Jalisco

Descalzos pagan manda a la Virgen de Zapopan

Fieles acompañan a 'La Generala' a su santuario, muchos en pago de una manda

GUADALAJARA, JALISCO (13/OCT/2016).- Rigoberto Sánchez camina tomado de la mano de su mujer, Alejandra Belén, en el contingente que acompaña a la Virgen de Zapopan a su Santuario. A su lado, un familiar empuja la carriola de la primogénita de la pareja, Irlanda.

Él va descalzo, con la piel raspando el asfalto. Pasa sobre grava suelta, vidrios, basura y excremento de caballos. Tiene las plantas de los pies negras de suciedad, los talones resecos e irritados; pero no se inmuta porque tiene una manda que cumplirle a “La Generala”.

“Vengo a agradecer por mi bebé. Mi esposa y yo teníamos 10 años sin poder concebir, hasta que le pedimos a la virgencita que nos ayudara y aquí está”, comenta Rigoberto con los ojos húmedos de la emoción.

Desde la madrugada emprendieron camino por las calles de Guadalajara y Zapopan para despedir, junto a miles de tapatíos, a la Virgen de Zapopan, que regresa a su hogar tras meses de peregrinación.

Con aplausos, rezos y vítores, los feligreses abarrotan los costados de las avenidas Vallarta y Américas. Los que tienen vigor y su empleo se los permite, caminan a la par de “La Generala”, y los que no, colocan sillas y bancos para verla pasar, aunque sea unos segundos.

Mientras, aquellos con mandas pendientes caminan descalzos al igual que Rigoberto, sin importar su edad y condición social.

“Oye, ¿sabes si ya viene la Virgen?”, pregunta ansiosa una señora en Américas y Herrera y Cairo, pero no es necesario responderle pues los tambores anuncian su paso a la distancia. Unas cuadras adelante, boy scouts reparten cientos de litros de agua a los romeros sedientos. También se arma la verbena con vendedores de artículos de todo tipo y puestos de alimentos. Los más solicitados son los de atole, tamales y café, sobre todo por aquellos que les tocó madrugar.

Llegando a Zapopan comienza el trayecto más difícil, por las subidas y porque el Sol ya brilla con toda su intensidad. Pareciera que los últimos kilómetros son los más largos, pero nadie claudica y cada vez más personas descalzas se unen al contingente. “¡Viva María! ¡Viva la Virgen de Zapopan!”, exclaman los fieles cuando “La Generala” cruza las puertas de su Santuario. Las campanas de la Basílica de Zapopan repican, algunos lloran y otros aplauden.

La Virgencita ya descansa en su casa.

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