperar el dinero que ese municipio proponga.
Después de recorrer un camino estrecho donde abundan las curvas, de ir poniendo el pie en el freno del auto para poder descender, hay que hacer una parada obligada en uno de los miradores para apreciar desde lejos las torres de adobe del templo de San Miguel Arcángel, edificado durante los primero años de 1800, así como los techos de las casas, algunas con tejas o madera, o la plaza principal, con un kiosco al centro y rodeada de portales.
Desde unos quinientos metros de distancia se puede ver el monumento principal: Cristo Rey, una escultura de siete metros de altura, erigida sobre una capilla de base octagonal, con una cúpula de unos siete metros de altura, el principal atractivo turístico del lugar.
Ya a nivel de piso, desde que se entra a Ejutla por debajo de unos arcos se puede sentir la tranquilidad, se respira el aire fresco de la vegetación de los cerros por los que está rodeado, se escucha el canto de los pájaros, el viento mueve suavemente las ramas y se alcanza a escuchar el agua de la presa “Basilio Badillo”.
Al caminar por cualquiera de sus calles empedradas se ven casas antiguas de estilo colonial, también abundan las fincas modernas, con balcones y terrazas. A simple vista, se nota que algunas casas fueron remodeladas recientemente. La pintura de las fachadas está intacta, aquí el grafiti ni se conoce, el enjarre y la herrería se notan nuevos.
A pesar de que algunas casas están solas, no están abandonas, la mayoría permanecen en buen estado, en parte porque los migrantes envían dinero a sus vecinos o familiares o ellos mismos regresan a darle mantenimiento a sus viviendas para que puedan ser habitadas cuando vuelvan.
“Todas las casas buenas que hay es por el dinero que le han metido los jubilados que estaban en Estados Unidos”, dijo Jesús Naranjo, sentado en una banca de la plaza mientras ve pasar a la gente que va a misa de seis de la tarde al Templo de la Tercera Orden, construido en el Siglo XVII.
La belleza del municipio debería ser considerada para convertirse en un Pueblo Mágico, señaló la cuarta mujer en representar a Ejutla, el impedimento es que por Estado sólo puede haber un Pueblo Mágico y en Jalisco ya hay tres: Mazamitla, Tapalpa y Tequila.
Éste es un municipio de contrastes, da la sensación a los citadinos de estar en un fraccionamiento privado o en un coto.
Por las calles empedradas pasan autos despintados o con la carrocería desgastada, con el vidrio del parabrisas estrellado o con las llantas abolladas, pero también pasan las camionetas de reciente modelo, algunas con placas de estados de la Unión Americana como Texas, California o Arizona, el principal refugio de los que han dejado desolado a Ejutla, fundado en 1544.
A los 22 años, Jesús Naranjo dejó la tierra donde nació para ir a Oregon, una de las zonas más productivas para la agricultura en el país vecino del Norte, pero no aguantó estar allá ni cuatro días y se regresó a Ejutla. Jamás volvió. “Es un infierno, que los aguante el diablo”, exclama. A sus 79 años dice que no hay nada como la tranquilidad de su pueblo, estar con su gente y “en el lugar más bello de todo el mundo”; sin embargo, hay quienes sí resisten la travesía, como sus hermanos, de estar en un lugar donde todo es desconocido. De los seis hermanos que tenía, sólo uno sigue allá, cuatro han fallecido y uno regresó a Ejutla después de trabajar casi cuarenta años construyendo casas en distintas ciudades de ese país.
Michel Santana, presidenta municipal de Ejutla, dice que la mayoría de las personas que emigra son hombres; su destino principal es Estados Unidos y Canadá.
Aquí la mayoría de habitantes son niños, mujeres jóvenes y ancianos. Los hombres que se han quedado se dedican a la agricultura, a la ganadería, a atender sus negocios, como tienditas, carnicerías o alguno de los dos cibercafés que hay en la zona centro del municipio, o a pescar en la presa “Basilio Badillo”, mejor conocida como presa Las Piedras, con 145 millones de metros cúbicos de agua, con gran variedad de especies como tilapia, lobina, carpa y bagre, entre otras.
Cada verano unos 20 muchachos se unen por dos o tres meses a la industria de la construcción en Canadá.
“Un contratista originario de Ejutla viene cada año por ellos”, explica Michel Santana; “y se va todo el razal bien a gusto, les dan el pasaje gratis ida y vuelta”.
En diciembre de 2008 Andrés Manuel López Obrador visitó el municipio, una asistente del ex candidato presidencial le dijo a Jesús Naranjo: “Aquí la gente se ve alegre, más o menos vestida, ningún harapiento, ya hemos recorrido otros lugares desde la costa y vemos que la gente está bien jodida”.
—¿Aquí de qué vive la gente?
—La gente vive de los que están en Estados Unidos, aquí no trabajan los que tienen uno o dos (familiares) allá.
La presidenta municipal evalúa el nivel de seguridad como bueno, donde todavía los niños pueden salir a jugar a las calles en la noche y sin temor de que sean secuestrados o algún auto los atropelle. Además de disfrutar la tranquilidad del lugar, aprecia “el poder levantarse, salir a las calles y saludar a la gente, el saber que si necesitas algo tu vecino podrá ayudarte, si sales de tu casa le puedes dejar las llaves a cualquier otra persona para que la cuide y no hay ningún problema”.
La migración es un fenómeno cultural. Según Michel Santana, “nadie se va de Ejutla por ser pobre. Todos somos pobres por igual. Ya es algo tradicional que la gente se vaya, aquí no se mueren de hambre”.
Texxtos: Fabián Ramírez Flores.
PARA SABER
Según el Consejo Nacional de Población ( Conapo) 2010, en Ejutla viven mil 705 personas, 183 habitantes menos que en 2005. Para 2030 se proyecta que en este municipio residan mil 160 personas. En 20 años serán 545 los pobladores que habrán emigrado o muerto.
En 2005 el total de habitantes eran mil 888, 923 hombres y 965 mujeres. Al igual que entonces, la población se sigue concentrando en los grupos de niños, jóvenes y ancianos, de hombres y mujeres de entre cero y nueve años y entre 10 y 19 años, así como de 75 a 79 años de edad.
EJUTLA, JALISCO (09/JULIO/2010).- “Si mataran a dos personas por semana, este pueblo ya se hubiera acabado, todos habrían desaparecido”, respondió Don Jesús Naranjo al nieto de un hijo ausente de Ejutla, cuando le preguntó: ¿A cuántas personas han matado aquí a la semana? “Desde hace 16 años, a ninguno”.
Para llegar a Ejutla, el municipio con menos población en el Estado, hay que recorrer desde Guadalajara 200 kilómetros en tres horas, aproximadamente, si se viaja en automóvil por la carretera federal 80, que conecta a Guadalajara con la Costa Sur y atraviesa los municipios de Acatlán de Juárez, Villa Corona, Cocula, Tecolotlán y Unión de Tula, en donde debe darse vuelta a la izquierda y seguir unos 40 minutos por un camino estrecho y sinuoso.
Durante el trayecto en carretera se ven grandes campos de sembradíos, vacas y burros, la vegetación es abundante, desde arbustos de todo tipo, hasta grandes nopales y palmeras.
Según el último censo de población (2005), en este municipio habitan mil 888 personas, cifra que en los últimos años ha ido disminuyendo, con lo cual sus habitantes corren el riesgo de ser prácticamente borrados del mapa territorial de Jalisco.
Para que una población pueda ser considerada como municipio, éste debe tener por lo menos 20 mil habitantes, aunque la presidenta municipal de Ejutla, Andrea Michel Santana, de 27años, menciona sólo dos mil 500 como requisito.
Michel Santana tuvo que emigrar temporalmente a Ciudad Guzmán para estudiar la carrera de Medicina en la Universidad de Guadalajara (UdeG). Aquí solamente hay un jardín de niños, dos primarias, una secundaria, una telesecundaria y una preparatoria.
A pesar de que en Ejutla no viven el mínimo de habitantes para ser considerado como un municipio, la alcaldesa confía en que éste siga siendo un poblado autónomo: “No creo que llegue a desaparecer”.
Si formaran parte de otro municipio, “que espero nunca pase”, ya no podrían tener los recursos para seguirlo embelleciendo, tendrían que esperar el dinero que ese municipio proponga.
Después de recorrer un camino estrecho donde abundan las curvas, de ir poniendo el pie en el freno del auto para poder descender, hay que hacer una parada obligada en uno de los miradores para apreciar desde lejos las torres de adobe del templo de San Miguel Arcángel, edificado durante los primero años de 1800, así como los techos de las casas, algunas con tejas o madera, o la plaza principal, con un kiosco al centro y rodeada de portales.
Desde unos quinientos metros de distancia se puede ver el monumento principal: Cristo Rey, una escultura de siete metros de altura, erigida sobre una capilla de base octagonal, con una cúpula de unos siete metros de altura, el principal atractivo turístico del lugar.
Ya a nivel de piso, desde que se entra a Ejutla por debajo de unos arcos se puede sentir la tranquilidad, se respira el aire fresco de la vegetación de los cerros por los que está rodeado, se escucha el canto de los pájaros, el viento mueve suavemente las ramas y se alcanza a escuchar el agua de la presa “Basilio Badillo”.
Al caminar por cualquiera de sus calles empedradas se ven casas antiguas de estilo colonial, también abundan las fincas modernas, con balcones y terrazas. A simple vista, se nota que algunas casas fueron remodeladas recientemente. La pintura de las fachadas está intacta, aquí el grafiti ni se conoce, el enjarre y la herrería se notan nuevos.
A pesar de que algunas casas están solas, no están abandonas, la mayoría permanecen en buen estado, en parte porque los migrantes envían dinero a sus vecinos o familiares o ellos mismos regresan a darle mantenimiento a sus viviendas para que puedan ser habitadas cuando vuelvan.
“Todas las casas buenas que hay es por el dinero que le han metido los jubilados que estaban en Estados Unidos”, dijo Jesús Naranjo, sentado en una banca de la plaza mientras ve pasar a la gente que va a misa de seis de la tarde al Templo de la Tercera Orden, construido en el Siglo XVII.
La belleza del municipio debería ser considerada para convertirse en un Pueblo Mágico, señaló la cuarta mujer en representar a Ejutla, el impedimento es que por Estado sólo puede haber un Pueblo Mágico y en Jalisco ya hay tres: Mazamitla, Tapalpa y Tequila.
Éste es un municipio de contrastes, da la sensación a los citadinos de estar en un fraccionamiento privado o en un coto.
Por las calles empedradas pasan autos despintados o con la carrocería desgastada, con el vidrio del parabrisas estrellado o con las llantas abolladas, pero también pasan las camionetas de reciente modelo, algunas con placas de estados de la Unión Americana como Texas, California o Arizona, el principal refugio de los que han dejado desolado a Ejutla, fundado en 1544.
A los 22 años, Jesús Naranjo dejó la tierra donde nació para ir a Oregon, una de las zonas más productivas para la agricultura en el país vecino del Norte, pero no aguantó estar allá ni cuatro días y se regresó a Ejutla. Jamás volvió. “Es un infierno, que los aguante el diablo”, exclama. A sus 79 años dice que no hay nada como la tranquilidad de su pueblo, estar con su gente y “en el lugar más bello de todo el mundo”; sin embargo, hay quienes sí resisten la travesía, como sus hermanos, de estar en un lugar donde todo es desconocido. De los seis hermanos que tenía, sólo uno sigue allá, cuatro han fallecido y uno regresó a Ejutla después de trabajar casi cuarenta años construyendo casas en distintas ciudades de ese país.
Michel Santana, presidenta municipal de Ejutla, dice que la mayoría de las personas que emigra son hombres; su destino principal es Estados Unidos y Canadá.
Aquí la mayoría de habitantes son niños, mujeres jóvenes y ancianos. Los hombres que se han quedado se dedican a la agricultura, a la ganadería, a atender sus negocios, como tienditas, carnicerías o alguno de los dos cibercafés que hay en la zona centro del municipio, o a pescar en la presa “Basilio Badillo”, mejor conocida como presa Las Piedras, con 145 millones de metros cúbicos de agua, con gran variedad de especies como tilapia, lobina, carpa y bagre, entre otras.
Cada verano unos 20 muchachos se unen por dos o tres meses a la industria de la construcción en Canadá.
“Un contratista originario de Ejutla viene cada año por ellos”, explica Michel Santana; “y se va todo el razal bien a gusto, les dan el pasaje gratis ida y vuelta”.
En diciembre de 2008 Andrés Manuel López Obrador visitó el municipio, una asistente del ex candidato presidencial le dijo a Jesús Naranjo: “Aquí la gente se ve alegre, más o menos vestida, ningún harapiento, ya hemos recorrido otros lugares desde la costa y vemos que la gente está bien jodida”.
—¿Aquí de qué vive la gente?
—La gente vive de los que están en Estados Unidos, aquí no trabajan los que tienen uno o dos (familiares) allá.
La presidenta municipal evalúa el nivel de seguridad como bueno, donde todavía los niños pueden salir a jugar a las calles en la noche y sin temor de que sean secuestrados o algún auto los atropelle. Además de disfrutar la tranquilidad del lugar, aprecia “el poder levantarse, salir a las calles y saludar a la gente, el saber que si necesitas algo tu vecino podrá ayudarte, si sales de tu casa le puedes dejar las llaves a cualquier otra persona para que la cuide y no hay ningún problema”.
La migración es un fenómeno cultural. Según Michel Santana, “nadie se va de Ejutla por ser pobre. Todos somos pobres por igual. Ya es algo tradicional que la gente se vaya, aquí no se mueren de hambre”.
Texxtos: Fabián Ramírez Flores.
PARA SABER
Según el Consejo Nacional de Población ( Conapo) 2010, en Ejutla viven mil 705 personas, 183 habitantes menos que en 2005. Para 2030 se proyecta que en este municipio residan mil 160 personas. En 20 años serán 545 los pobladores que habrán emigrado o muerto.
En 2005 el total de habitantes eran mil 888, 923 hombres y 965 mujeres. Al igual que entonces, la población se sigue concentrando en los grupos de niños, jóvenes y ancianos, de hombres y mujeres de entre cero y nueve años y entre 10 y 19 años, así como de 75 a 79 años de edad.
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